Prologo La Destrucción Del Gran Planeta

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Era el lejano año 1882 en la tierra, pero en el planeta Bio ya estaban en el siglo XXIX, 2834 para ser precisos. Los ciudadanos del planeta, llamados biomanos estaban preocupados por la amenaza del G-Empire, pero también estaban arrepentidos por haber hecho al líder del tal imperio, el que ellos conocían como G-man. Hace dos siglos habían creado al primer androide con consciencia propia y con la gran capacidad de generar su propia energía y con un cerebro biomano, los primeros meses fue todo un éxito. Pero medio año después asesinó a sus creadores y escapo junto con todos los prototipos que habían salido mal. Los biomanos no le tomaron importancia, pero cometieron un gran error. La primera inconsciente fue que todos los que fueron asesinados por G-man no tenían el cerebro, pensaron que era una venganza por lo que habían hecho con el dueño del cerebro que ese androide portaba. En dos años todo volvió a la normalidad, la raza biomana se fortalecía y se hacía más longeva, también la tecnología creció enormemente creando al primer robot gigante.
Por precaución, los androides que crearon no tenían cerebro biomano, y solo se crearon 5 androides con cerebros de personas inteligentes, entre ellos estaba Stevo, que tenía la forma de un adolescente y con una forma androide secreta que servía para las batallas y que exponía su carcaza metálica de color plateado y azul. Stevo tenía implantada la orden de no cometer los errores que G-man había cometido, y el estaba de acuerdo. La masacre había dejado a todo el planeta sin los mejores tres pensadores que habían sido asesinados, y como sus cerebros fueron extirpados por G-man no podían darles un nuevo cuerpo mecánico.

Era una tarde de septiembre cuando el G-Empire atacó al Planeta Bio. Como parte de su vida de androide, Stevo vivía en el edificio de la sabiduría, donde los líderes del planeta gobernaban y donde los pensadores y los cinco androides con cerebro biomano trabajaban y habitaban para hacer del universo un lugar mejor. Aparte de los biomanos, la única fuente de vida era el planeta Tierra, en la galaxia Vía Láctea. Y si los biomanos estaban en peligro de extinguirse, tenían un plan de respaldo para enviar a 5 biomanos al planeta tierra y unir a las dos razas cuando fuera el momento.
Stevo miraba el hermoso cielo morado desde la ventana más grande de su habitación. Pero desde el cielo descendió una gran nave con forma de engranaje, sello personal de G-man. La nave empezó a disparar misiles hacia la ciudadela, la capital del planeta Bio. Los cinco androides especiales se reunieron para luchar contra G-man, activando su modo de batalla. Rápidamente G-man entró al edificio de la sabiduría, pero no iba solo. Detrás del malvado androide había tres androides con la apariencia similar a tres de los creadores del propio G-man.
— ¡Planeta Bio! — Grito G-man—. Es interesante volver a vernos. Ya no soy su rata de laboratorio, soy Zadar, emperador de las máquinas y hoy sus crímenes morales serán castigados.
Stevo apenas pudo notar que sus compañeros iban tras Zadar, como ahora se hacía llamar. Pero afortunada, o desafortunadamente, Zadar atacó de un solo golpe a los cuatro androides, haciéndolos polvo al instante. Ahora sólo quedaba él. Sin dudarlo corrió hacía Zadar para atacarlo, pues era uno de sus objetivos. Zadar parecía debilitado por lanzar aquel ataque que eliminó a sus compañeros de su mismo tipo. Sabía que Zadar era como él, un androide con cerebro biomano, pero no podía reconocerlo como alguien de su tipo por lo que había hecho. Golpeó la cabeza de Zadar, logrando abollarle la mejilla izquierda y siguió con el siguiente golpe dirijido a su pierna, que se ocultaba por la capa negra que llevaba. Zadar ni se vio afectado por tal golpe, en cambio sólo lo lanzó por el aire Stevo se estrelló contra una pared y sintió como un mecanismo dentro de él se rompió. Volvió a su forma civil, pero no totalmente pues sólo su cabeza, manos y pierna izquierda volvió a la normalidad, el resto de su cuerpo seguía con la carcaza metálica expuesta y ya no podía reparar tal daño de momento. Entre la confusión Stevo logró levantarse, pero Zadar no había terminado con él. Con una fuerza que ni Stevo poseía, Zadar tomó su brazo derecho y empezó a rotarlo de una forma que lo dañaría.
— Es una lástima que trabajes para estos animales—le susurró Zadar con una pequeña risa—. Eres de mi tipo y serías un gran compañero, pero... Decidiste atacarme y eso no lo dejaré pasar.
Y de un solo movimiento le arrancó el brazo y dejando colgados varios cables que sería difícil reparar. Zadar no lo remató, tal vez por ser uno de su tipo, y solo cruzo la puerta que llevaba a la sala en donde los líderes se reunían. Solo escuchó disparos y gritos desesperados de los líderes que pudieron evitar la muerte. Stevo pensó que ya había perdido al igual que el planeta Bio, el plan de respaldo estaba apto para hacerse, pero sin ningún líder vivo no estaba seguro si había tiempo para ejecutarlo.
Cuando ya había perdido la esperanza el doctor Zhabe apareció cerca de Stevo y con cinco niños detrás de él.
— Stevo, ¡Sigues aquí! — exclamó el doctor—. Lamento que hayas visto la muerte de tus compañeros, eran grandes androides que no merecían tal destino.
— Él no quiso matarme, me dejó vivir
— Lo sé, aunque se convirtió en un tirano no deja de pensar a tu manera al ser de tu tipo. Ahora que te he encontrado necesito que cumplas con la última misión de la raza Bio. Zadar implantó bombas por todo el planeta, va a explotar en unas cuantas horas. Sé que no podremos evitarlo y es hora de ejecutar el plan de respaldo. Tu llevaras a estos cinco niños al Maximus Jetzord y los llevaras a la tierra. Contamos con la gran ventaja de que Zadar no sabe de la existencia de la tierra. Así que sólo llévalos a la Tierra y haz que estos niños aprendan a vivir en la tierra, pero conservando la existencia y costumbres de la raza Bio. Y si algún día Zadar regresa, el sistema del Maximus Jetzord te dirá que hacer.
— ¿Y porqué no vienes tú con nosotros? Mi mecanismo de transformación es irreparable y mi brazo fue arrancado.
— Estos niños son especiales, saben cuál es nuestro objetivo y el Maximus Jetzord tiene el suficiente arsenal para crear hasta cinco nuevos androides. Además, no puedo ir yo. Quiero que la nueva generación de biomanos no hagan los mismos errores que nosotros, no iré para evitar levantar sospechas y no influir en los niños.

Stevo llegó rápidamente al Hangar con los niños. No había ningún peligro y sólo estaba el Maximus Jetzord en el gran Hangar. En la carcasa del Jetzord estaba el símbolo del Planeta Bio, un triángulo invertido con bordes dorados encerrado en un círculo dorado. Fue fácil activar al Jetzord y en unos minutos habían salido del planeta.
Entonces el planeta Bio estalló, marcando el fin de la gran civilización Bio. Los niños se amontonaron en la gran ventana mientras lloraba la pérdida de sus padres, familiares y amigos. Stevo no podía llorar al ser un androide, pero si pudiera hacerlo lloraría como nunca. Era su hogar en el que había vivido siempre y el que le había dado una segunda oportunidad aunque no recordará su primera vida. Solo le quedaba llegar al Planeta Tierra y cumplir la última misión de la raza Bio. Sabiendo que no podía expresar el dolor que sentía, se dirigió a la cabina de control y fijó el curso a la tierra, llegarían al planeta tierra, a un territorio llamado Angel Grove el 4 de febrero de 1894 para cuidar a los cinco niños para evitar que muera la raza Bio y ser los guerreros que defiendan la tierra en caso de que el G-Empire ataque a a la tierra y regrese a eliminar el último rastro de la Bio-civilización.
Pero el jamás pensó que para acabar con el G-Empire tendría que esperar 126 años.

Power Rangers BiomanWhere stories live. Discover now