Día 7: Soulmates AU

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-¡Slytherin! -La exclamación del sombrero seleccionador resonó por todo el Gran Comedor.

Los aplausos de sus ahora compañeros de casa se hicieron presentes, celebrando la llegada de un nuevo miembro a las filas de las serpientes.

Su mente se perdía entre sonrisas y saludos, el brillo de las velas iluminado el salón y el sombrero posicionando a otros alumnos en sus futuras casas, tanto fue su aturdimiento que Akaashi no se percató de unos iris dorados que perseguían sus acciones por más mínimas que sean.

(...)

-Ah, Historia de la magia. Qué aburrido.

Se quejó su mejor amigo, Kuroo. Ambos estaban de acuerdo que en el preciso momento en que el fantasma soltaba las primeras palabras de una larga lectura sin fin, sus sentidos se adormecerían con la misma rapidez que usaban para salir de la clase cuando se acabara la hora. A pesar de eso, se empeñaban en no faltar pues era de las pocas clases que compartían los tejones y leones.

-¡Piensa en que después tendrás Pociones, Kuroo!-trató de animar el peligris en lo que se acomodaba su corbata negra con rayas amarillas. Mcgonagall no perdonaba las fallas en su etiqueta y presentación.

Avanzaron con pasos apresurados a la escalera próxima antes que cambiara de lugar y tuvieran que irse por el camino más largo, no cuando tenían tan poco tiempo antes de ser marcados con "retraso". A Bokuto no le importaría mucho, pero a Kuroo...
Su mejor amigo estaba intentando conseguir ser Prefecto el próximo año, por lo que se notaba mucho más tenso que en años anteriores dónde prefería pasar el rato con el tejón antes de su clase con el fantasma.

No fue hasta que llegaron al final del trayecto escalonado que las caprichosas escaleras cambiaron de lugar.

-¡Ay! Nos tocará correr, Bokuto. ¡Malditas escaleras!-su amigo se veía frustrado y no estaba seguro de cómo hacerle recordar que tenían al menos 10 minutos de sobra.

-Oh, pero si es un Gryffindor.

-Ah, el día no puede mejorar, ¿o sí? Una serpiente.

Un muchacho de, tal vez, tercer o segundo año estaba recostado en una de los grandes muros de mármol. Uno de sus dos matones molestaba a los personajes de una pintura en lo que gritaban porque dejaran el marco en paz, el otro que estaba a su costado se mantenía impasible y desinteresado por lo que hacía su amigo, ignorando incluso que se estaba metiendo con otra casa. Dejando pasar todo, menos la mirada atenta de Bokuto sobre él.

Lo vió el día de la ceremonia y no dejaba pasar los preciosos segundos en qué podía vigilarlo en el Gran Comedor, pero aquella era la primera vez que ese Slytherin tan callado notó que se fijaba en él. Así, Bokuto inició una guerra tratando de transmitir su interés por él, sin embargo el otro parecía lleno de enigmas que un modesto tejón no debería tratar de descubrir.

En lo que Kuroo y el chico de las serpientes que le buscó pelea no hacían más que provocarse, el flacucho que jugaba con el marco de madera haciendo marear a los personajes lo dejó caer un ruido sordo y que sabrían pronto advertiría al celador.

-¡Me voy a Historia! ¡Y tú te vienes conmigo!-jaló a Bokuto del brazo, afirmando su agarre y desconcentrado al peligris de sus miraditas con el ojiazul- ¡Más vale que no trates de intimidar a alguien más de mi casa, sucia serpiente! ¡Son todos iguales!-escupió Kuroo con desprecio, arrastrando a su mejor amigo lejos de ahí y apurando el paso para llegar a tiempo a su clase. Era seguro que lo lograrían, el enojo hacía que el azabache aumentara su rapidez y fuerza.

-¡Más vale que Filch los agarre! ¡¿Qué se ha creído al ir por ahí molestando a gente?!-estaban cerca a la puerta, en dónde estudiantes esperaban los pocos minutos que quedaban antes de tomar sus asiento.-Esas serpientes son venenosas. Obviamente no podrían con un león como yo, siempre les molesta que Gryffindor sea mejor. ¡Que les den!

BokuAka Week 2020 Où les histoires vivent. Découvrez maintenant