Negro. Parte 2.

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La cabeza lo estaba matando. Fue lo primero que percibió. El dolor era tan intenso que le provocó arcadas y se inclinó hacía un lado pero nada fue expulsado. Esto sólo hizo más intenso el dolor. La luz brillante del sol se filtraba por la ventana igual que ruidos de la calle. Parecía ser una avenida concurrida y con comercios. El ruido lo molestaba sobremanera. No podía mantener los ojos abiertos.

En la habitación había una figura frente a él, al parecer dormida, vestida de negro. No reconocía las facciones, sus ojos no podían enfocar aún. Trató de pedir ayuda pues el dolor de cabeza le estaba revolviendo el estómago.

-La cabeza- balbuceaba, su lengua estaba entumida- Mi cabeza.

La figura reaccionó y se acercó con presteza a su lado con una sonrisa de felicidad en el rostro.

- ¿Cómo te sientes?, ¿Qué recuerdas? -preguntó.

-Ah, la cabeza- se quejó sin contestar lo que le pareció un sinsentido.

-Sí, claro, aguarda, te traeré algo- aquella persona que lo atendía parecía muy feliz de verlo por lo que le dio confianza y volvió a tirarse en la cama.

Apenas unos instantes le estaba ofreciendo un par de pastillas y agua. Por un momento dudo de poderlas tragar, aunque era preferible intentarlo a seguir padeciendo terrible dolor. Con esfuerzo pudo mantenerlas en su estomago y se concentró sólo en respirar.

Pacientemente la persona esperó a que la medicina hiciera efecto, mientras tanto le acariciaba tiernamente la cabeza. Cuando pudo enfocar vio el rostro de un joven que no podía contener una sonrisa en el rostro y lo miraba con gran admiración. Por fin el dolor comenzaba a arremeter.

- ¿Quién eres? - preguntó con apenas un susurro.

- ¿No me recuerdas?, soy yo, Xiao, Xue Yang- dijo alegremente.

Xiao. Claro, ahora recordaba que su nombre era Xiao, ¿porqué estaba todo tan confuso?

-Lo siento, no puedo recordarte. ¿Quién eres? - dijo amablemente.

-No te preocupes, mi nombre es Xue Yang, hace unos años me ayudaste con mi gato en la carretera, ¿recuerdas eso?

Xiao se tomó el tiempo para buscar en su cabeza que parecía un nido de paja. Pasaron unos minutos hasta que la imagen llegó a su mente. Claro que lo recordaba, había revivido a su gato.

-Ya te recuerdo- le dijo con una sonrisa lo que alegró tanto a Xue Yang que casi se pone a dar saltitos.

-Bien, eso es maravilloso. Nos volvimos a encontrar hace unos meses, ahora somos grandes amigos.

Por más que se esforzó en tratar de recordar algo más no pudo. Se empezaba a sentir algo mareado.

-No te preocupes, estamos a salvo. Relájate. Te traeré algo de comer para que recuperes fuerzas, ya habrá tiempo para hablar.

Antes de salir de la habitación miró a Xiao con una radiante sonrisa en el rostro lo que provocó que él le sonriera también. No podía creer que el niño que había ayudado había crecido tanto. ¿Cuántos años habían pasado desde ese día? Su cabeza le mandaba recuerdos en desorden y el mareo volvió. Trató de relajarse, lo que sea que había le estaba pasando de seguro Xue Yang le contaría. Le parecía alguien en quien confiar y se notaba que lo estimaba mucho. Aún guardaba en él algunas facciones del niño que ayudó en la carretera... El niño...

-Sólo un niño- murmuró sin saber el porqué y su corazón se estremeció un poco. Había algo que luchaba por abrirse camino en su cabeza, pero no supo qué era. No quiso forzar su mente en ese pensamiento temeroso de que la migraña volviera y suspiró. Ya habría tiempo de pensar sobre eso.

No Imaginaba (En edición)Where stories live. Discover now