Sun & Moon.

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Con una toalla pequeña colgando en su cuello para evitar humedecer la camiseta limpia, salió del baño y caminó descalzo hacia la habitación de JaeHyun.
Aún en su cabeza no dejaban de dar vueltas aquellas cosas que había recordado, aquellas cosas que había sentido tanto durante el día como mientras estaba con JaeHyun, allí, en la sala.

Sí, había reflexionado tal y como Key le había dicho, y por mucho que se sintiera extraño admitirlo porque, vamos, joder, no era un humano ni tampoco un demonio, debía decir que sí, sí, sentía cosas por el doctor Jung que no tenían que ver precisamente con lo que había pasado con ellos antes de que el castaño perdiera la vida.

Sabía cosas importantes, bastante importantes, como por ejemplo el hecho de que JaeHyun, a pesar de que ahora era un humano, estaba rodeado por ángeles: JungWoo, Yuta, Taeil, JaeMin e, incluso, JiSung, aquel niño que tenía demasiadas complicaciones de salud.
Una de sus tantas preguntas era, ¿por qué mierda JiSung tenía problemas de salud si era un ángel? Y eso, inmediatamente le llevaba a pensar en aquella marca que le dijo Mark que JaeHyun tenía; y es que si bien sólo los Ángeles de la muerte podían marcar a las almas próximas a dejar el mundo terrenal, siempre podía existir la posibilidad de que los ángeles -más específicamente JiSung en este caso- hubiera marcado a JaeHyun para tener su alma cuando pasara al plano espiritual, pero eso le llevaba a hacerse otra pregunta; ¿por qué el alma de JaeHyun era tan importante? Sí, era probable que JaeHyun hubiera sido un ignis alas en su vida pasada, pero eso no significaba demasiado en su vida actual si había nacido como un humano común y corriente y, ahí estaba otra vez una pregunta nueva; ¿JaeHyun era un humano común y corriente? Y, eso, era más complejo de responder.

También estaba el tema de que Camille se hubiera encargado de cuidar a JaeHyun durante toda su vida, haciéndose pasar por su madre. Y el hecho de que Johnny, definitivamente, debía saber algo.

¿Y qué tenían que ver sus recuerdos con todo esto?

¿Qué tan cierto era que él, Lee TaeYong, había matado a Jung YoonOh? El, quizás, último ignis alas.

Si es que realmente lo era porque, según lo que recordaba -eran datos casi como de cultura general en el infierno- el último capaz de controlar el fuego, fuese de un modo u otro, había sido ChanYeol.
¿Si es que quedaba algún sucesor para el cambio del dominio del infierno para dentro de millones de años más? Quizás se vería con el tiempo. Lucifer reinó el infierno sin saber que podría dejar a alguien más a cargo, y fue así por varios millones de años.

Se detuvo en seco cuando entró a la habitación y se encontró con que JaeHyun estaba sentado en la silla que normalmente utilizaba en su escritorio, pero ahora frente a aquel teclado, con su cabello húmedo y, también, con una toalla descansando sobre sus hombros.

Mierda.

Quizás se había demorado demasiado tomando aquella ducha.

—Perdón si tardé mucho. —murmuró con voz suave, realmente pidiendo disculpas.

No había que ser un genio para saber que JaeHyun se había dado una ducha en el baño que daba hacia las habitaciones de DoYoung y Johnny.

Frunció las cejas hacia arriba con una expresión ligeramente lastimera cuando JaeHyun volteó un poco con su silla y le miró con cierto deje de sorpresa.

—No hay pro-

¿Escuché la voz se TaeYong? ¡T-Yong! Soy yo.

JaeHyun cerró la boca abruptamente y rodó los ojos cuando la voz de JaeMin resonó por toda la habitación con un entusiasmo tal que no parecía haber estado haciendo ejercicio durante la tarde.

Ángel de la Muerte.《JaeYong》Where stories live. Discover now