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Martin estaba contento, se duchó, se cambió, se perfumó y se peinó, y ya estaba listo para ir a ver aquella película.
Edward y Oswald también se arreglaron, así que a las 4:30 salieron de casa a pie y fueron directo al cine.

-Okay, la función tardará un poco en comenzar... Ya entregué los boletos, ¿quieren palomitas?- preguntó Ed.

-Eso estaría bien. Yo iré apartando el lugar.-

Ed fue a comprar las palomitas, y Oswald entró a la sala de cine junto al niño.
Unos minutos después, Ed se sentó junto a ellos, con un gran recipiente lleno de deliciosas palomitas que compartieron entre los tres.

(...)

-Al final la película no estuvo tan mala ¿no?- preguntó Oswald , caminando hacia la salida del cine.

-No, creo que fue bastante graciosa.- admitió Ed.

Cuando salieron, había muchos vendedores. Uno de ellos llamó la atención de Ed: un señor que vendía manzanas con caramelo.

-Oh.... Que rico.- dijo Ed, y se desvío a preguntar el precio. -Disculpe señor, ¿a cuánto las vende?-

-2 dólares cada una.-

-Genial. ¿Quieres una Oswald?-

-No, no, gracias.- negó el pelinegro.

-¿Y tú, Martin?- el niño negó con su cabeza. -Bien. Deme una.- pidió Edward, le extendió el dinero y el hombre le dió su manzana.

Siguieron caminando en las escaleras, cuando de pronto Martin apunta hacia un vendedor.

-¿Qué? ¿Qué vende?- preguntó Oswald, tratando de enfocar su mirada.

-Creo que son... Juguetes variados- dijo Ed.

-Bueno... Vamos a verlos. ¡Eh, señor!- gritó Oswald, y el hombre se acercó con todo y sus productos.

-Buenas tardes señores, miren, traigo muchos juguetes para el pequeño.- sonrió, mostrando todo lo que traía. Espadas de plástico con luces, maracas, carritos de juguete... Pero una cosa en especial pareció atraer a Martin.
El niño tomó entre sus manos una cámara.

-¿Una cámara? No creo que tome fotos de verdad ¿O sí?- cuestionó Ed al vendedor.

-En realidad es una cámara de verdad, solo que está adaptada para niños.-

-¿Te gusta, Martin?- preguntó Oswald al pequeño, Martin asintió. -Bueno... ¿Y cuánto vale?-

-Está en 10 dólares.-

Oswald sacó su cartera, y le extendió los 10 dólares. De niño, él nunca pudo disfrutar de un cumpleaños feliz, al igual que Edward. Así que al menos querían que Martin fuera la excepción, aparte que era casi seguro que Martin nunca había celebrado su cumpleaños anteriormente.
No es como que supieran cuidar a un niño, pero hacían lo que podían.

-Aquí tiene.-

-Gracias- dijo el hombre, y se fue.

Martin, en respuesta, abrazó las piernas de Oswald y Edward fuertemente, feliz.  Luego corrió a ponerse enfrente, apuntando con su cámara.

-Oh, creo que el cumpleañero quiere tomarnos una foto.- dijo Oswald.

Posaron, y Martin tomó su primera fotografía.

Después, Martin quiso tomarse una foto con cada uno, primero con Oswald, y luego con Edward

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Después, Martin quiso tomarse una foto con cada uno, primero con Oswald, y luego con Edward. (He aquí los personajes. Porfavor, imaginemos que traen la misma ropa y es en el mismo lugar.)

)

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Y después de eso, se dirigieron a casa

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Y después de eso, se dirigieron a casa.

(...)

Al llegar, Martin estaba cansado, y no tenían hambre por haber comido tantas palomitas.
Ni Martin, ni Edward, ni Oswald, recordaban cuando fue la última vez que se habían divertido tanto como hoy.
Así que Oswald y el niño se recostaron en la cama, y sin darse cuenta, se quedaron dormidos, después de ese agradable día.
(Créditos al dibujante).

Edward sonrió ante esa tierna escena, le acarició el cabello rizado al pequeño y observó por unos minutos las lindas mejillas rosadas de Oswald, aún con esa sonrisa en su boca

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Edward sonrió ante esa tierna escena, le acarició el cabello rizado al pequeño y observó por unos minutos las lindas mejillas rosadas de Oswald, aún con esa sonrisa en su boca. Se veía que estaban durmiendo muy plácidamente.

Los cubrió más con la manta, y como él aún no tenía sueño, fue al baño a lavar sus dientes, cuando de pronto escuchó una voz.

"Alcohol." (Nygmobblepot)Where stories live. Discover now