Nineteen

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Esa noche, madre bloom se hallaba acompañando a Piper mientras esta preparaba su bolso de viaje.

—Lo siento muchísimo, querida —dijo, retorciéndose las manos—, pero sabes cómo se me revuelve el estómago en los coches abiertos, con las sacudidas. En realidad, la sola idea casi me hace...-

piper se apresuró a mirarla. La cara de su suegra se había tornado de un delicado matiz de verde. La obligó a sentarse en una silla.

—Siéntese y respire. ¿Quiere un poco de agua? Fue a abrir la única ventana de la habitación, pero estaba atascada. Madre bloom se tapó la boca con el pañuelo y cerró los ojos.

—Se me pasará en un momento. piper cogió la jarra del lavamanos, puso un poco de agua en el vaso y se lo llevó. La anciana bebió, y comenzó a volverle el color a las mejillas.

—Qué lástima que Coral se haya marchado tan de repente —dijo. Su suegra había repetido ese lamento con algunas variaciones a lo largo de todo el día. piper apretó los labios, al recordarlo. Esa mañana lorna había subido a despertarlas porque encontró una nota de Coral en la cocina; en la nota simplemente les daba las gracias por sus cuidados.

Cuando ella fue corriendo a mirar en la habitación que había ocupado con chloé, vio que no estaba ahí y que la cama estaba hecha. Entonces encontró otra nota, prendida con un alfiler a la almohada; en ella Coral les pedía que permitieran a chloé alojarse un tiempo más con ellas, y les había dejado unas monedas de oro, las que cayeron tintineando al suelo cuando ella abrió la nota. Intentó darle las monedas a chloé, pero la joven retrocedió negando con la cabeza. «No, señora. Ese dinero es para usted y la señora chapman. Las dos han sido las mejores amigas que hemos tenido Coral y yo en toda la vida.» «Pero tú las vas a necesitar». «Usted y la señora chapman también las necesitan. Además, tengo un puesto en el que comenzaré a trabajar pronto. —Se ruborizó—. En Ravenhill Abbey».

Recordando todo eso, movió de un lado a otro la cabeza, y le dijo a su suegra: —Espero que Coral esté bien. Ya empezaban a desvanecerse sus moretones. chloé ni siquiera sabe a donde ha podido ir, aparte de Londres. Madre bloom se presionó la frente con una mano. —Si hubiera esperado, ella podría haberte acompañado a Londres. piper abrió un cajón de su cómoda y hurgó, buscando un par de medias sin zurcidos.

—Tal vez a chloé no le importe retrasar el comienzo de su trabajo en Ravenhill y acepte ir conmigo primero.

—Yo creo que chloé va a desear quedarse aquí —dijo su suegra, dejando con sumo cuidado el vaso en el suelo a un lado de la silla—. Me parece que ha conocido a alguien de Ravenhill. Piper medio se giró, con las manos llenas de medias.

—¿Sí? ¿Quién cree usted que es? ¿Uno de los lacayos?

—No lo sé. Anteayer me estuvo haciendo preguntas sobre la casa y sobre quiénes trabajan ahí. Y después masculló algo sobre abejas.

—¿Hay un apicultor en Ravenhill? —preguntó piper, ceñuda, pensando; luego movió la cabeza, dobló un par de medias y las puso en su bolso de viaje. Madre bloom se encogió de hombros.

—No, que yo sepa. En todo caso, me alegra que lady Alexandra haya decidido llevarte a Londres. Es encantadora. Y está interesada en ti, querida. Tal vez te haga una petición importante ahí. piper torció el gesto.

—Ya me ha pedido que me case con ella. — Madre bloom se levantó de un salto y lanzó un chillido digno de una chica mucho más joven. —Y le he dicho que no —acabó piper. Su suegra la miró horrorizada.

—¿Que no? ..

Lorna dobló una camisola y la metió en el bolso.

—Que no.

La princesa cuervo (G!P)Where stories live. Discover now