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El año había pasado rápido para Cassiopeia Potter. Seguramente porque había pasado los últimos meses petrificada. Sí, aquel imbécil se había atrevido a petrificarla a ella. Supuestamente, porque era lo suficientemente fuerte como para acabar con él, según lo que Harry le había dicho. No había prestado mucha atención cuando se lo contó. Harry había vuelto a salvar la escuela y, básicamente, al mundo mágico cuando se metió a la Cámara de los Secretos y salvó a Ginevra Weasley. No era algo que le importaba mucho a Cassie, pero agradecía que al menos algo bueno había pasado, pues todos los petrificados ya estaban mejor, incluyendo esa gata endemoniada y el fantasma, y Dumbledore junto a Hagrid habían vuelto. El primero le aseguró que podía ir a pasar las vacaciones a Nueva York.

Su madre le había mandado una última carta, la cual ella decidió abrir y decía que si no aceptaba la invitación a pasar un tiempo de las vacaciones en la Mansión Malfoy, no insistiría más con ella. Cassie no lo tomó como un ultimátum, sino como un último intento de llegar a ella de parte de Narcissa. Iba a hablarlo con Natasha o Steve, ellos sabrían aconsejarla. Siempre lo hacían.

Dumbledore suspendió los exámenes, cosa que todos agradecieron. Ella solo se aseguró de saber qué materias seguiría estudiando el próximo año además de las obligatorias, y hasta ahora había elegido Cuidado de Criaturas Mágicas, Runas Antiguas y Adivinación, la última sólo por descarte.

Estaba feliz de poder volver a ver a los Vengadores. Los extrañaba demasiado a todos, tanto que estaba un poco asustada de la importante que se habían vuelto para ella en tan poco tiempo, pero decidió no pensar en eso mientras bajaba del tren, con su baúl flotando detrás de ella, haciendo que muchos de sus compañeros menores de diecisiete la miren mal por usar magia. Ella los ignoró y salió de la estación para esperar a Steve, ahora con su baúl en el suelo.

Notó que Harry desapareció, pero no tuvo la misma suerte con su hermano Draco, quien se acercó a ella.

—No voy a darte un abrazo —espetó ella apenas verlo.

Él frunció el ceño.

—Yo tampoco lo haré —miró alrededor—. Menos con tanta gente mirando. ¿Te irás con los raros de tus amigos?

—Sí —respondió ella. No tenía ganas de discutir con Draco.

—Bueno —durante unos segundos, el chico se quedó en silencio, hasta que sacó una pequeña cajita y se la pasó—. Feliz cumpleaños.

Ella le dio una media sonrisa y tomó la caja de color verde.

—Gracias, Draco —murmuró—. Y feliz cumpleaños a ti también, aunque atrasado. No tengo regalo.

Draco le dio una pequeña sonrisa.

—No importa. Es suficiente con saber si considerarás la propuesta —ella hizo una mueca, pero finalmente asintió.

The Avenger PotterWhere stories live. Discover now