Un salto de fe

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Capítulo 39

Lo primero que veo al llegar a mi casa es la hermosa figura de mi madre haciendo la comida. Dejo las llaves de la moto en el llavero y me quitó la chaqueta. Me siento en un banco de la barra y recargo mis brazos.

-¿Cómo te fue, querido?.- mi madre termina de picar unas verduras.

-Regular.- le digo mordiendo una manzana

-¡Uhh!. Por cierto tu amigo. Este chico.... ¿Cómo se llama?.- mi madre se limpia las manos en el mandil

-¿Armando?.

-¡El mismo!, esta aquí, esta en el baño

Armando siempre viene a mi casa sin avisar, no es una sorpresa que este aquí. Armando sale del baño y camina con una amplia sonrisa hacia nosotros.

-Tenemos que hablar.- me dice y dirige a la sala.

-¿Que paso?

-Primero siéntate.- me dice con los ojos muy abiertos.

-Enserio me estas empantanado. Lo digo en serio.

Armando agacha la cabeza y se recarga en sus manos, como si no quisiera decirme. Suspiro. Me quitó los zapatos y me reclino en el sofá con los ojos abiertos. No creo que lo que me pueda decirme llegué a afectar. No ahora que siento que todo va de maravilla.

-Tienes que tomar esto con calma.- dice muy despacio.

-Ya suéltalo, hermano.- le doy una palmada en la espalda y me mira muy fijamente.

-¿Recuerdas a Steve?.- asiento con la cabeza.- Y también conoces a Evangeline...- lo paro en seco.

-Mira,hermano... Quisiera no hablar de ella. Ahora estoy con Chantal. Evangeline, hizo bien al ponerme un alto.

-¡Escúchame, hermano!.- me sacude por los hombros.- Ella, también está con Steve. ¿No los viste?, toda la universidad los vio.

Al escuchar a Armando, el corazón se me paraliza por un segundo, las manos me empiezan a sudar y mi respiración está entrecortada. No creí nunca escuchar esto. Bueno tal vez si que este con alguien. Pero no con el cabrón de Steve. No puedo decir que soy mejor que el o que el es mejor que mi. Pero si estoy seguro que ella merece alguien menos dañado que yo, y si ese es Steve, esta bien. Si ella es feliz yo también lo soy. Aparte tengo a Chantal y tratare de ser feliz con ella, y descubrir que es lo que le provoca tanto dolor.

-Esta bien, me alegro por ella.- susurro tratando de controlarme

-¿Que paso con eso de luchar por ella?

-Ya no. Realmente espero que le vaya muy bien. Sabes, hermano, he entendido que también se ama dejando ir a las personas. Ahora tengo que concentrarme por lo que realmente es importante.

-¿Qué es importante?.

-Los olímpicos. Esa siempre fue mi prioridad. Nunca debí de haberme distraído.... ¡Ah!, y Chantal.

Nos quedamos en silencio por un rato y yo sigo recapacitando todo lo que esta pasando. Quisiera saber si realmente ya no me importa lo que pase o deje de pasar con Evangeline. ¡Por Dios!, no puedo enamorarme de la noche a la mañana. Reconozco que es una chica muy especial, a pesar de que no es muy dotada de belleza.

-¿Iras a la fiesta, esta noche?.- Armando me pregunta encendiendo un cigarrillo.

-Al parecer si. Chantal estaba muy emocionada por asistir. ¿Tú iras?

-Creo.- se encoge de hombros y le da una jalada a su Malboro rojo.

Sólo tengo que olvidarme de todo esta mierda. De Evangeline. No creo que ella hubiera sentido algo por mi, y aún que lo intentara, nunca conseguiría ser un digno candidato.

"La amiga fea"Where stories live. Discover now