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Catra despertó en su choza, había tenido un sueño de lo más extraño la noche anterior. Le dolía la cabeza, y se la palpaba en busca de... orejas, porque aquel sueño donde era una chica gato se había sentido muy real. Lo cual era bastante absurdo, ya que desde que tenía memoria ella era una licántropa, una humana con la capacidad de transformarse en una loba. Nada de animal antropomórfico ni metamorfosis a medias.

Y Adora, la había abandonado para liderar otra manada. Era su enemiga desde entonces, pero ahora que por fin era alfa y líder de la manada, podría enfrentarla, cerrar esa herida que no la dejaba vivir en paz. Suspiró con pesadez. Más que un sueño, aquello había sido una pesadilla.

Se estiró con pereza, esa noche era luna llena, lo que la emocionaba en cierta manera, porque era noche de caza. Salió al bosque, a recibir los rayos del sol, y el aroma de la caldera junto con el humo de la fogata: los amigos de Entrapta estaban cocinando algo delicioso otra vez.

Scorpia apareció de la nada, asustándola como siempre, pero ya estaba acostumbrada. Sólo le gruñó como siempre, para que supiera quien era la que mandaba ahí, para luego escucharla parlotear como cada día.

—¡Catra! Qué bueno que te encuentro, creo que anoche...

—No me importa lo que hagas en las noches, Scorpia, te lo he dicho muchas veces. ¿Dime, está todo listo para esta noche?

—Ah, cierto. Hoy es luna llena. Sí, estamos todos preparados. Pero, ¿estás segura de que es lo que quieres?

—Sabes que jamás dudo de mis decisiones. Es el peso de ser un alfa.

—Sí, claro, pero...

—No más peros, Scorpia. Tengo hambre, no me quieres de mal humor.

Scorpia asintió y caminó en silencio a su lado, en dirección a la gran fogata en medio de la aldea de su manada. Entrapta estaba junto a los cocineros, hablando de alguna teoría que sólo ella entendía, mientras los otros asentían como si supieran de lo que hablaba mientras cocinaban para todos.

Catra no podía entender por qué Adora había abandonado aquella comunidad. Era una de las más fuertes, probablemente la más apta para liderarla, porque ellos necesitaban alguien que les guiara y protegiera. Pero Adora un día simplemente decidió irse, y luego los rumores de que se había convertido en alfa de otra manada no tardaron en llegar.

Cuando supo eso, Catra estalló en ira, y sin pensarlo demasiado, desafió a Hordak, el actual líder, para tomar el mando ella misma. Lo venció limpiamente, pero como no era un buen perdedor, intentó atacarla por la espalda, haciendo que los instintos de Catra despertaran, lo que terminó en su muerte. Sin embargo, a pesar de que no había sido un buen líder, y había abusado de todos con ayuda de la bruja Shadow Weaver, Catra decidió enterrarlo ella misma, como una forma de cerrar el ciclo para toda la manada.

Hordak era el primer licántropo que Catra había matado con sus propias manos, o mejor dicho, con sus propios colmillos. Nunca había tenido que llegar a esos extremos, tampoco quería volver a hacerlo, pero lo haría si era para proteger a su manada. Haría lo que fuera necesario para proteger a su familia, lo que fuera para que nadie se sintiera abandonado como ella.

Mientras comía agradecida, venían a su mente imágenes del sueño, y casi se atraganta al recordar a Adora desnuda. Scorpia le ayudó, palmeándole la espalda suavemente, lo que hizo que recordara una imagen de ella junto con otra chica, pero fue tan rápido que no pudo retener más del recuerdo.

"Sólo fue un sueño" se dijo a sí misma. Decidió enfocarse en el presente, en sus planes para aquella gran noche, en las posibles consecuencias si todo salía mal. La única variable que podía afectar sus planes, era aquella bruja que había desaparecido luego de que derrotó a Hordak, parecía haberse esfumado de la faz de la tierra.

—¿Hay algo que te preocupa, Catra? —preguntó con cierta timidez Kyle.

Catra lo miró de reojo, el chico casi nunca hablaba, pero su sensibilidad le permitía saber fácilmente lo que sentían los demás. Otra imagen vino a su cabeza, pero no se esforzó en tratar de retenerla para recordar, ya estaba harta de ese estúpido sueño.

—La verdad, sí. La ausencia de esa bruja me molesta. Podría arruinarlo todo.

—Simplemente huyó cuando derrotaste a su marioneta —dijo Lonnie.

Catra suspiró. Esa no era explicación suficiente. Siguió comiendo en silencio, mirando a sus compañeros que charlaban entre ellos sentados alrededor de la fogata. Todo se sentía muy tranquilo desde la muerte de Hordak, pero por alguna razón, su dolor de cabeza no le permitía estar en paz.

Scorpia terminó de comer antes que todos, y se levantó, para ir a deambular por el bosque. Entrapta seguía tratando de explicarles su teoría a sus amigos, mientras que Kyle, Rogelio y Lonnie hablaban de trivialidades.

Catra seguía sintiéndose intranquila, así que dejó de comer, para adentrarse en el bosque. Cuando encontró un claro que le era familiar, se transformó en loba, y se dejó llevar por su espíritu animal, corriendo a toda velocidad, escuchando todo a su alrededor, el viento, el susurro de las hojas, el crujido de las ramas bajo sus patas, el olor a tierra húmeda, a savia y hojas secas.

Correr en su forma de loba siempre la había hecho sentir libre, y su conexión con la naturaleza le tranquilizaba y despejaba su mente. Se detuvo antes de traspasar el territorio de su manada, ya que no estaba buscando problemas. El Valle de los Susurros siempre había tenido enfrentamientos entre lobos, e incluso humanos, por lo que había territorios definidos, aunque esto no significaba una paz absoluta.

Sin embargo, cada luna llena, las manadas tenían un pacto de paz, lo que permitía que cada lobo pudiera conectarse con la luna sin miedo, sin tener que luchar por algo que era parte de su cultura. La llamada noche de caza, cada lobo corría libre, durante toda la noche, para recibir la energía de la luna, y en medio de esta euforia, estaba permitido cazar animales en forma de lobo.

Estaba prohibido cazar en forma de lobo cualquier otro día que no fuera noche de caza, ya que el equilibrio de la naturaleza podía ser roto fácilmente. Esto no era una regla que los humanos siguieran, por lo que era común que los lobos los espantaran, por lo que el Valle de los Susurros era considerado un santuario de la naturaleza.

Por eso Catra no entendía, cómo es que una bruja como Shadow Weaver había terminado en el Valle, siendo que claramente era humana, cualquier lobo podría saberlo inmediatamente por su olor, sin embargo, logró escabullirse y aliarse con Hordak. Aquello no terminaba de tener sentido para Catra, por eso le preocupaba su repentina ausencia, porque no sabía a qué se enfrentaba.

Miró hacia el cielo, estaba despejado no parecía que llovería a pesar de ser otoño, sería una noche hermosa, ya no podía esperar. Se dio vuelta, y corrió de regreso hacia su manada, pasaría a la cascada cercana, donde se daría un chapuzón, tal como hacía con Adora cuando eran niñas. Aquel recuerdo le causó dolor en su pecho, a pesar de lo mucho que la odiaba, la extrañaba, y se odiaba a sí misma por eso.


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Nota: Creo que la culpa de este capítulo la tiene Umbrella Academy jajajaja. Y bueno, me gustan mucho las historias de hombres lobos y vampiros, de hecho una de las primeras historias largas que escribí fue una de este género, "Huellas", y disfruté mucho escribirla, porque tenía mucha acción y fue un desafío escribir sobre una pareja gay (hombres a eso me refiero). Aviso desde ya que no escribo omegaverse, así que esta historia no irá por ese rumbo. Intentaré actualizar más seguido, simplemente no he podido porque he estado muy ocupada y cansada xd. Y nuevamente, gracias por sus comentarios y votos :3

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