Capítulo 7

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Jungkook.

Antes que dejemos el club campestre, me detengo en la tienda boutique de regalo. El conjunto de camisola y ropa interior de encaje azul colgando en la ventana llama mi atención, me hace recordar las bragas azul pálido de Jimin de anoche. Y como un barco a un faro de luz, me encuentro dirigiéndome directamente hacia ellos.

—¿Puedo ayudarle a encontrar algo? —La vendedora me pregunta detrás del mostrador, dejando su mirada vagar por mi pecho tonificado y detenerse en el área directamente debajo de mi cinturón—. Algo para su novia, ¿quizás? —pregunta.

Carece de su sutileza. Todo lo que ella ve cuando me mira es una polla gorda y una billetera más gorda. Si estoy en este club, significa que tengo dinero, pero después del monstruo rojo del infierno, me repulsa pensar en estar con una persona así otra vez. Sólo porque ella lanza una sonrisa bonita en mi camino y se caería a sus rodillas a mis órdenes no significa que puede tener mi corazón.

Personas como ella solo están interesadas en el estilo de vida que les puedo proveer —la riqueza, el estatus— no el hombre de adentro. Lo cual es por qué no estoy interesado en nada más que lo que he arreglado con Jimin. Limpio y separado del resto de mí. Sexo e intimidad no tienen lugar juntos.

—Estoy bien, gracias. —Sé que Mark tendrá todo cubierto hoy, pero eso no me detiene de mirar alrededor mientras espero por Hoseok y Namjoon a que terminen en el vestuario. Estoy caliente y cansado después de jugar treinta y seis hoyos de golf—pero me gustaría mucho ducharme en la casa donde puedo ponerme ropa limpia después, que aquí con un montón de personas. Y yo no estaba bromeando cuando le dije a Jimin para que esté listo para mí cuando llegue a casa. El preludio de anoche no fue suficiente. No he dejado de pensar en su boca deliciosa o sus exuberantes curvas una vez.

Moviéndome más allá de las filas de las bragas de seda y camisolas de encaje me detengo al lado de un escaparate de lociones y aceites. Agarrando uno de las botellas, me dirijo a la caja a pagar.

—Buena elección. —La cajera me sonríe ampliamente.

Ignorándola, compruebo mi Rolex. Me pregunto si Jimin y Mark están de vuelta ya. La vendedora, obviamente molesta por mi falta de atención, a pesar de su top ajustado desabrochado para mostrar la parte superior de su sujetador, mete mi compra en una bolsa de regalo y lo empuja hacia mí.

Encuentro a Hoseok y a Namjoon en el gran vestíbulo del club, rehidratándose con botellas de agua.

—¿Están listas, señoritas? —pregunto.

Namjoon me lanza una botella de agua.

—Vamos —le dice a Hoseok—. Tenemos que llevar a la princesa a casa a tiempo para su mamada.

Sí, por favor.

[...]

La casa está silenciosa cuando regreso y deambulo por las habitaciones de abajo, comprobando la cocina y el comedor antes de ir arriba. La decepción me recorre con la idea de que él no ha regresado todavía. Por lo menos puedo conseguir ducharme antes que Jimin vuelva. Lo menos que puedo hacer es lavarme antes de que espere que devore mi polla.

Quitándome la camisa sobre mi cabeza mientras me dirijo hacia mi habitación, me sorprendo al encontrar a Jimin sentado en el centro de mi cama con su teléfono en su regazo y un ceño fruncido en su rostro.

—¿Todo bien?

Se sobresalta al oír mi voz y deja caer el teléfono sobre la cama. Su mirada vaga perezosamente hacia mi pecho desnudo y su ceño fruncido desaparece. Buen chico.

SUCIAS Y HERMOSAS MENTIRAS #1 - |kookmin| +18 Where stories live. Discover now