Síndrome Del Octavo Grado [Saiki x Kaido] | Completa

Capítulo 11: Saiki Ya Puede Irse...

Capítulo dedicado a: Genesis3245, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!

Aren no parecía ser bueno haciendo amigos, ni siquiera lo intentaba, se esforzaba bastante en quedarse quieto en su lugar, sereno, esperando pacientemente que el descanso terminara. Saiki lo observó sin una pizca de interés sobre él, con total seriedad, que por poco y se endeudaba con esa misma razón. Lo único que pensaba era que ese chico con lentes no era normal: no, no lo era. ¡Había salido muy triste de una peluquería porque le cortaron el cabello y afirmó abiertamente que quería hacerle un funeral a sus cabellos! Ahí estaba, lo que era raro, era raro, y a Kaido parecía encantarle lo raro.

—Bien, es mi turno, Saiki. —Restregó en la cara del de cabellos rosados esas palabras, poniéndose de pie con total seguridad, demostrando que hasta hace poco, parecía estar debatiéndose en si ir tras él o no, y al final, había decidido de forma afirmativa ir tras el chico nuevo de una forma amistosa. Kusuo no respondió, creyendo que tarde o temprano podría arruinarlo si decía alguna palabra: ésa definitivamente podría ser su última oportunidad para huir de Kaido, aunque ya había expresado antes que no lo ignoraría del todo, por una desconocida razón y que quizás era porque ese chico no le desagradaba del todo... y Nendo, bueno, él tampoco. Pero sí eran molestos, definitivamente eran molestos.

Shun no esperó a que el mayor le contestara, ni siquiera esperó una respuesta de éste. Saiki se sintió todo un perdedor, pero a la vez estaba lleno de algo raro en su interior, como si fuera afortunado: quizás el de ojos carmines no había esperado su respuesta, porque aún con todo lo conocía tan bien, sabía que no respondería... o posiblemente era todo lo contrario, quizás a Kaido no le importaba ni le importara nunca lo que quiera opinar al respecto. Eso, de alguna forma, hirió a Saiki en más de un sentido, sintió sus sentidos revolverse y tuvo que apretar sus manos formando un puño de forma disimulada sobre su butaca. No sabía por qué se enojaba, no eran cuerdos sus sentimientos. Parecía un egoísta, como si no quisiera irse...

—Tú eres el nuevo, ¿verdad? Éstas solo, te entiendo, en este mundo, lo único que tenemos que hacer es esperar a que llegue la muerte... —Saiki escuchó claramente las palabras llenas de valentía y fuerza que decía el chico, frente al pupitre del nuevo. Kusuo suspiró internamente, al percatarse de que el menor quería expresar abiertamente que quería sonar profundo, pero sólo salía un tanto pretencioso y ridículo.

Y el chico nuevo de mirada seria pareció pensar igual que el joven que simplemente estaba espiando sin saber la conversación ajena, poniendo una cara de extrañeza y miedo, como si no entendiera lo que estaba diciendo, y en cierta parte, Saiki le daba sus condolencias, porque soportar a Shun cuando revelaba su «verdadera» naturaleza era un tanto difícil.

—Oye, compañero, ¿qué hace el pequeño amigo? —Nendo interrumpió los pensamientos del más bajo, acercándose con total facilidad hasta él, y con un aire completamente tranquilo, como si fueran viejos conocidos. Kusuo se molestó internamente al verlo, con total seriedad y sin mostrar ningún ápice de una emoción tranquila. Últimamente estaba hecho un revoltijo y parecía que cada día empeoraba, y todo era culpa suya, desde el día en que creyó que Kaido se le declararía: ¡todo era tan difícil! ¡¿Por qué tuvo que pensar eso?!

—Parece que quiere hacer un nuevo amigo. —Se limitó a responder, volviendo a encarar sus pupilas sobre el chico con vendas en sus manos que trataba de hacerle plática a alguien que claramente no entendía nada de lo que decía, porque metía seres fantásticos, mundos increíbles y todas eran mentiras. Torció sus labios sin pensarlo, al darse cuenta de que Kaido lo tomaba del brazo sin ningún motivo aparente para hacerlo, o al menos sí, quizá sí: Shun lo obligó a ponerse de pie. Aren se había mostrado sorprendido ante esa acción, seguía confundido. Kusuo no pudo evitar pensar que esa acción no le gustó, simplemente bajó su vista al suelo, escuchando las palabras de Kaido al entender más o menos qué pasaría a continuación.

—Te enseñaré la escuela, no te preocupes.

—Pero-...

—¡Vamos, vamos, necesito un recluta nuevo! ¡Yo te mostraré la escuela y tú serás mi recluta! ¡Es una promesa! —Lo incentivó a que no se negara, empujándolo hacia él y logrando pegarlo de forma disimulada cerca de su cuerpo. Pronto, soltó su brazo y lo empezó a empujar desde su ancha espalda, indicando que debían salir del salón—. ¡Vamos, tenemos un poco de tiempo antes de que el descanso acabe y tengamos que regresar a nuestra cápsula de seguridad!

—¿La cápsula de seguridad? ¿Qué es eso? —interrogó el de corte en forma de hongo, dejándose arrastrar al exterior del aula.

—El salón de clases —respondió con simpleza. Aren pareció completamente desconcertado.

—¿¡Qué demonios!?

Saiki apretó todavía más sus brazos, reteniendo el impulso de simplemente parase e ir tras ambos. No, no debía ser egoísta.

Saiki nunca creyó que se estaría esforzando por mantenerse sentado, sabiendo de sobra que era tan cómodo estarlo. Riki pareció notar su actitud inquieta.

—No pareces muy contento, compañero. ¿Te pasa algo?

—Sí estoy feliz —aseguró Saiki, con palabras cortadas y mostrando un claro gesto de descontento. Pero él creía firmemente estar contento: Aren Kuboyasu era su posible boleto de salida del grupo. Y ya podría irse.