Felicitat

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-???-
-Presente-

Estaba completamente despierto mirando el techo de mi habitación de forma cansada, sentía mi cuerpo dormido pero mi mente más activa que nunca y como todos los días necesitaba tenerlo en mi cuerpo para sentir que estoy vivo.

Me levante de la cama y fui directo al baño, levanto unas cuantas cosas para por fin encontrar lo que necesito, cocaína, comienzo a acomodarla en el lavabo, líneas finas que absorbo con destreza para sentirme mínimamente relajado, estaba apuntó de vestirme para ir al colegio cuando siento mi cuerpo vibrar, ya estoy despierto, una sonrisa fina con mis perfectos dientes y por último mis pupilas dilatadas.

Una polera celeste cielo corta como un top para resaltar mi perfecto vientre plano además unos jeans negros que hacen resaltar aún más mi cuerpo -A desayunar- digo en voz alta para moverme al primer piso pero escucho la puerta sonar -Joder justo en este momento, ¿quién mierda me necesita?- bajo las escaleras para abrir la puerta en la que encuentro la sonrisa más pura del mundo -Horacio, mi niño aún no desayuno ¿me esperas?- el de cresta además de demostrar su linda sonrisa también se veían ojeras en sus pequeños ojos pero sinceramente me importaba una puta mierda -GUSNABO!! MIS PADRES ME SACARON DE CASA MÁS TEMPRANO ASÍ QUE DECIDÍ VENIR A VERTE PARA IR AL COLEGIO- cuanta alegría de mierda desprende este chico -Pues entra y comemos algo aunque creo que has engordado un poco estos días- no podía ver ni su cuerpo por la polera gigante que traía pero me encanta ver su cara de tristeza al mencionar su peso.

-Tienes razón no debí comer tanto en vacaciones, mejor desayuna tú y yo te espero- comencé a caminar directo a mi cocina en la que encendí la cafetera y puse unos huevos en el sartén para comenzar a revolver, todo estaba correcto aunque la verdad mi subconsciente sabía que por culpa de la droga mi apetito iba a variar completamente y tal vez vomite después -solo voy a tomar el café que le den por culo a los huevos- dije sin mirar a Horacio porque sabía que él iba a apoyar esa decisión sin rechistar.

Cogí el sartén en el que estaban los huevos y tire todo a la basura para coger la cafetera poner el contenido en una taza y beberlo lentamente -¿Como están las cosas en la vida de Horacio?- pregunte relajado mientras me recargaba en la mesa -Pues mi madre y mi padrastro están bien y yo no me puedo quejar las cosas empiezan a mejorar en mi vida- las ojeras y el uso de ropa más grande de su talla me parecía todo lo contrario a lo dicho -Pues mi vida va mejor que nunca, digamos que soy el puto amo del lugar, soy bellísimo y todo el mundo está a mis pies querido Horacio, no puedo estar mejor, soy Dios- dije aun sabiendo que Horacio no me pregunto.

(Nadie te pregunto Gustabo, NADIE)

Soy el hombre más perfecto de esta ciudad y nadie podía decir nada en contra a eso, soy magnífico, vivo la vida al límite y todos los hombres me desean, soy el ser más óptimo en persona, sin nada de escrúpulos claro.

Narrador

Gustabo era el más hijo de puta de la ciudad, su ego lo deja cegado de la realidad en la que vive, un pobre diablo sin familia y muy por encima un drogadicto de mierda, no tenía a nadie que se preocupara por él solo Horacio que era un ser tan frágil que ocultaba tantas cosas....

Al final en Los Santos pocos son los que se salvan de tener una vida de mierda y Gustabo desde los 14 se dio cuenta de aquello, consumo de drogas, egocentrismo, manipulación, control esas eran algunas de las formas en las que se puede describir a ese adolescente, ya que...

Si Gustabo quería algo nadie le podía decir que no

-Pues vamos al maldito secundario- dijo el joven más alegre que nunca para después coger la mano de su "amigo" y votarlo de la silla logrando que las piernas del menor fallen y que cayera al suelo -¿No puedes ser más inútil?- camino sin levantar al pequeño que con ojos llorosos intentó levantarse sólo.

-Sin editar-

 𝐇𝐞𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora