Capítulo 1

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Me encuentro llegando a la preparatoria, la entrada del estacionamiento está abarrotada de coches. Espero unos cuantos minutos y tamborileo mis dedos contra el volante de este, la canción One Man_s Dream, de Yanni.. Resuena por los parlantes del coche. Adoro su música ya que me relaja en demasía, más cuando mis días son de nostalgia escucho esa música ya que tiene algo que es encantador. Cierro mis ojos dejándome llevar por la dulce melodía llena de sentimientos. Un sonido de un claxon me saca de mi momento de paz, es cuando me doy cuenta que soy la que estorba en el paso de los demás autos.

Aceleró y me estaciono en mi lugar de siempre, detengo la marcha del motor y tomo mi bolso. Bajo del coche y me encamino a las instalaciones, llego a mi salón de clases y me siento en el pupitre que está al fondo. Los grandes ventanales me dan vista al enorme jardín de la preparatoria puedo observar como los enormes arboles ondean con el viento miles de estudiantes se encuentran tirados sobre el césped relajados como también hay varias parejas apapachándose y resoplo que gran perdida de tiempo. 

Gracias al cielo este es mi último año de clases, Helena mi mejor amiga recién llega y toma asiento a un lado de mí, el maestro con su típico traje negro entra y saluda a la clase, dejando su maletín sobre el escritorio despreocupado.

─Buenos días clase, espero y me digan que tienen muchas ganas de estudiar, por que yo no traigo ganas de trabajar.─ Dice y todos reímos por su broma, muchas de las chicas se le quedan mirando y babean por él, ya que para que negarlo el maestro está bien guapo... Pero no es mi tipo. Así que centro mi atención en sacar mi libreta y pluma de mi bolso ya que de acosar a los hombres no es lo mío eso mejor se lo dejo a Helena.


Helena comienza hacer señas, así que después de unos minutos le regaló mi atención disimuladamente, no pienso llevarme una reprimenda como el día de ayer solo por poner atención a Helena. Ella es la típica chica loca, esa que te obliga a asistir a fiestas alocadas, y lo mejor de todo que me prepara citas a ciegas con chicos desconocidos. Por qué según ella es una vergüenza que a mi edad no hubiese tenido ningún novio aún.

Recuerdo la última vez, me emparejó con un chico Dark, de esos que visten de negro y usan collares de calaveras de adornos y no es discriminación. Los chicos que he conocido aquí en la preparatoria han sido personas que se me antojan muy divertidas, solo que este chico era muy diferente y extraño hablaba de rituales y eso me asustó mucho. Me quiso besar en los labios en cuanto me presenté a la cita, acto que no me agrado en lo absoluto, las cosas a la fuerza no siempre salen de la mejor manera y menos con un desquiciado como lo era ese chico, a los minutos que comenzó a hablar de sus rarezas me disculpé con él y me retiré del lugar.

─Pss, pss. Por fin es viernes Renata, muero por salir de esta cárcel e ir a tomar unas piñas coladas, al bar de Simón y de paso apretar ese enorme trasero de mi amigo.─ susurra a mi lado.

─Tranquila Helena, vamos llegando apenas va comenzando la primera clase, ¿y tú ya pensando en salir de farra, además de apapachar el trasero de Simón?.─ la reprendo y no es que sea la típica chica amargada, en realidad me encanta salir a pasear disfrutar de los paisajes.

De vez en cuando asistimos al bar de Simón, un buen amigo que conocimos hace unos años, para ser exacta cuando cumplí mis dieciséis en una de tantas citas a ciegas que me preparó Helena. Ya que ella es fanática de eso y está empeñada en que pierda mi virginidad antes de los diecinueve, Simón y yo nos caímos mejor como amigos y es desde entonces es que nos hicimos los mejores aliados. Aunque a veces se le nota extraño, cuando Helena llega con compañía solo que no he preguntado nada para no incomodar, pero sospecho que mi amiga se lo está tirando.

No comprendo el afán de Helena, de buscarme novio, no es que sea una quedada apenas tengo dieciocho años y no me ha interesado un chico en lo absoluto además de que pienso que eso de las relaciones no es lo mío, creo que para eso habrá mucho tiempo de sobra y si no lo hay no me preocupo.

Mi Imposible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora