Memories and new life

844 56 87
                                    

-Noriaki...yo-Suspiro- te suplico que no vayas, no puedo...no podría vivir sin ti-

Decía Jotaro, un hombre de 17 años, con rasgos perfectos, decidido a acabar con la persona que estaba causando dolores de cabeza a la dinastía Joestar, Su tés era de un tono moreno claro, ojos azules, rostro divino, el hombre tenía una altura de 1.95 metros, sus brazos eran musculosos al igual que sus piernas, era el sueño de cualquier mujer.

-No volveré a pelear contigo sobre este tema- Este alzo la mirada de su pareja para mirarle a los ojos- También tengo miedo, pero no pienso dejarlos, no en este punto-

Contestó un joven de su misma edad, de cabellos rojizos con un característico mechón ondulado de lado, sus ojos eran de un tono violeta intenso cubiertos con unos lentes obscuros, los cuales ocultaban heridas de una pelea anterior, Su altura contrastaba evidentemente de su contrario, su estatura era de 1.78 metros, su cuerpo era totalmente elegante piernas largas, tonificadas, manos suaves y facciones claramente comparables con los dioses del Olimpo, un equilibrio perfecto entre el cielo y el infierno, para cualquier hombre o mujer, era perfecto para Jotaro.

-Eres un necio.

-Igual que tú- rió el pelirrojo

-Te prometo que cuando esto acabe...-

No termino de hablar cuando Noriaki le beso con ternura, reconfortando aquel sentimiento de angustia que ambos sentían-Lo sé Jojo.

La escena cambio abruptamente, mostrando a Noriaki, malherido, inconsciente, en sus piernas, rogando que le hablara, solo un grito de dolor se podía escuchar en aquel sueño lejano.
*******
Narra Jotaro.

Por fortuna, la alarma de un pequeño reloj despertador comenzó a sonar cerca mi oído, la apague con desgano, no podía quitar la imagen de mi cabeza, esa imagen que me atormentaba, una herida de gran tamaño atravesando el cuerpo de Kakyoin, quien sacrifico sus últimas fuerzas para salvarme, y yo...no pude hacer nada.

Me levanté de manera abrupta, apagada, mis ánimos están por los suelos, no sé cómo ha pasado que tomé fuerzas para comenzar mis actividades.
Fui a un pequeño ropero que estaba a un costado de la habitación tomando mi uniforme negro, previamente acomodado por mi madre, todo lo hacía de manera lenta, no quería seguir, pero tenía dos motivos que me impulsan a seguir, mi madre que, después de todo, por ella fue que fuimos a Egipto, la segunda, yace en mi dedo, un anillo negro con detalles verdes y para decorar una esmeralda, la cual besaba cada día con cariño.

-Solo por mi madre y por ti sigo viviendo, sin ustedes estaría perdido-

Dije para mí mismo termine de ponerme el uniforme, dí un suspiro, mire por última vez la fotografía que estaba enmarcada en mí cómoda, en la cual, retrataban a sus amigos, quienes lo acompañaron al viaje a Egipto, se mostraban a todos cerca de una roca , Joseph su abuelo, sentado en esta tomando al perro Iggy en sus piernas, Polnareff sostenía la barbilla del mayor, detrás de Joseph se encontraba Avdol, y detrás de Polnareff Kakyoin y Jotaro tomados de la mano, Noriaki mostraba una sonrisa que siempre lo calmó en los momentos más difíciles.

-Te extraño-

Dije tocando su rostro atreves del cristal, apretaba mis puños, con la intención de evitar llorar, a pesar de estar desmoronándome por dentro, debía tener una actitud fuerte, por mi madre, y por ti Noriaki.

Antes de irme acaricie ligeramente sus labios, aquellos que aún guardaban el sabor de los labios del amor de mi vida.

-¿Porque no pude hacer nada? No tenías que seguirnos ¡¿PORQUE LO HICISTE NORIAKI?!-

Grite con fuerza apretando mis manos, que se comenzaban a poner bancas a falta de la circulación, hasta que aquel ángel que tenía por madre tocaba la puerta con delicadeza.

Remember the time (JotaKak)Where stories live. Discover now