"Zewu-Jun. Una vez me contaste acerca de una casa rodeada de gencianas, donde visitaste una vez al mes, y cómo Lan Zhan todavía esperaba allí, incluso cuando la puerta ya no se abría".
Xichen se siente mareado. Se siente conmocionado y enojado. Nunc...
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Wei Wuxian recuerda la campaña Sunshot de su primera vida.
Él recuerda cómo se prolongó. Él recuerda el número de muertos y la movilización tan total que había niños en los campos de batalla, traídos allí para luchar por sus vidas.
Él no quiere que eso vuelva a suceder.
Tampoco sabe cuánto puede hacer para evitarlo.
La guerra comienza.
Hay diferencias, desde el principio.
La Secta Jiang todavía está viva y fuerte, y Jiang Fengmian los lleva a la batalla.
Wei Wuxian observa cómo se forman las leyendas.
De Chifeng-Zun, que lucha duro en Hejian para contener ese frente vital, que supera todos los obstáculos y no deja vivos a los combatientes Wen.
De Zewu-Jun, que siempre parece aparecer donde más se lo necesita, que salva vidas y cambia el rumbo de innumerables batallas.
Y de Sandu Shengshou, que cruza los campos de batalla con espada y relámpagos, y lidera el avance hacia Qishan.
Al principio, él y Lan Zhan vagan también. Viajan sin glamour, yendo a lugares donde las líneas podrían debilitarse para asegurarse de que no lo hacen, reforzando un avance que podría fallar.
Él sabe lo que tendrá que hacer, pero primero, las sectas aliadas deben acercarse a Qishan, porque también sabe que incluso él tiene limitaciones.
Es un momento de actividad frenética que todavía parece que están esperando, marcando el tiempo.
La guerra no es la misma que antes; diferentes caminos, diferentes momentos que convierten los eventos, posibilidades aleatorias que caen de manera diferente, y de repente es diferente de la manera que parece más importante de todos.
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Los Wen han optado por retirarse a través de una aldea agrícola, y los perseguidores persiguen con más entusiasmo que cuidado.
El pueblo está ardiendo. Un puñado de sobrevivientes está huyendo, y algunos cultivadores se separan como para perseguirlos. Una anciana tropieza y cae, no muy lejos de ellos.
Lan Wangji ve a Wei Ying aterrizar con fuerza, golpeando a Suibian en el suelo, y una línea de polvo se levanta, derribando a los perseguidores por un momento.
"¿Te parecen cultivadores?" Wei Ying grita. "¡Céntrate en tu tarea! ¡Si lastimas a un solo campesino, me responderás!"
Wei Ying está pálido, y la luz de la aldea en llamas se refleja en sus ojos. Lan Wangji nunca había visto a Wei Ying lucir tan furioso.
Los cultivadores de la secta Nie y Jin retroceden y se reúnen con los demás cuando Wei Wuxian se arrodilló junto a la anciana. "Está bien, abuela", dice en voz baja. "¿Estás herido?"
