Único capítulo.

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◈ ━━━━━━━ ⸙ ━━━━━━━ ◈

❝ ──Armando... Armando recibió tiros de
mi unidad pero sabes que el hijo de
puta es más duro que las piedras ¿verdad?
Pues escucha, en cuanto pude cuando
estaban todos encontré su cuerpo, le tome
el pulso, lo arrastre a una parte de una
tierra que estaba húmeda y fresca...
el hijo de puta seguía con vida.
Respiraba muy leve pero respiraba, lo
deje semi tapado para que nadie lo vea.
El ya sabe lo que tiene que hacer...❞

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Cuando finalmente despertó sintió un enorme dolor en el cuerpo, miro el cielo nocturno sobre él mientras un grillar armonizaba el lugar, parpadeo varias veces antes de recordar lo que había pasado por la mañana y tras ello el dolor emocional llego: su corazón latia demasiado rápido debido a la impotencia por levantarse y buscar a su familia, cerro los ojos aturdido llevando su mano hacia su muslo y mirándola al sentir algo frío y húmedo en ella ignorandolo inmediatamente para caminar lo más rápido que podía hacia todos lados en busca de alguna revelación.

El primer cuerpo que para su pena vio fue el de ese chico nuevo, Raúl, le miro tirado en él suelo boca abajo con un enorme charco de sangre bajo él, desvió la mirada apenado por no haberle podido ayudar siendo que él aún era muy joven y tenía muchas más cosas por experimetar. Recuerda con pesar cuando el argentino hablaba de lo cuán agradecido estaba de que le dieran esta oportunidad, la única que le han dado en toda su vida... ¿realmente se la dio o se la arrebató? Pensó caminando un poco más, no sin antes pedir que el pobre chico pudiese descansar en paz y encontrara un verdadero motivo por el cual vivir en otra vida.

Unos cuantos metros más lo vio a él, a quien hizo sentir culpable durante los últimos días de su vida; sintió sus ojos pesados y sus extremidades temblar al verle ahí tirado como si nada con los ojos cerrados y sus manos a sus costados, limpio la sangre seca que caía de su boca con la yema de su pulgar lamentando haberle culpado la muerte de Manolo, lamentando haberle tratado mal cuantas veces pudo y recordando que aún a pesar de ello él le seguía sin importarle absolutamente nada. Soño que se rencontraba nuevamente con su su tío y ambos volvían a sentirse felices y completos, más felices a como los conoció y los vio por última vez.

Los siguientes en encontrar serían Juanjo y Emilio.

── Hasta que la bala nos separe.── Murmuró al ver a Juanjo quien era de los únicos que permaneció en su familia desde el principio hasta el final. Sonrio con lágrimas en las mejillas al recordar como fingía ser valiente tras su imperturbable aura de tranquilidad y como apesar de siempre confesar tener miedo se quedaba junto a ellos luchando por su propósito. En ese cuerpo sin vida alguna vez existió una sonrisa amarga que se aleja de él haciéndole replantearse si esta haciendo bien las cosas o está arruinando todo a su alrededor.

── Ya no son buenos días Armando, solo son días.── Murmura Juanjo antes de irse, antes de sonreír avergonzado ante los halagos de todos por ser el único que permaneció en pie en una dura batalla contra el CNI. Aquel temeroso niño, tranquilo y sereno, estaba con los ojos abiertos mirando hacia donde según recuerda la primera vino hacia él. Cerro los ojos de su compañero y acaricio su frente volviendo a murmurar lo orgulloso que estaba de él y esperando que pueda escucharlo de alguna u otra manera, rezando por que le sonriera cuando volvieran a verse.

Volteo para encontrarse con esa cabellera negra desatada, podía ver su cabello cubriendole el rostro como pocas veces en el pasado lo hizo. Puede ver a su lado a Emilio decirle que un cabello arreglado siempre demuestra seguridad, puede verlo ahí parado con los brazos cruzados y su expresión sería... sienpre a lado de él; más allá de su temeraria actitud conoce al pequeño ser destrozado por perder a su hermano, la última persona en el mundo de su sangre, pero también conoce ese lado agradable, ese lado que agradece un gracias y atiende sin dudar un por favor. Los ojos de Emilio eran tan expresivos que ahora ni siquiera podía mirarlos, no cuando aún sin palabras permanecía junto a él defendiendole si pensárselo dos veces. Espera este feliz al encontrarse con Pablito y su demás familia, tanto la que amo en México como la que encontró en Los Santos.

Y entonces descubre algo: hay solo cinco cuerpos ahí. Ve él último de ellos a unos cuantos metros de él, pide a lo más sagrado que no sea él pero apenas logra ver su ropa y cabello siente como su mundo se destruye. Corre hacia él tirándose al suelo para ponerlo boca arriba, mira su rostro ensangrentado con una herida de bala en la cabeza, su camisa blanca que solo en ocasiones usaba estaba igualmente manchada de sangre y sin importar mancharse de ella abraza el cuerpo aferrándose a él y todo lo que ese día había perdido: a su familia, su único motivo para vivir. Evita gritar de impotencia, no quiere molestar a sus compañeros y oculta su dolor como el día en que murió Manolo. Acaricia el cabello rojo de Yun y con su saco quita la sangre de su cara esperando a que este despierta y le consuele con una alguna maldita broma; ello, por supuesto, no sucede.

── Yo te sigo Nadando, a donde vayasvoy yo.── Recuerda sus palabras que a pesar a escucharlas por radio las siente calidas y reales, en se momento se siente aliviado por tenerlo cerca y saber que su espalda y frente siempre estarán protegidas mientra ambos estén juntos, como desde sus inicios. Suspira obligándose a recordar sus últimas palabras.

── No, no puedo más, esto ya si que no ¡Esto ya si que no, voy a coger ese puto helicóptero y me voy derecho para el aeropuerto!── Grito al sentirse acorralado ante tanto estrés, ante el miedo.── ¡Que le den por culo a todo, no voy a permanecer más en esta puta organización! Me niego... Esto es un puto matadero, que el viejo tiene coches blindados ¡tiene de todo! ¡Mira a Manolo, míralo!

Él guarda silencio y solo mira a su más antiguo compañero, a él jefe de la organización dándose cuenta que está batallando una guerra que no les corresponde pelear y él solo atina a silenciar sus pensamientos, el rencor le nubla la vista en ese momento y solo reacciona al deseo de matar a Conway como Gustabo tanto se lo prometió. Niega con la cabeza sintiéndose culpable, sintiendo que no ha hecho nada por su amigo en un momento dónde estaba tan indefenso, en un momento donde debió seguirlo e indicarle a todos que lo correcto era huir. Nuevamente mira el cuerpo de Yun, sus ojos rasgados están cerrados y su piel es incluso as pálida y fría, acaricia su mejilla odiandose por no haber muerto junto a ellos... odiando el hecho de que él sigue ahí.

── Yo tambien te sigo Chino... yo siempre te sigo.── Murmura dejándole nuevamente en él suelo y caminando hacia la tumba de Manolo. Reza por que Chino crezca sin experimentar nuevamente el lado cruel de la vida, que pueda conocer a sus padres y crecer sabiendo que la vida tiene un millón oportunidades más par él, esperando verlo en otra vida.

Mira la tumba de Manolo y recuerda a quien lo sentenció: Gustabo, cierra los ojos al verle detrás de cada uno de ellos actuando para su beneficio, desechandolos. Puede recordar como antes de estar inconsciente escucha los gritos de sus compañeros y la voz del más joven de ellos gritar que le cubría, que debía irse ¿habrá valido la pena que huyera de ahí con vida? No lo sabe y tampoco desea saberlo. Alza la pala y mira la tierra a lado de donde el cuerpo de Manolo descansa.

── Ahora entiendo por que lo escuchaste Tonet, yo también lo escucho.── Murmura al empezar a escarbar.

Alzo la mirada cuando ya había terminado su trabajo, habia seis tumbas reunidas en aquella colina mientras el sol finalmente aparecía sobre él, cayó agotado al suelo pensando si ese sería su tan ansiado final al saber que ya no podía más, se recostó en el suelo respirando con tranquilidad al saber que moriría junto a su familia. Cerro los ojos esperando, el dolor en su cuerpo desapareció y una paz le invadió; pensó en Freddy y su último mensaje, sonrió sabiendo que él también estaba con su familia siendo feliz al huir de esa maldita ciudad, Gines, Andrea y él lo merecían, merecian poder realizar una vida de en sueño después de tanto dolor. Después de ello miro a cada uno de sus amigos junto a él y por fin dejo de sufrir.

── Llegas tarde, boss.── Dice una voz dándole la bienvenida, haciéndole sentir en casa.

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In the morning. | Armando/NadandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora