Capítulo 8 La música del príncipe...

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Ya era hora de volver a casa. Su tío vendría a recogerle como venía haciendo desde el incidente del tren. De cierto modo le irritaba que lo tratase como a un crio, pero era cierto que su tío se preocupaba por él y simplemente pretendía cuidarle. Acababa de recibir una llamada de él avisándole que pasaría por la escuela en diez minutos como mucho. Y el había decidido salir de una vez para esperarle.

Cuando recogió su mochila y la colocó en su hombro, se percató de la única hoja que quedaba en su pupitre. No pudo evitar suspirar con cierto agobio al verla, su tío le había insistido en que le permitiese al delfín participar en la mini selección que estaba organizando para elegir a su acompañante. Oponerse había quedado fuera de discusión en el mismo momento en que su tío lo menciono, sería una pérdida de tiempo de todas formas. La tomó con resignación y decidió llevarla a su destino, a esas horas el delfín seguramente ya habría vuelto a casa y podría dejarle el papel en su pupitre sin que nadie le viera. O al menos esa era la idea hasta que vio a Iruka de pie frente al tabloide de anuncios con su teléfono apuntándole directamente a la hoja que le había dado a Francis al medio día.

-Curioso... -Dijo sin pensarlo demasiado. Esperando ver que pretendía el joven moreno y al verlo temblar ridículamente en estado nervioso mientras intentaba sostener su teléfono, decidió que esperar no era una opción.

Abrió la puerta del salón y ni así él delfín pareció notar su presencia en el lugar. Caminó hasta quedar a sus espaldas y pudo ver que intentaba tomar una fotografía con la aplicación de la cámara de su celular. No pudo evitar preguntarse porque hacia aquello si por la tarde evidentemente le había rechazado... Sacudió su cabeza ante ese pensamiento. ¡No! No le había rechazado a él. Para empezar él no le había llamado, Robert lo había hecho, se corrigió para dejar en claro que había sido Robert el rechazado. ¡No él! Pero volviendo a lo que acontecía frente a él en ese instante no conseguía comprender a aquel joven delfín.

-...- Guardó silencio mientras caminaba en el salón sin que el chico pareciera notarle, cruzándose de brazos al percatarse de que el objeto que quería inmortalizar en la fotografía era en efecto su anuncio de acompañante. La cuestión era clara ahora, el delfín sí quería audicionar y como todo adolecente supuso que una fotografía le ahorraría el trabajo de copiar. Pero ¿Por qué no tomaba la foto y ya? ¿Acaso no sabía utilizarla? ¡Espera! ¿Por qué tiembla tanto? Se cuestionó. ¿Se habrá enfermado? Ahora que lo pensaba por la mañana cuando se habían encontrado lucía un semblante algo pálido y ojeroso. Pero no podía imaginar a aquel joven castaño tan fastidioso enfermo ¿Y si no estaba enfermo? Pero al observarlo era claro que el delfín estaba temblando, aunque parecía un temblor más bien nervioso. ¡Sí, eso tenía que ser! ¡Seguramente el delfín estaba nervioso! Aunque... Quizás debía comprobarlo y tal vez si tenía razón burlarse un poco de su cara al verse acorralado... ¡Tenia que cobrarse el desplante del medio día!

- ¿Tanto así quieres ser mi acompañante? –Le preguntó sin ser consciente de que una sonrisa se había dibujado en su cara cuando el castaño se giró hacia el con gesto de pánico. Quizás ahora le vería intentar negar con todos los dientes que no era cierto, supuso. El Iruka que él conocía terco y contestón como era, le regresaría uno que otro insulto y le callaría la boca por su atrevimiento ¡Estaba seguro!

Sin embargo, inesperadamente el delfín no fue capaz de decir nada, más que palidecer escandalosamente al notarlo tan cerca.

-¡...!

- Toma. - Le extendió la hoja. - Te lo daré sólo porque le prometí a mi tío que te dejaría intentarlo. - Dijo, sin poder evitarlo en su tono gentil habitual, que pocas veces usaba con el moreno frente a él, aunque este pareció crisparse brevemente. No había sido su intención dársela personalmente, pero era obvio al menos para él que el delfín la iba a necesitar si realmente pretendía seguir con su burla de convertirse en su acompañante.

Strings & PianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora