Mala suerte.

932 112 57
                                    


Luego de haber conducido unos 20 minutos, Gon se había comido el último de los bombones que llevó, y eso para él ya significaba algo malo.

Se prometió que compraría unos a penas viese algún kiosco, y ahí comenzaba el segundo problema.

Estaba en la ruta, no sabía donde podría estar el "próximo kiosco".

Suspiró, aún tenía que mantenerse positivo.

Sí, eso es lo que haría. Tenía que mantener la vista en alto. ¡Estaba yendo hacia su próximo potencial trabajo! En donde luego de trabajar por un tiempo, le darían un sueldo. Sueldo que gastaría en un trillón de chocolates y usaría también para comprarles regalos a sus amigos.

Ah, ahora estaba mas animado. Encendió el estéreo, donde justo sonó una de sus canciones favoritas.

Parece que todo iba mejorando.

El clima refrescó de golpe un poco más, dejando caer una leve llovizna también.

Por cada minuto que pasaba, esta lluvia se volvía un poco mas fuerte.

Gon comenzaba a sentir frío, asi que prendió la calefacción.

Cantaba al unísono con su canción preferida, hasta que por desgracia suya y una mala suerte de mil demonios, el auto comenzó a hacer un ruido extraño.

- ¿Qué? ¿Pero qué pasa?

Su coche se iba ralentizando cada vez más. El joven presionó con un poco mas de fuerza el acelerador, pero no hubo diferencia alguna. Gon no pudo evitar cambiar su expresión a una de confusión.

Estaba a punto de gritar porque su auto se acababa de quedar completamente inmóvil.

- ¿Por qué esto deja de andar tan de repente?

Lamentó en voz alta, llevándose una mano hacia su frente. Dios, ¿Qué es lo que ocurrió?

- Pero-

La nafta.

La maldita.

Nafta.

- ¿Cómo que el tanque de mi auto no tiene gasolina?

Se preguntó entre frustraciones.

¿De verdad no se había fijado en cuánto combustible le quedaba? Tampoco tenía algún repuesto de gasolina en ninguna parte.

Había llegado a una conclusión.

La próxima vez iba a fijarse en absolutamente todos los detalles antes de manejar. Oficialmente era un peligro para sí mismo.

- Y ahora que puedo... ¡Oh!

Kurapika. Kurapika le salvaría de esta. Siempre podía contar con él en todo y de hecho, él mismo fue quien le propuso enviar su curriculum a un puesto como recepcionista. Y...

- ...

Oh.

- La entrevista...

Hasta que lo tenía en cuenta. ¿Podría llegar aquel lugar a tiempo? Quizás era un caso perdido seguir tratando de llegar temprano.

- Leorio tenía razón, voy a quedar como un cartonero.

Probablemente viviría bajo un puente o en el desagüe, allí haría amigos tortuga que casualmente tambien serían ninjas.

Marcó el número de Kurapika.

...

Nadie atendió. Volvió a marcarlo.

...

Nadie atendió.

¿Acaso era muy temprano aún? Faltaban algunos minutos para que se hicieran las diez. Su último recurso sería llamar a Leorio, porque no sabía ningún número de ayuda para autos varados o algo así.

Por otra parte, estaba el hecho de que le daba vergüenza molestar a alguien más. Por ejemplo, podía llamar a Biscuit, una amiga que hizo en uno de sus trabajos, pero como pensó antes, no quería molestar.

- ¿Leorio? ¿Hola?

¡Le había contestado!

- Eh... ¿Gon?

Enseguida notó la voz de Leorio algo adormilada.

- ¡Qué suerte que estás! Hum, discúlpame por haberte despertado, ¿Estabas durmiendo, no es así?

- Sí... Pero no te preocupes, de todas formas hoy tengo el día libre, asi que no importa, puedo seguir durmiendo más tarde.

Gon suspiró un tanto mas aliviado.

- ¿Pasa algo, Gon? ¿Estás de camino a tu entrevista, verdad?

- Oh, se supone que ahora mismo debería estar yendo hacia allí. No solo pasó algo. ¿Por dónde debería empezar? ¡No tengo chocolates!

Por un segundo, Leorio frunció el ceño.

- P-primero un viejo me dijo metalero, luego mi auto estaba muy sucio, luego me comí todos los chocolates que traje conmigo, luego el clima empeoró, mi auto se quedó varado en la autopista, no llegaré a tiempo a mi entrevista y... y...

- ¿Cómo? Gon, no entiendo. ¿Estás bien? espera.

Leorio se levantó de la cama en la que estaba tan cómodamente recostado.

- Dime, ¿en dónde estás exactamente? No puedes quedarte allí, es peligroso.

- ¡Lo sé! créeme que lo sé... Te reenviaré una captura de la dirección que me pusieron en el e-mail así ves lo lejos que queda. Yo estoy en la ruta principal para llegar hasta allí, aguarda un segundo.

Gon estaba un tanto mas tranquilo. La entrevista había pasado a terceros, supuso que luego podría cambiar la fecha o directamente buscaría alguna otra propuesta.

Finalmente mandó aquella dirección a Leorio.

- Gon.

- ¿Sí?

- Esto me queda demasiado lejos, ¿de verdad queda en esa dirección?

- Sí! ¿Qué pasa? ¿No puedes llegar?

- No dije eso, me tomará unas dos horas llegar, ¿tú piensas que ningún auto cruzará esa autopista en el tiempo que te quedes allí? Es posible que se acumulen un montón de coches detrás tuyo para entonces, uh...

La poca tranquilidad que Gon había ganado se esfumó. El chico tenía a penas 20 y sólo quería un empleo, la vida era injusta a veces. Necesitaba dos, no, cinco kilos de chocolate en ese momento para tranquilizarse.

- Ya sé. Escúchame.

Paró todos sus sentidos para escuchar al mayor.

- Llamaré a un remolcador de autos. Como no sé cuanto tiempo tardarán, prueba primero hacer que el auto se mueva, quizas en realidad puedes moverte con el un poco más, al menos para no impedirle el paso a los demás autos. ¿Hay algo a tu alrededor?

- Uh... Bueno, en realidad, no veo nada...

Examinó un poco más su alrededor desde el interior de su auto, la neblina y las gotas de lluvia le impedían ver mas allá.

- Bueno, ahora que lo mencionas, creo ver una cabaña, pero dudo que sirva de algo. Leorio, intentaré empujar mi auto. Me mojaré por completo pero tienes razón, no puedo impedirle el paso a los demás. Colgaré ahora, te llamaré mas tarde por si-

Y eso es todo lo que el contrario pudo escuchar. El teléfono de Gon se había quedado sin batería.

❝Debiste decirlo desde el principio❞ - KilluGon┇GonKilluWhere stories live. Discover now