CAPÍTULO VI

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Wang Yibo nació en noble cuna, siendo hijo del Conde y la Condesa de Arainis, tierras las cuales pertenecían al reino de Altaria.

Yibo y el príncipe Zhan compartían año de nacimiento, por lo que cualquiera creería que por la intima amistad de la condesa y la reina, ambos niños se criaran juntos, o por lo menos se conocieran, pero esto no era así.

El rey prohibía a cualquiera acercarse al pabellón donde el pequeño príncipe residía, y al pequeño se le prohibía salir de este, por lo que, era prácticamente imposible que se conocieran, o al menos eso creían.

Un día, la Condesa acudió en visita de la reina como era su costumbre, y el pequeño Yibo de tan solo nueve años, le acompañó, los príncipes Xiao Yuan y Xiao Wei, jugaban a las escondidillas con él, esta vez Yibo seria quien buscaría, y mientras buscaba, se perdió.

Fastidiado de dar vueltas y vueltas sin poder regresar, se sentó y decidió esperar, pues aquel lugar estaba lleno de guardias y tarde o temprano alguno pasaría por ahí. El tiempo pasaba y ningún guardia aparecía, así que decidió intentarlo de nuevo, pero esta vez logro ver que alguien entraba en uno de los salones que se encontraban en el lugar, curioso se acerco para ver si esa persona le podía ayudar.

-oye, me he perdido, tú me puedes ayudar? - preguntaba el pequeño Yibo al niño que se escondía tras aquella puerta

-tu... tu no debes estar aquí- decía el pequeño

-eso lo sé, pero me perdí, y no sé cómo volver, ya esperé mucho tiempo y ningún guardia ha pasado por aquí -

-aquí no hay guardias, solo regresa por donde llegaste- repetía aquel niño sin mostrarse

-ya te dije que me perdí, y no se como volver, tu debes de saber cómo ¿tú me puedes ayudar? - preguntaba asomándose un poco por la puerta.

-hmm- asintió- a donde debes volver?

-estaba con mi madre y la reina...-

-tu estabas con mi mamá? - interrumpió el pequeño

-no, con mi madre y la reina, te lo acabo de decir- decía el pequeño

-por eso, la reina es mi mamá-

-entonces tu eres un príncipe!!- exclamó Yibo ante aquel descubrimiento- vamos tu puedes llevarme, ya extraño a mi mami- decía el pequeño con puchero

-puedo decirte como llegar, pero no puedo ir, mi padre me prohibió salir de este lugar-

-eso es triste, quería jugar contigo-

-no puedo, no quiero ser castigado, así que... si vas a donde mi madre recibe a las visitas... solo sigue derecho por ese camino y en donde encuentres la estatua del león gira a la derecha, ahí debe haber un guardia, él te llevará- indico el pequeño príncipe

-gracias, oh! Y ¿cómo te llamas? -

-ehh??- se sorprendió ante la pregunta

-si como te llamas, conozco a los otros príncipes, pero a ti no, eres muy bonito- dijo el pequeño, aunque apenas podía notar un poco de la apariencia del príncipe- quiero saber cómo te llamas-

-mmm- dudo un poco- me llamo Zhan, Xiao Zhan- dijo sonriendo

-bien, gracias Xiao Zhan, adiós-

-ehh!!, no le digas a nadie que me viste, no quiero que padre me castigue- suplico el pequeño

-esta bien, adiós- se despidió del pequeño y siguió su camino.

Tal y como el pequeño le dijo, encontró al guardia y este le llevó con su madre, quien ya comenzaba a ponerse nerviosa por la ausencia de su pequeño, y la reina reprendía a sus hijos por no cuidar del menor. Sin embargo, Yibo no podía dejar de pensar en ese niño tan bonito con piel de nieve que había visto en aquel lugar. La visita de la condesa terminó, y regresaron ella y el pequeño a Arainis,

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