Capítulo 11

690 63 5
                                    

Red me daba golpecitos torpes en la espalda mientras lloraba como una Magdalena y luego de un par de minutos finalmente se aclaró la garganta y habló dando un paso hacia atrás hasta quedar frente a mi con sus manos en mis hombros.

-Nunca creí que fuera posible verte asi de vulnerable.

No dije nada y el sólo se limitó a mirarme por los siguientes 30 segundos hasta que volvió a hablar.

-Estas fría .- dijo poniendo una de sus manos contra mi mejilla apenas tocándola y yo seguía sin decir palabra alguna. Las lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas y mi garganta parecía tener un nudo ciego.

-Ven conmigo-dijo autoritarimente

-No.- logré decir.- no te conozco

-Pues yo digo que para no conocerme eres bastante atrevida y no tienes problemas de confianza. Y si mal no recuerdo a la primera oportunidad te reíste en mi cara

Me sonroje al recordarlo.

-De todos modos no ire contigo a ningún lado.- dije limpiando mis lágrimas con el dorso de la mano y cruzandome de brazos orgullosa.

Nuevamente habia levantado la barrera de asfalto entre Red y yo.

Me miró sin expresión alguna en su rostro y camino hasta su motocicleta que habia dejado unos metros adelante montándose en ella.
No pensaba ir con el a ningún lado. No lo conocía en absoluto y las pocas veces que habíamos intercatuado habia quedado bien en claro la tensión entre nosotros.
No me extrañaba que en cualquier momento quisiera meter mi cabeza bajo las ruedas de su motocicleta.

-Si no traes tu trasero hasta aquí por tu cuenta me vere obligado a ir por el. Y creeme. No te va a gustar. En fin, tu eliges.

-No puedes obligarme a ir contigo.

-Tienes razón.- dijo despreocupadamente  bajando de su motocicleta caminando hacia mi.- Pero soy tu única opción en estos momentos.- y dicho eso se encorvo hacia mi levantándome en el aire hasta ponerme sobre su hombro con la cabeza colgando.

-Ba-jame... ¡AHORA!.- gruñi golpeando con los puños su espalda obteniendo un golpe en el trasero como respuesta

-¿Como te atreves?.- dije furiosa mientras me depositaba en el asiento de su auto de 2 ruedas.
De seguro era un niño rico. No le bastaba un auto que pareciera recién sacado de una de las automotoras mas lujosas del país.

-Atreviendome.- dijo despreocupado

-Esto se llama abuso sexual.- le increpe tocando su pecho con mi dedo índice acusatoriamente

-No tienes nada que desee tocar por voluntad propia. He visto cosas "mucho mejores" - dijo mostrándome una sonrisa engreída. -Ponte el casco.- añadió

Me cruze de brazos nuevamente y sacudió su cabeza en señal de frustración.

-¿Eres asi todo el maldito tiempo?.- pregunto visiblemente cabreado

-Solo con los que son unos homosapiens .- aclaré y ví un destello de diversión en sus ojos

-Pues se de algunas chicas que prefieren referirse a mi con el término "Dios" "Todopoderoso", ya sabes.
Lo ignoré mostrándome muy interesada en mis uñas.

-Mira. Yo no pedí esta cara y este cuerpo que vuelve locas a las chicas. No me culpes

-Pues en lo que a mi respecta puedes considerarme un chico. No veo nada atractivo en ti

-No se te nota.- dijo Red poniendo el casco en mi cabeza algo brusco para luego montarse delante de mi y hacer rugir el motor 2 veces.

-¿Cuando volviste por tu motocicleta?-pregunté cambiando de tema

-Un rato después, solo necesitaba gasolina.

-Mmm, no te he escuchado

-Quizás estas sorda-respondió

-Eres tan simpático-respondí sarcásticamente

-Agarrate chico.- dijo antes de salir andando como un rayo.

El viento pasaba por nuestro lado haciendo castañar mis dientes pero Red parecía no afectarse con el frio.
Parecía un chico de hierro.

Esperando que no lo notara me acerqué a el un poco mas deseando que el viento no me enfriara aun mas de lo que estaba.
Bajo su chaqueta podía sentir su abdomen plano y marcado tensandose bajo mi tacto.
Sonreí y un subidon de adrenalina me consumió.
Me aferré un poco mas a el con mi cabeza sobre su hombro y me permiti soñar como se sentiría abrazarlo y besarlo.

-Lamento interrumpir tus pensamientos pero ya hemos llegado.- dijo mirándome por encima de su hombro

No sabia cuánto rato llevaba aferrada a el hasta que me sacó de mi ensueño, pero suponía que hace bastante ya que el motor estaba apagado cuando la realidad me golpeó.

Me ruborize.

-Ten .- dije tendiendo al caso hacia el mientras me bajaba

-Sigues fría.- dijo rozando sus dedos con los míos .- Vamos a entrar

-¿Porque me ayudas? - pregunté

-Porque quiero

-¿Y porque quieres? - insistí

Se dió la vuelta cabreado.

-Escucha. No soy una mala persona, quiero que entiendas eso. Y no te ayudo buscando algo a cambio, si es lo que tu tonta cabezita piensa.- dijo tocando mi frente con un dedo.- ¿Ahora puedes dejar de ser tan terca y simplemente entrar?

Asentí con la cabeza.

La entrada del lugar era grande y rústica. No existía  ningún tipo de árboles o plantas; pero parecía un sitio lo bastante elegante como para un official de alto rango de las fuerzas armadas, o para Red.
Al entrar a la casa me sorprendí al ver una cantidad imnumerable de antiguedades en armarios que fácilmente podían ser del porte de toda mi habitación.
Como si tuviera un imán inmediatamente me dirigí hacia ellos.
Habían decenas de copas y cadenas, brújulas y diversos otros objetos que no conocía, pero un pequeño brazalete con una pequeña esmeralda en el centro llamó mi atención.

Era hermoso

-No se toca.- dijo Red interrumpiendome dejando mi mano a mitad de camino

-Lo siento

Al llegar a la sala pude observar estanterías repletas de libros. Al ver mi cara de sorpresa dijo: - ¿Creias que era un cabeza hueca analfabeta?

-Algo así.- respondí maravillada ante la inmensa cantidad de libros frente a mi

-Preparare algo de comer.- anunció negando con la cabeza con un destello de diversión en los ojos para luego marcharse rumbo hacia la otra habitación que debía ser la cocina.

Me quedé por un momento mas observando los cientos de libros que allí habían y luego le seguí los pasos hasta la cocina.
Allí lo encontré cortando vegetales en una tabla y entonces me pregunté si le gustaría ver mi cabeza ahí: justo al lado de la zanahoria.

Levantó la vista y me sonrió. Como si supiera justo lo que estaba pensando

VENDIDA AL DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora