Capítulo 2: Flashback

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-Sarah... -dijo mi jefe sorprendido. Me ruboricé y me mordí el labio inferior. ¡Vaya impresión le estoy dando al señor Voss!-

-Lo siento... -susurré-

-¿Se conocen? -preguntó-

-Si que nos conocemos... -dijo Aaron con una sonrisa maliciosa en el rostro. Cómo me gustaría tener ácido en este momento y echárselo en la cara- Íbamos a la misma escuela. -me miró de arriba abajo, cosa que hizo crecer mi furia aún más-

-Debo volver a trabajar. -dije seca-

-Necesito que le muestres a Aaron su lugar de trabajo, por favor. -dijo John acercándose a su escritorio-

-¿Y Gina? -pregunté esperanzada-

-Ella intentará aprovecharse de él, ya sabes cómo es. -quise reír, pero no estaba de ánimos. Éste simio idiota me acaba de dejar fría-

-Si no queda otra opción... -murmuré y caminé hacia la puerta. No me preocupé en sostenerla, se la solté en la cara-

-Qué carácter... -dijo con humor. Seguí caminando apresurada, pasando de largo los cubículos y las miradas. Solo quería acabar con esto y no hablarle más en todo el día- Espera, caminas demasiado rápido.

-Por que quiero alejarme de ti. -respondí sin más-

-¿Sigues con rencor? -preguntó y lo escuché reír. Gina me miró desde el otro lado del lugar, codeó a Hank y se puso a caminar. Oh, no, ahora no- Pasó hace años. No nos vemos desde que tenías quince.

-Diecisiete. -corregí y abrí la puerta del estudio de Aaron. Mi nuevo compañero de trabajo- Y si, sigo odiándote. -sonreí con falsedad y quise salir, pero me agarró del brazo- ¿Qué? -me quejé-

-Estás muy cambiada. -dijo mirándome- No me esperaba encontrarte aquí. ¿Cual es tu puesto?

-Si, me saqué la ortodoncia, vaya cambio. -rodé los ojos- Soy la ilustradora.

-Genial... -me sonrió-

-Que sonrisa tan mojabragas -escuché que Gina decía. Es increíble la falta de inhibición que tiene- Hola, guapo, soy Gina Voss. -hizo dos pasos dentro de la oficina y le extendió la mano. Todos sus movimientos eran sexys, siempre. Y mucho más con su vestuario. Ahora estaba con un pantalón ajustado de cuero, botas marrones y una blusa blanca adornada por un pañuelo marrón en el cuello- Hija del dueño, si... -puso una mano en mi hombro- Y amiga de ésta preciosidad. -me miró-

-Aaron Warren, el nuevo. -se presentó- Ya conocí a la preciosidad. -lo fulminé con la mirada y sentí un dedo en mi ceño-

-No hagas eso, Sarah, te arrugarás. -dijo Gina y me sacó la mano de la cara- Y dime... ¿Tienes pareja? -miré a Gina alarmada-

-Gina, no creo que sea...

-No. -interrumpió él con una sonrisa y me dedicó una mirada significativa-

-¿Oíste, Sarah? Está soltero. -me dijo. Yo la codeé para callarla- Ella también está soltera.

-Gina... -dije en tono de regaño-

-Es bueno saberlo. -listo, su voz presuntuosa era suficiente. Me enojé y le di un pisotón en el pie para luego irme de allí-

Gina quedó sorprendida y algo asustada por mi reacción. Pues, claro, ella no sabe por lo que he pasado. Las bromas pesadas que me ha hecho, las burlas que he aguantado, los momentos de depresión y baja autoestima. Fue muy difícil superarlo y hacerme fuerte. Aunque, al parecer, no lo superé del todo.

-¡Sarah! ¿Qué sucedió allá? -preguntó Hank entrando a mi oficina- Vi tu pisotón y tu huida. -río. Yo lo miré con llamas en los ojos y borró su sonrisa- ¿Debo matarlo?

De RevistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora