¡Tercer libro de la serie Amores que Sanan!
#1 en Fe. 23/10/2020
Venus se está ahogando. Con palabras que no puede decir, un pasado que se niega a afrontar y un futuro que no quiere admitir.
Ahogando sus penas en alcohol y drogas, Venus ha callado...
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Tus decisiones, siempre serán malas para otros. Lo que no saben, es que a veces uno está tan cansado de todo, que ya nada parece una verdadera solución al problema.
Amo a mi nieta. Durante mucho tiempo tuve que justificarme, a mis acciones, a mis decisiones con respecto a su vida, porque hay personas que creen que no la amo, pero la realidad es que desearía que por un momento, se pusieran en mi piel.
¿Qué harían si de un momento a otro, tienes a tu nieta adulta, bajo tu tutela? Suena sencillo, pero nada en relación a Venus, es sencillo. Desde el principio, tuvimos que aislarla porque encontraba miles de maneras de lastimarse. Primero lo hacía con cortes visibles, luego con cortes en otras partes de su cuerpo, finalmente comenzaron las píldoras y terminó con la heroína y el alcohol.
Se supone que al estar jubilada, debo llevar una vida tranquila, pero desde que Venus regresó a nuestras vidas no tuvimos ni una temporada de paz, hasta que Kiran apareció. Tuve tiempo de recuperar mi negocio, de poder ir al coro de la iglesia, de tener una vida.
Repito, amo a mi nieta, pero los sacrificios que hicimos por ella, para que mejorara, fueron mucho, pero no suficiente. Gastamos todo el dinero que teníamos, nuestro negocio se fue en picada porque no teníamos dinero para sustentarlo y porque nunca estábamos en casa para atenderlo. Tuvimos que despedir a mucha gente, tuvimos que hacer grandes sacrificios para enviarla a un centro de rehabilitación donde creí, había mejorado.
Ahora veo que no.
Y ahora sí fue mi culpa. Jamás podré perdonarme por esto, porque soy la razón por la cuál está en coma. si tan solo hubiera escuchado a Kiran, o hubiera observado más allá de mis propias intenciones, nada de esto hubiera sucedido.
Todo fue difícil. Cuando Steven firmó los papeles de divorcio, vi a mi hijo tan consternado, que no me negué cuando dijo que se alejaría del pueblo. Sabía que eso significaba perder contacto con Venus, pero en su momento, creí que no sería mucho, así que no me preocupé. Un hombre necesita ser feliz, para hacer feliz a los demás, y no quería más que eso para mi nieta y mi hijo.
Leane parecía tan feliz con su nueva vida, que cuando una niña de solo ocho años dijo que ese tipo le tocaba el brazo de forma que no le gustaba, mi único consejo fue decirle que se alejara, y que no le contara a nadie porque su madre podría enfadarse. Y es que, solo pensé que estaba incómoda por todos los cambios que tuvo en su corta vida.
No le creí, tal vez en mi mente pensé que jamás podría suceder eso en mi familia, porque lo ves en las películas, en los libros, en la televisión, pero nunca crees que eso podría sucederte, que tu familia está tan segura de aquellos casos, que en su momento no oí. Y estaré toda la vida arrepentida por ello, porque mi nieta sufrió horrores a manos de ese hombre, y yo pude evitarlo.
Siendo una niña, confió en mí y yo la defraudé.
Y entonces llamaron a las tres de la madrugada para decirme que mi nieta estaba en terapia intensiva, a punto de morir, que Leane murió también, y todo fue de mal en peor desde ese momento.
