Esperar.

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Aquí te estaré esperando, paciente, mientras contemplo aquellos recuerdos que compartimos. 

Es impresionante como fui tan estúpido; por pensar que siempre podríamos forjar más, sin tomar en cuenta que tú algún día te irías, dejando pequeños rastros de ti sobre aquellos que te conocieron.

Quienes, como yo, no supieron que ese sería el último día en que te veríamos sonreír.

Mis lágrimas son tan reales como el cielo, que llora por tu ausencia en este plano. 

Mi llanto es comparable con las cascadas, que empujan con fuerza el agua hacia abajo, creyendo que solo ese es su destino.

Mi garganta, desgastada por el grito, posee un nudo que no se desatará hasta en unas largas semanas, equivalentes al tiempo que tardará el sacarme las ojeras que obtengo por llorarte. 

Las cuales cubro con maquillaje para que los demás no pregunten que me sucede. Para evitar decirles que tan solo soy un conjunto de huesos y carne muerto por dentro.

La palabra extrañar se queda demasiado corta, pues te añoro como los adultos mayores añoran los viejos tiempos, donde no cargaban con tanto peso.

Pero aquí te estaré esperando, paciente, mientras contemplo aquellos recuerdos que compartimos. 

Poesía etéreaWhere stories live. Discover now