Caminé las veinte cuadras desde el edificio de Aaron hasta el mío. A las once de la noche. Pasando por las tres oscuras calles (debido al corte) hasta llegar a mi departamento.
Debo admitir que estaba asustada y que iba a asesinar a Hank si me pasaba algo. Pero por suerte llegué sana, paranoica y salva a mi edificio. Joshua no estaba, así que tuve que abrir yo la puerta (mi vida es difícil, lo sé). Subí los malditos veinticinco pisos por la escalera... O eso creo.
-¿Sarah? -escuché que me llamaban- Sarah, despierta. -me movieron de un lado a otro hasta que abrí los ojos. Me asusté y me sobresalté al ver que no estaba en mi habitación-
-Dios mío. -miré con los ojos lo más abiertos posible (recién despierta) el lugar- ¿Donde estoy?
-En las escaleras del décimo tercer piso. -respondió la voz que me rescató de mi sueño-
-¿Hank? -bostecé inevitablemente- ¿Por qué estamos aquí? -me pasé las manos por los ojos-
-Fui a tu departamento a preguntarte si estaba todo bien y no estabas. -le sonó el celular- Un momento. -sacó el teléfono del bolsillo y atendió- ¿Hola?... Si, está aquí. Ya subimos. -cortó la llamada y me miró- No sabes lo preocupados que nos tenías a todos. -me tendió una mano- ¿Qué pasó ayer? -comenzamos abajar la escalera hasta llegar al piso más próximo-
-Fui a dejar a Aaron a su casa.
-Creímos que te había pasado algo. -su cara en verdad era de preocupación- Vine a ver si estabas bien hoy a las once y no estabas en tu departamento. Luego llamé a Aaron y le pregunté si estabas con él...
-¿Con Aaron? ¿En serio? -rodó los ojos y llamó al ascensor del que, supongo, era el piso doce-
-En fin... Me dijo que no, me preguntó que pasó ayer y le dije que tú tuviste que llevarlo a su casa en su auto. -asentí y entré al ascensor- y que por eso lo llamaba preguntándole donde estabas. -marcó mi piso- Te llamé y no contestabas.
- ¿Como supiste que estaba en las escaleras? -pregunté-
-Con la aplicación de "Rastreador de IPhone" -sonreí ladinamente-
-No sé qué hacía durmiendo ahí. Yo solo recuerdo haber subido los trece pisos y parar un momento a descansar.
-Vaya descanso... -dijo él burlón- Son las una de la tarde.
-Cielos... Qué dormilona soy. -reí y la puerta del ascensor se abrió. Mi sonrisa se borró al ver a Aaron del otro lado con la misma expresión de Hank-¿Qué haces aquí? -fruncí el ceño-
-Cielos, estás viva. -se acercó y me abrazó- Me sentiría muy culpable si te hubiera pasado algo.
-Aleja sus alcohólicas manos de mi inocente cuerpo.
-Inocente... -murmuró Hank y lo miré divertida. Aaron me soltó y me miró-
-¿Como es que te quedaste dormida en las escaleras?
-Estaba cansada por haber caminado veinte cuadras a las once de la noche. Cuando llegué aquí a las once y media y subí los trece pisos, decidí descansar. Al parecer quedé dormida sin darme cuenta.
-¿Caminaste? -preguntó Hank- ¿Sola?
-Ehmm.. ¿Sí? -los dos me miraban con severidad- Oigan, no tengo doce años, tengo veintidós. Sé los riesgos que corro. -me crucé de brazos- Además, si Aaron y Gina no hubiesen estado borrachos, yo estaría en mi bella habitación durmiendo hasta dentro de una hora.
-Son las una. -dijo Aaron-
-Lo sé. -caminé hasta la puerta de mi departamento y saqué las llaves de mi bolsillo- Gracias por tu preocupación, Hank. Pero no la necesito. Estoy bien.
YOU ARE READING
De Revista
RomanceNo puedo quejarme de mi vida ni decir "Vaya mierda". Tengo un empleo que adoro, un jefe súper amable, una compañera de trabajo irremplazable, una buena paga... Ser ilustradora en una de las revistas más prestigiosas de Portland era un privilegio q...