REUNIÓN

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Gustavo era el alfa de la manada y padre de Nicolás. Sus decisiones eran incuestionables y su posición ejercía una suerte de fuerza y respeto sobre la mente de todos pero sobre todo de Nicolás, como pudo comprobar nuevamente cuando Gustavo puso su mano sobre su hombro e inmediatamente lo hizo ceder bajo su peso. Si Nicolás quería tomar su puesto como alfa tendría que vencer el temor que su padre le infundaba o esperar a su muerte, lo que viniera primero, porque nadie obedece a un alfa que se guía por las órdenes de alguien más.

De pequeños ella solía observar la veneración con la que Nicolás trataba a su padre, le imponía pero quizá aún peor le adoraba. Uno no cuestiona, no traiciona lo que uno adora. Tal vez por eso volvió a aceptar con sumisa solicitud sus palabras. Ella lo notó, la decepción en el rostro de su padre tan breve como esta duró. Gustavo quería que su hijo le retara pero esto otra vez no sucedió.

-A diferencia de lo que cree mi hijo, yo no quiero correr ningún riesgo. Es cierto que nuestros enemigos se han mantenido en las sombras estos últimos años, sin embargo esto ha sido por la misma razón que nos ha mantenido a nosotros al margen. Nadie conocía el paradero de la línea de sangre, ahora que la encontramos no podemos perderle frente a nuestras narices.

Hablaba para todos los ahí reunidos. Estaban en la casa de Nicolás, en su sala para ser precisos, replegados en los sillones o recargados sobre las paredes todos esperaban tener un poco de información sobre lo que estaba aconteciendo. Todo se había mantenido en estricto secreto hasta entonces, esta sería la primera ocasión en que se hablaba en público al respecto.

—Su nombre es Alicia Alcaráz Hernandez, sus padres son Gustavo Alcaraz Robles y Laila Hernández Barrera. Como todos sabemos la línea genética viene de su madre quien desapareció en extrañas circunstancias, aunque creo que todos podemos hacernos una idea. Vive en la ciudad en un departamento adjunto a un negocio de floristería. Tiene 21 años, no ha asistido a ninguna universidad y vive y se mantiene sola. Hasta donde sabemos mantiene una íntima relación con su padre quién se ha vuelto a casar y tenido una segunda hija.

Mientras hablaba un folder con todos los detalles era pasado de mano en mano a todos los presentes en la habitación hasta que finalmente llegó a Cristina. Era todo un reporte de investigación en cuyo frente pendían una serie de fotografías de una mujer joven. Sus ojos la observaron por primera vez sin estar segura que esperaba encontrar en aquellas fotografías. ¿Si era más bonita que ella? No, eso era muy mundano e infantil, ella quería adivinar qué tipo de persona residía en aquella figura, quiso adivinar en sus facciones su carácter, sus pensamientos y se preguntó si acaso alguien como ella llegaría a amar a alguien como Nicolás o al menos darle algún tipo de felicidad. No pudo saberlo.

Dirigió su mirada al otro lado de la habitación y sus ojos se encontraron con los de él. Había ahí un hilo invisible que tiraba de ella hacia él. No era algo reciente, no era algo puramente romántico, era simplemente un lazo que la ataba a su cadera y le mantenía fija allí a donde él iba. Él giró el rostro en su dirección y la observó detenidamente, un pensamiento similar quizá divagaba en su propia cabeza.

—Señor y señora obviedad, ¿podrían ahorrar las miraditas para cuando no estemos discutiendo la vida de la futura pareja de Nicolás? Digo, me parece lo más apropiado.

—¿Y tú podrías dejar de meterte donde no te llaman? Empujó el brazo que Tobías había colocado en su hombro. Momentos después este volvió a recargar su peso en ella.

—Ambos son tan dramáticos -dijo alargando la "a" con exageración.

—Esta señorita -continuó golpeando con su índice la fotografía en las manos de Cristina -no es más que una desconocida y su relación no tiene por qué ir más allá de un simple contrato. Al diablo las costumbres, vivimos en el siglo XXI los matrimonios arreglados son taaaaan obsoletos.

Mateo apareció frente a ellos golpeando la frente de Tobías con la uña de su índice.

—Eres tan básico que ya ni me sorprendes. Esto no es un simple matrimonio, es una alianza.

—¿Y no podríamos hacer la alianza como gente civilizada? Ya sabes unas palabras aquí, otras palabras allá, ellos hacen el trabajito y todos contentos.

—¿Y quién va a cuidar del trabajito idiota? Las cosas no son tan fáciles.

—Hablas como si no te importara Cris. Yo solo quiero lo mejor para nuestra chica. Esto es escoger bandos y yo la escojo a ella.

—Lo que digo es precisamente porque me preocupo por ella. No sabemos qué vaya a pasar, hay muchas cosas de por medio.

Todos observaron al alfa que seguía dando indicaciones. Gustavo siempre estuvo al tanto de su romance, lo que nunca supo fue que tanto se oponía a él. En qué medida era Cristina una aliada o una amenaza.

—Pero Cris -hablo Mateo -si el momento llega, estoy de tu lado. Siempre.

Eso eran ellos, una familia, unidos hasta la muerte.

—Quiero a los más jóvenes en la primera línea -eso llamó su atención.

—Mateo, Tobias, Cristina, ustedes se encargaran de vigilar las 24 horas. No quiero sorpresas, no quiero errores.

Los tres salieron del rincón en el que estaban.

—Sí alfa.

—Ya tengo a mis hombres rastreando cualquier indicio de actividad sospechosa. Formaremos un frente con los vampiros para protegerla. A partir de este momento nuestra máxima prioridad es mantenerla con vida y esperar que todo esto siga su curso, como debe de ser.

Miró fijamente a su hijo y después de manera inquisitiva a Cristina.

—El resto de nosotros seguiremos como de costumbre, tomando en cuenta que su ayuda podría necesitarse en cualquier momento. Nicolás será nuestro embajador, hay que aguardar y estar atentos.

La junta se disolvió. Cristina regresó a su trabajo en el centro de salud donde laboraba como enfermera. Todo lo que podía pensar era que en esa noche la vería en persona. 

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