No era fácil

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Emilio POV

Joaquín era explosivo por naturaleza, pocas personas sabían manejar su carácter y constantes cambios de humor, no era fácil seguirle el paso a alguien que en un momento era dulce y cariñoso sentado en tu regazo buscando ser mimado, y al siguiente estaba gritando porque algo no le gustaba, en realidad las primeras semanas en que estuvimos juntos, mis amigos no comprendían que encontraba tan fascinante en él.

Realmente no había tenido una relación antes de él, al menos no una de verdad, me limitaba a citas sin importancia con chicas de la escuela, porque era lo que se suponía que hiciera, el problema era que no me sentía ni remotamente atraído por alguna de ellas, podían ser divertidas, agradables, dulces, podían ser las mujeres más perfectas sobre la faz de la tierra y yo seguiría sin tener un interés romántico o sexual por ellas.

En el fondo supongo que sabía cuál era la razón, pero no la deje fluir sino hasta que lo vi todo nervioso y sonrojado en los pasillos de la escuela. Mi corazón iba más rápido cuando nuestras miradas se encontraban y cada que nuestras manos se rozaban al pasar al lado del otro mi cuerpo entero se erizaba, era como si Joaquín tuviera un imán para atraerme sin esforzarse demasiado.

La primera impresión que tuve de él, fue que era tímido y de inmediato me sentí sobreprotector con él, quería cuidarlo de cualquier cosa que lo hiciera sentirse temeroso, pero estaba completamente errado en el juicio que había hecho sobre mi castaño, apenas subió a la moto conmigo un Joaquín diferente salió a la luz.

Un chico confiado, relajado, brillante, sonriente, explosivo, emocional, celoso (incluso cuando él juraba que no lo era), coqueto, atrevido, descarado... era una lista demasiado larga, pero entre todas esas cosas, Joaquín era leal, amoroso y definitivamente no era fácil.

Y era eso lo que encontraba fascinante, mi castaño no buscaba mi aprobación, solo quería a alguien que estuviera ahí, no un protector, sino un lugar seguro, en ese momento era porque no había salido del closet con sus padres y estaba asustado de como pudieran reaccionar, pero con los años, todo cambio y me di cuenta que a veces solo necesitaba ese lugar seguro para dejar caer la máscara de dureza que le mostraba a todo el mundo.

Como en ese momento, estábamos en el balcón de mi apartamento con la noche sobre nosotros, habíamos ordenado comida para cenar juntos y mientras esperábamos a que llegara, nos movimos hasta aquí, lo tenía entre mis brazos besando castamente sus labios, mis manos habían encontrado el camino bajo su ropa hasta recorrer su cintura con las puntas de mis dedos, él por otro lado perdía sus manos en mi cabello atrayéndome todo lo posible a su cuerpo.

Joaquín no había tardado ni un minuto en volver a ser ese chico dulce que amaba ser sostenido con ternura entre mis brazos, era la parte de él que no dejaba que otras personas vieran, esa coraza que había armado con el pasar de los años se caía cuando estábamos solos y ahora podía sentirlo con mayor intensidad, quizás solo era yo emocionado por volver a estar juntos o quizás era él dejándome entrar de nuevo a su corazón con la vieja llave que un día me entrego, como fuera, se sentía maravilloso.

―Esto quiere decir que ya podemos quitar tu regla del sexo de la lista. ―murmuré soltando sus labios ahora hinchados por mis atenciones, bajando por la línea de su mandíbula hasta el punto detrás de su oído, sintiendo en las puntas de mis dedos como su piel se erizaba en cuanto besaba el lugar exacto. Su risita se desvaneció en un suspiro de satisfacción, echando su cabeza hacía un lado para darme mejor acceso.

Me pregunte si alguna vez dejo a alguno de sus amantes llegar a conocerlo tan bien como yo o si alguien tendría la suerte de saber cuáles eran los puntos exactos en su cuerpo, probablemente alguno había descubierto uno de ellos, pero conociendo a mi castaño ni siquiera le dejo saber que lo había hecho.

Mi ExWhere stories live. Discover now