Capítulo 4

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—¿Estas bien?—volvía a hablar aquel hombre en un perfecto acento ingles.

          Raúl tenia la dificultad para entender ese idioma, que con fluidez mostraba este característico personaje.

—Vamos a llevarte a una habitación, parece que no lo has adquirido aún—mientras Raúl era llevado a una habitación cercana junto a las otras cuatro personas, pudo entender la ultima frase dicha por el hombre ingles de ojos morados, y en su mejor intento por hablar el dialecto preguntó:

—¿Que es lo que aun no he adquirido?—entraron al fin a esa habitación, donde sobre una chimenea descansaba un gigante cuadro del ángel Miguel, con su evidente representación de la superioridad ante el demonio.

—El don de la inmortalidad—respondió la mujer que los acompañaba vistiendo un sombrero marrón, pero hablaba en un ingles mas entendible de origen Norteamericano.

—¿Que es lo que me ocurre?...¿que es lo que está sucediendo?...¿pueden hablar mas lento?—mientras lo sentaban en un sofá, sentía como si sus energías se desvanecieran, viéndose mas en su voz apagada.

          La razón de no haberle respondido era por el hecho de que ninguno de los dos lo entendía bien en aquel balbucear en castellano. Al mismo tiempo dos personas y la entidad Teriaxum se quedaban parados de un lado de la habitación, mirando sin ninguna emoción lo que sucedía, mientras era tomaba un matiz mas y mas oscuro que desde el instante que entraron.

—No te duermas, ¡¿escuchaste?!, no lo hagas—decía el hombre con el acento de ingles, cuando frente a él, de los ojos de Raúl emergía mas sangre que llegaba hasta su boca.

          Hacían lo imposible para poder detener el sangrado, intentaron vendarle los ojos, fue entonces que el flujo sangriento se detuvo, pero la venda había quedado impregnada de ello.

          Raúl recobró los sentidos en una habitación rustica, de paredes rojas y de techo de un amarillo rancio, se sorprendió al sentir lo que estaba en su rostro, una venda lo cubría junto con sus patillas largas, no sentía dolor, por lo que intento quitársela, pero una voz a la distancia de la estancia le dijo:

—No te la quites aun, te espera aguardar y sanar—este personaje tenia ese característico acento ingles, que torpemente Raúl respondió también en ingles, comenzando así la conversación en este idioma:

—¿Donde estoy?, ¿que me ocurrió?.

          El hombre se levanto de lo que parecía ser un sofá al extremo contrario de la habitación donde la cama residía.

—Al pasar esa puerta, al igual que todos, como yo, la mansión oscura revelo tu verdadera naturaleza.

—¡¿Acaso mi verdadero yo es ciego?!—replicó Raúl.

—Es el alma, tuve la duda al principio de quien seria el tercero de nosotros, y la verdad no esperaba que quedaras ciego, tu entidad me lo aclaro todo, estas ciego porque así también es tu alma, tu conciencia esta no solo nublada por prejuicios, sino de una idea errónea de tu entorno, ¿sera que me explico mejor diciéndote por que tus padres murieron?—el hombre se acomodaba a un lado de la cama mirando a Raúl recostado.

          Inmediatamente le invadió el cólera a Raúl, no lo expresaba, pero deseaba poder estrangular a esa persona que no podía ver pero si escuchar. Se preguntaba como un completo extraño tenia acaso el conocimiento sobre la vida personal de Raúl, un secreto que mantenía con el hasta ese preciso instante.

—¿Como sabes eso?—pregunto Raúl mostrando furia en su tono de voz.

—Me lo dijo Teriaxum—se relajo un poco, porque desconocía los limites del demonio.

Maldad Oculta: El finWhere stories live. Discover now