CAPÍTULO 28 - Traidor

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—¿Dónde está? —exigí.

—Hablaremos en cuanto lleguemos y... —mi madre comenzó a decir pero la corté.

—¿Cuando lleguemos a dónde?

—A mí refugio —contestó.

—No, llévame con Dwight —pedí y me alzó las cejas.

—¿Quién es Dwight?

—El sobrino de August Wellyntong, ¿lo recuerdas mamá? —espeté y me miró sorprendida, así que decidí aguijonearla un poco más—. ¿También recuerdas que le dijiste que yo me había quedado con la piedra? Por que por eso fueron hasta Washington a buscarme... Todos los malditos chupasangre —solté y su mirada se endureció.

—Hablaremos de eso después —dijo en cambio y me molesté.

—No iré contigo a ningún lado. Llévame a donde te pedí —ordené.

Ella me miró fijo, como decidiendo si me haría caso o no.

—Bien... —susurró rindiéndose y sonreí por dentro victoriosa.

Estaba preocupada, necesitaba ver a Dwight. Tal vez se tomó a mal lo de mi escape y ahora esté buscándome, por lo cuál iría con Friggia y si hacía eso, las cosas no terminarían bien.

Le indiqué el camino al mitad vampiro tras el volante. Era mayor pero apuesto, así que no era difícil adivinarlo. Todos estaban como esculpidos por los dioses... Malditas cualidades vampíricas.

Cuando estuvimos frente a la casa, no esperé a que estacionara y bajé de un salto.

Golpeé la puerta olvidándome del timbre, y los modales.

Mi sorpresa se reflejó al ver a August frente a mí, mirándome de igual forma.

—¿Scarlette dónde has...? —no pudo seguir ya que escuché una voz a sus espaldas.

—¡¿Scarlette?! —preguntó Dwight exclamando.
Suspiré aliviada, no había cometido ninguna estupidez aún.
Él se abrió paso observándome furioso.
—La misma —musité y resopló.
—¿Sabes cómo he estado después de que te fuiste? No me dejaste ninguna nota al menos, ¡maldita sea! —gruñó y me crucé de brazos.

—Lo importante es que estoy bien —mascullé.

—No, lo importante es que no te importó el cómo me dejarías al marcharte de aquella forma. Eres una egoísta, sí eso, y eres... —iba a seguir escupiendo sermones pero como ya me había irritado, solo lo tomé de los hombros y lo besé para que se callara, sin mencionar que yo también lo necesitaba. Fue como un respiro, un descanso mental.
Fue... Como estar en casa. Y me gustó.

Eso lo tomó por sorpresa, pero me regresó el beso con mayor fuerza envolviéndome con sus brazos.

Habríamos seguido de no ser por un fuerte carraspeo detrás de mí.

—Bueno, ya veo porqué tenías tanta prisa por venir aquí —habló ella.

Me aparté, Dwight miraba de ella a mí con confusión pero August se había quedado petrificado observándola incrédulo.

—¿Anabell? —preguntó inseguro y ella asintió en saludo.

—Un gusto volver a verte August —saludó amable y rodé los ojos.

—La encontraste... —me susurró Dwight atónito y sacudí la cabeza.

—No, ella me encontró a mí.

Observé de nuevo a August, que la admiraba... como un ciego que miraba por primera vez el sol,  y comprendí que estaba enamorado.

¡Estaba enamorado de mi madre!

EL CÍRCULO NEGRO #1 ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang