Un amor entre dos villanos, con sed de venganza. Dos personas celosas de ese amor. El mundo en contra de ellos.
Los dos darían su vida por el otro.
Pero no olvides esto:
"Sin sacrificio, no hay victoria"
¿Podrán tener al fin sus finales felices?
¿...
Después de la batalla todos encontraron las maneras de calmarse y de seguir adelante.
Wade estaba siendo apoyado por su mejor amiga, Vanessa. Pero después del funeral del castaño el dolor no se iba.
Los Vengadores volvieron a su guarida, excepto Pietro y Wanda. Quienes decidieron quedarse en la mansión para ser jóvenes mutantes y orgullosos.
Erik y Loki decidieron mudarse a una casa cerca de un lago. Alejándose de todos y todo para llevar una vida pacífica y normal.
Los x-men siguieron entrenando y concentrados en seguir unidos, aceptaban en la mansión a cualquier joven mutante que deseaba vivir en un lugar sin limitar sus poderes.
Logan y Peter Maximoff decidieron comprometerse para casarse en un año. Todo iba tan bien.
Todo era paz. Ellos sabían que tal vez no duraría tanto, pero la aprovecharían.
Por que viniera lo que viniera... Ellos lucharán por la gente que aman y por los que no podían protegerse.
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Loki abrazaba a Erik. Ambos por fin estaban en un lugar hermoso y calmado.
— ¿Que opinas de los bebés? — Loki se atragantó al escuchar eso.
— ¿Qué?
Erik miro el agua. — ¿Que opinas de un bebé?
— ¿Quieres uno? — está vez Loki nervioso por la respuesta acarició la mejilla del de ojos azules.
— ¿Yo? Si, ¿Que opinas tú? —
Loki sonrió y beso lentamente a Erik intentando mostrar todo el cariño que sentía.
— Tal vez algún día lo intenté con mi magia. — dijo Loki sonriendo.
Erik se imaginaba una segunda oportunidad para sostener a una criaturita entre sus brazos. Y sé emociono más al pensar que junto a ellos también estaría el pelinegro que le robó el corazón.
Ellos eran felices al fin. Dijera lo que dijeran los demás.
Ellos al fin podían sentir el amor.
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— Gabriel falló padre, falló igual que apocalipsis. — una fémina con piel azul se acercó al trono.
— Te dije que nos enviaras a nosotras. — murmuró con enojo otra chica de piel verde.
— Tendré que hacerlo yo. Vamos a darles falsas esperanzas y cuando llegue el momento... Los aplastaremos.
El titán con piel morada sonrió con maldad y alzó el puño en donde tenía el guantalete.
La paz se acercaba a su fin.
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