John Lennon y Paul McCartney se encontraban en un bar.
Estaban sentados en una de la pequeñas mesas del local, charlando animadamente, cuando una chica se les acerco.
- Hola, bombón, ¿bailamos? - preguntó dirigiéndose a Paul con una coqueta sonrisa.
- No, no gracias - contestó, devolviéndole una amigable sonrisa a la vez que negaba con la cabeza.
- De acuerdo... Pero si quieres hacer algo divertido, no dudes en buscarme - le guiñó un ojo y, después de una última sonrisa coqueta, se alejó en dirección a la barra, perdiéndose entre la gente.
- Vaya... -
- ¿Por qué no quisiste? - preguntó John.
- No lo se... Solo no quise, no ten..-
- Apuesto a que no sabes bailar - lo interrumpió entre medio de un risa.
- ¿A qué viene eso? -
- A que si no quisiste bailar con ella, es por que no sabes bailar -
- Claro que no, yo sí se bailar -
- ¿A si? ¿cómo puedo estar tan seguro de eso? -
Paul quedo en silencio, no sabiendo como responder exactamente a esa pregunta.
- ¿Por qué no mejor me lo demuestras? - Lennon volvió a hablar.
- No, olvídalo, no tengo ganas -
- Ja! Lo sabía -
- ¿Qué? -
- Pues que no sabes bailar, ¿verdad? -
- ¡Si se, John! -
- Demuéstralo -
- ¿Cómo? -
- Pues... Baila conmigo -
- ¿Eh? ¿Por qué contigo? -
- ¿Por qué no? - le sonrió divertido y tomo un sorbo de su bebida.
Paul, después de varios segundos debatiéndose mentalmente sobre lo marica que se verían ambos bailando juntos, por fin se decidió.
- Ok, lo haré - dijo rápidamente al momento que se levantaba, seguido por John, quien simplemente sonrío, aún más divertido.
- Después de ti, MacCa -
Ambos se encaminaron a la pista de baile, al momento que la gente comenzó a dirigirles la mirada con curiosidad.
Tratando de ignorar aquellas miradas, se pararon uno frente al otro y suspiraron pesadamente.
- Bueno, hay que hacerlo - se animó a decir Paul. John solo asintió.
Y poco antes de que el mayor comentara algo más, la música cambio su ritmo a uno mas lento.
Algunas de las parejas (aunque no todas), cansadas de tanto baile, pasaron a sentarse y observar al par de chicos que ahora eran el centro de atención. Estos simplemente se miraban a los ojos, sintiéndose cada vez más nerviosos ante las atentas miradas puestas sobre ellos.
Atrapados en sus pensamientos, poco a poco fueron acortando la distancia que mantenían.
Ninguno decía nada.
Sonriendo de manera juguetona, Paul decidió dar el "primer paso", tomando las manos de John y dirigiéndolas hacia su cintura, para luego él pasar las suyas por detrás del cuello del mayor. Así, comenzaron a mecerse al compás de la música, lentamente y sin dejar de mirarse.
