Prólogo

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Prólogo

Scorpius estaba ansioso, nervioso, alegre y sin duda alguna, tenía un pequeño tic de emoción que deslumbraba más que días anteriores la Mansión y del que Draco ya empezaba a querer pegarse la cabeza contra alguna superficie sólida al saber que no tendría a aquella pequeña persona que le alegrara sus días, todo por ir a la escuela.

¿Por qué tenía que crecer tan rápido? Recordaba a un pequeño bebé y de la noche a la mañana cumplía once años y tenía que irse a Hogwarts lejos de él.

- ¡Vamos, papá! ¡Más rápido!

- Son las ocho de la mañana, Scorpius, relájate. - Draco sonrió viendo el pequeño sonrojo de vergüenza en su hijo. - Las cosas están listas, acomodadas en tu baúl, ¿podemos ser una familia normal y almorzar en paz, por favor?

- ¡Papá!

El reproche de su hijo le hizo sonreír aún más. Su hijo era el único capaz de derretir su corazón. Lucius bajo el periódico siendo su nieto el centro de su total atención, estaba serio viéndolo fijamente hasta que el pequeño engendro Malfoy-Greengrass le reto con la mirada, haciéndolo sonreír con diversión por el atrevimiento de su único nieto.

- Que insolente de tu parte, mocoso. Tu padre no te crió así. - Murmuró con fingido enojo haciendo reír a todos en la mesa. - Eso deberás hacer cada que algún profesor intente hacerte sentir menos.

- No pueden. - Dijo con orgullo. - Soy un Malfoy.

Lucius sonrió al oírlo, complacido de que su hijo haya criado excelentemente a su nieto. Cierto era que después de la Guerra Mágica, el rompimiento de su hijo y el famoso niño que vivió, su último año en Hogwarts y el matrimonio con Astoria, lo habían hecho cambiar por completo. Iniciando él, en negarse rotundamente con su matrimonio con la chica sabiendo que no lo haría feliz a su hijo y no quería más sufrimiento para su (ya no tan) pequeño heredero.

- ¿Irán ustedes también, abuelos?

Narcissa sonrió triste negando con la cabeza. Si bien, tampoco era muy buena la idea que el matrimonio Malfoy saliera seguido ya que, a pesar de haber sido perdonados, aún había  ciertas personas que le tenían un odio sin igual a ambos, mientras Draco a pesar de haber tomado la marca, fue un gran héroe de guerra gracias a Luna Lovegood en su último año escolar mientras que Rita había bajado de popularidad en el diario El profeta en los últimos años.

- ¿Por qué?

- Ya te habíamos dicho, cariño. - Habló Astoria. - Será después, ¿si?

El niño hizo un pequeño puchero haciendo a Draco bufar con diversión por su forma tan infantil (pero muy servible y eficiente) de que le dieran lo que el quisiera, cosa que (milagrosamente) funcionó porque sus padres se vieron cómplices unos segundos.

- Esta bien, Scorp. - Habló Narcissa haciéndole poner una enorme sonrisa en el rostro aún infantil del más pequeño de la mesa. - Sólo con una condición.

- ¿Cuál?

Ambos se vieron unos segundos haciendo al niño entender que debía hacer, se puso de pie aún con su plato a medio comer y se acercó a su abuela, llenándola de besos haciéndola sonreír.

Don't Let Me Go [Libro 2, Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora