XVII

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Caminaba por los pasillos de la cede de la ONU levemente molesto, sólo levemente. Una mala combinación era no haber dormido bien durante toda la noche, estar frustrado y molesto a la vez porque pensabas en algo que no te deja a estar en paz.

La razón por la que estaba aquí era porque ONU me había pedido que vaya, supongo que los países habían decidido dejar de lado su orgullo y al fin aceptar mi ayuda, lo que era un progreso, mis peones los mantenían completamente controlados y acorralados. Todo estaba justamente como pensaba.

Cuándo abrí la puerta del salón de donde nos reuniríamos mi celular sonó, haciendo que lo sacará del bolsillo interno de saco del raje que llevaba puesto. En un principio pensé en dejarlo en silencio y atender después, pero cuando vi que se trababa de mi secretaria decidí atender mientras caminaba al interior de la sala disculpándome con ONU por la intromisión de forma silenciosa.

—¿Qué pasa?— no quería tardar demasiado en aquella llamada.

—Señor, tres aviones que partieron de Chile a Argentina desaparecieron del radar, se hizo un conteo y se estima que todos los pasajeros eran argentinos, menos los pilotos, se cree que es un atentado terrorista.

Cuando iba a contestar la llamada está se cortó, haciendo que un nudo se instalará en mi garganta y estómago, mi respiración se volvió errática y sentía que mi vista se nublaba, pero me obligaba a mantener la calma, necesita volver y me importaba una mierda la reunió ahora, mi gente me necesitaba. Oh, era tan bueno en esto que me asusta.

Un mensaje llegó a mi celular, de un número desconocido, de empresa y privado, ese mensaje solo decía una sola palabra, y ya sabía aún así de quién pertenecía.

Ahora.

Sentí como si el aire ya no llegara a mis pulmones y mire a todos quiénes me miraban atentos a mis movimientos, era de esperarse, seguramente estaba pálido y parecía que estaba teniendo una crisis nerviosa.

—Chile— lo llamé, claramente alarmado, Chile levantó la vista de su teléfono y me miró con la misma angustia que yo seguramente tenía y demostraba.

—Lo acabo de ver weón— murmuró con voz entrecortada, haciendo que el nudo en mi garganta se apretara más, yo apreté los labios en un intento de que dejarán de temblar.

—Los aviones…Chile— dije de forma perdida y desordenada, sosteniéndome de lo primero que tuve a mano, que era el inglés que se acercó al verme tan inestable— Chile ¿Dónde están?— pregunté de forma ahogada mientras veía como a Chile empezaba a afectarle y sus ojos se llenaban de lágrimas.

Cuando Chile explicó lo que pasaba fui arrastrado fuera de la sala, el inglés me saco y me arrastró hasta los baños, mientras que yo rompía en llanto, empezando a llorar en su pecho, mientras que el trataba de consolarme.

Gritaba, gimoteaba y lloraba a mares…Mi gente, ellos debían estar asustados, debían estar heridos, ellos debían estar tan aterrados ¿Y si desaparecieron cerca de la cordillera? ¿y si ya había muertos? ¿qué pasaría si no los encontramos más?

—Dios no— dije con la voz entrecortada haciendo un puño la tela de la camisa del inglés, de la que me aferraba mientras que mis piernas flaqueaban.

Termine en el suelo mientras seguía llorando, el inglés también se había tirado al suelo conmigo y de todas formas trataba de consolarme y contenerme, pero yo no quería contención, quería que los putos aviones aparezcan.

—¿Y sí no los encontramos?— empecé a llorar más fuerte apenas termine de hablar.

—Shhh, Argie— el inglés me abrazó más fuerte mientras que acariciaba mi pelo— no pienses en eso, everything will be fine [todo estará bien].

Niños malos [#C.H 1] |COMPLETA|Where stories live. Discover now