IX

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Era temprano, lo notó en el momento en que no escuchó todavía su alarma sonar, sin embargo, como siempre, el lado de su cama estaba vacío. Estirándose perezosamente, tanteo con la yema de sus dedos la frialdad de las sabanas. Por lo general, siempre tendía a quedarse un poco más recostado en la cama, durmiendo. Era un hombre madrugador, eso todo el mundo lo sabía, pero no tan madrugador como Martín, que parecía despertarse con el amanecer.

Su marido, jamás había sido apto para dormir mucho, cuando algo tendía a preocuparlo o a mantenerlo entretenido.

Durante los dos meses de Luna de Miel, que habían tenido alrededor del mundo como prófugos de la ley, nunca supo a ciencia cierta si su esposo, luego de casarse con él, había tomado la decencia de esperarlo para levantarse de la cama, por el simple hecho de saber que él odiaba despertarse solo en la cama. Pero basto solamente volver nuevamente a la rutina, para que Martín (Literalmente mandando a la mierda su tan cariñoso detalle hacía sus costumbres), volviera a tener esos extraños hábitos de sueños, en donde textualmente parecía apenas dormir cinco horas y se levantaba de la cama al amanecer, para comenzar su día.

En sus años conviviendo en el Monasterio y los años anteriores a ellos, siempre había sido lo mismo. Apenas él abría sus ojos, con todo su humor de mierda por la mañana, y Martín ya estaba despierto, exuberante, enérgico y gritón como solo él. En ocasiones, Andrés no podía mentir al decir que envidiaba esa energía con la cual su marido tendía a despertarse.

De hecho, tampoco podía mentir que a pesar de los años de casados, ese hecho de Martín de no esperarlo en la cama a que se despertara, todavía le jodía un poco. En sus anteriores matrimonios, Andrés tenía la fina decencia de siempre despertarse antes de sus esposas para estar perfecto, presentable. Exceptuando con Tatiana, que generalmente tendían a despertarse a la par, luego de una larga noche de sexo, con ninguna de sus anteriores mujeres, le había sucedido de que lo dejaran abandonado como un condón usado, o como un culo perezoso, en su cama al amanecer. Como sucedía con Martín.

Despertarse con esas mañanas con Martín, si bien le seguían molestando, no era un hecho que le resultara entrañable.

Pero esa mañana era diferente. Lo notó desde el momento en que Martín ni siquiera se había movido dormido para buscarlo o había dejado en ningún momento de darle la espalda, corriendo de su tacto cuando él, en un intento de acercarlo hacía él en un abrazo, lo apartaba de un manotazo seco: seguía enojado. ¡Por favor! Si ni siquiera la noche anterior, le había dado las buenas noches, esperando hasta el último momento, asegurándose completamente de que estuviera dormido, para salir de su estudio y venir a dormir.

Soltando un pesado suspiro, decidió levantarse perezoso para pasar una pesada mano por sus despeinados cabellos, al bajar las escaleras para dirigirse hacia la cocina.

Allí estaba. Con una clara camisa por debajo de esa chaqueta de cuero: impecable, bello. Como solo él podía estar a esa hora de la mañana, completamente listo y despierto. Pero con un presente rostro indiferente, que no le dedicó más que una mirada antes de volver a su periódico y a su café con leche caliente.

—Buenos días...—habló con pereza, arrastrando sus pies cubiertos con sus pantuflas, hacía él para besar su sien mimosamente, cómo hacía todas las mañanas.

Sin embargo, apartándose como un gato arisco, su esposo corrió su rostro a un lado llevándose la taza consigo y el periódico bajo el brazo, para levantarse de la mesa y dirigirse a su estudio sin dirigirle la mirada, antes de darle la espalda crudamente frio. Esquivando ágilmente esa coqueta mano que quería ir a parar a su cintura y esos labios que ni siquiera alcanzaron a tocar su piel.

—Martín...— Llamó cansadamente, pasando una mano por su cara, notando como él se detenía en seco para dedicarle una leve mirada por encima de su hombro con completa indiferencia— Por favor...¿Podemos olvidarlo?— pregunto tentativamente. Mala idea.

Impertinencias [Berlín x Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora