No te creo

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Me di una última mirada al espejo, tras aplicar mi labial. Me moví un poco el cabello que caía por mi espalda en hondas y sonreí.

Me veía muy bien.

A pesar de que mi semana había sido una montaña rusa de cosas, era viernes en la noche y por tanto, hora de que volviera a ser yo.

Mi uber me estaba esperando abajo. Agarré mi bolso y bajé dos pisos en tacones de 15 centímetros. Abrí la puerta del carro negro esperando a la entrada de los dormitorios y le indiqué que me llevara a Red4.

Desde que Allie se había ido, la habitación se veía extremadamente grande. Había estado estudiando como loca, todo con tal de no sucumbir al silencio. Estaba decidida a no pasar la noche sola.

Unos cuantos minutos después me bajé frente al club y caminé unos cuantos metros hasta la entrada.

-¡Selena! Y yo que ya me había resignado a no ver esta carita de nuevo-

Dijo Luke, el encargado de la entrada. Subí los ojos.

-¡menos de una semana, Luke!-

Le dije, riendo.

-eso es como un siglo en tiempo Selena, ¿me equivoco?-

Y no se equivocaba. Reí.

-pero ya estoy aquí para quedarme-

Fui a la entrada, pagué el cover y subí las escaleras en caracol, hasta la entrada. Un chico me abrió la puerta y entré al club. Había humo de fiesta en todas partes y la música estaba a reventar. Mis ojos se fueron directo al bar, donde sabía que un rubio ya me estaba mirado. Caminé hasta el asiento junto a él y me senté. Comencé a contar mentalmente hasta diez. Antes de llegar al siente el chico habló.

-Dame un martini para la señorita-

Le dijo a Cal, el barman encargado.

No me molesté en decirle cómo me gustaba, ya que Cal lo sabía a la perfección: sucio, en las rocas.

Giré mi cabeza hacia el chico junto a mí y le di una sonrisa sin dientes.

-Justin-

Me dijo a modo de presentación. Tenía los brazos llenos de tatuajes y una sonrisa en el rostro que aseguraba apenas acababa de cumplir 21. Tenía una camisa blanca y jeans.

-Selena-

Le respondí.

Casi podía anticipar sus palabras, antes de que las dijera. Los chicos como Justin eran exageradamente predecibles.

-¿vienes mucho aquí?-

Le sonreí. Iba a responder cuando llegó Cal con el trago. Le agradecí

Miré a Justin e hice la mímica de un brindis antes de tomar.

-cuando la situación lo amerita-

Le respondí, tras unos cuantos tragos a mi bebida. Él sonrió. Podía ver que estaba encantado conmigo, ¿quién podía culparlo? ¿El día que sales a estrenar tu cédula te encuentras conmigo? Era un bastardo con suerte.

-¿eres de aquí?-

Me preguntó.

-¿tú qué crees?-

Le devolví la pregunta. Él me sonrió

-creo que sí. Este tipo de belleza no se encuentra en todas partes-

Di una media sonrisa. Ese halago no lo había escuchado antes.

-yo soy de Nueva York y te digo, allá nunca se ven chicas como tú-

Outlaw. Zayn Malik y Selena GomezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora