Preocupaciones.

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Bien temprano en la mañana siguiente Leorio tenía una cara no muy amigable.

Se encontraba en su auto negro con Kurapika a su lado, el rubio se encargaba de manejar.

Ambos habían decidido ir a buscar a Gon por su cuenta ya que nadie más parecía hacer algo. Realmente los de aquella agencia de remolcaciones eran (probablemente) un poco más que un fraude. Leorio les llamó anteriormente para preguntar si al menos se habían molestado en tratar de ubicar el auto de su amigo, y cuando estos le dijeron que sí pero que no habían encontrado nada, se dio cuenta de que no contaban con su ayuda.

- Ya, cambia esa cara. Yo también estoy muy preocupado pero evitemos pensar en lo peor, ¿bien?

Habló Kurapika, con su voz tan serena y linda como siempre. Parecía calmado, pero en realidad estaba bastante preocupado. Desde su punto de vista, Gon podría estar en algún sector del monte con el coche esperando a por ayuda, ya que Leorio había dicho que lo último que hablaron por teléfono fue algo de si podía mover su coche fuera de la ruta. Suponía que los remolcadores, en su vago trabajo de buscar, no lograron verlo o simplemente nisiquiera se molestaron en ir.

- Perdona, no puedo evitarlo. Estoy preocupado, falté al trabajo culpa de esto y lo único que espero es encontrar a Gon. Eso que solo ha pasado un día, si no lo encontramos de verdad no sé que haría.

Aún les faltaba mucho camino por recorrer hasta llegar donde se supone había quedado el pequeño Gon. Estaban un tanto frustrados porque estarían más de una hora manejando, pero todo valdría la pena cuando pudieran rescatarlo.


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Por otra parte, Killua despertaba con una extraña sensación en su pecho.

Oía el canto de los pájaros, y suponía que eran alrededor de las 9 A.M. Solía despertarse por si solo a esa hora o un poco mas temprano.

A penas se sentó en su lugar bostezó; refregando sus ojitos ante la luz mañanera.

Recordó lo del día anterior y su cabeza giró hacia donde el "invitado" debía estar durmiendo.

Linda fue la pequeña sonrisa que se plantó en su rostro al ver un chico tirado en el suelo, en cualquier lugar menos en su "cama improvisada", que en realidad era un montón de colchas encimadas.

"Le dolerá la espalda al despertar" fue lo único que pensó.

Con cuidado de no hacer ruido se levantó hacia el baño para cepillarse los dientes y lavarse su cara. Tenía que salir cuanto antes a comprar el desayuno y almuerzo; justo en esos momentos maldecía completamente no tener nada en su casa. Ahora tendría que volver con un montón de cosas porque definitivamente no iba a permitir que el chico durmiendo en su cuarto tuviese un desayuno mediocre o almuerzo simple.

Al menos intentaría que no fuese así.

Su expresión cambió a una de ternura en cuanto vio a Copito al salir de su habitación.

Acarició al felino por unos momentos, susurrándole un "buenos días", jurándose que también debía comprar comida para gatos y tal vez algún que otro juguete. No necesitaba caja de arena, pues confiaba en que saldría por la ventana (que se encontraba abierta todo el tiempo) si quería hacer sus necesidades. Había visto a Copito unas cuantas veces en su estadía en esa cabaña, mas nunca le prestó atención hasta ahora.

Y finalmente saliendo de su hogar Killua se echó a trotar.

Usualmente su recorrido de ida y vuelta tardaba unos 40-60 minutos caminando, dependiendo de lo que tuviese que comprar. Por consecuente de ello decidió acelerar el paso, pues debía comprar bastantes cosas y llegar antes de que Gon despertase.

Sus suaves cabellos blancos bailaban en el viento mientras él se mantenía a un ritmo constante, varios pensamientos llegaron a su cabeza.

Pensó en, de hecho, la noche anterior.

Seguía muy confuso a la reacción del lindo morenito, y sentía curiosidad a su vez.

Tal vez un poco de nervios.

¿En verdad había aceptado todo asi como así? ¿No estaba bromeando, cierto?

¿Siquiera le había creído?

Esa duda le hacía pensar que todo tendría un poco mas de sentido. Si no le había creido y pensaba que estaba bromeando, aceptarlo sin más no sonaba tan absurdo.

- Huh, huh..

Respiraba un poco más agitado. A este ritmo llegaría en menos de unos 10 minutos.

Pensó en la cantidad de productos que debía comprar. Llegar al pueblo corriendo sin nada encima no era tan complicado, sin embargo, el volver se le haría un poco mas difícil.

Tendría que comprar café, leche, pan, mermeladas, queso, té, ¡Y hasta una maldita pava! todo porque se la había pasado hirviendo agua en una cacerola aún si era para hacerse el desayuno. Algunas veces incluso se saltaba esta comida. Era lamentable.

- Una taza para Gon.

Tambien tenía que comprar eso. Comida para gatos y para el almuerzo también. Comenzaba a suspirar.

[...]

Llegado su momento, Gon también despertó.

- Gh, auch...

Al instante en el que se sentó sintió un fuerte dolor en su espalda, algo como si hubiese dormido en un sommier de ladrillos.

- Diablos...

Se frotaba la misma zona. Levantándose con cuidado se estiró perezosamente.

- Meoow~.

- ¡Oh!

¡Pero si era Copito! y estaba acostado en la desarreglada cama de Killua. Gon se acercó al felino, echándose en el mismo colchón para acariciarle.

- Bolita de pelos. De seguro tienes hambre.

El gato ronroneaba. Fue en ese momento que se preguntó dónde estaba el albino, tal vez había salido a comprar algunas cosas.

Finalmente se levantó y fue hacia el baño a pasos lentos para hacer sus necesidades y demás, abriendo el grifo para poder lavarse la cara.

Sintió el agua fría recorrer sus poros, y se vió al espejo.

-...

Miraba su reflejo.

Pudieron haber pasado fácil unos dos minutos.

Su expresión cambió a una de tristeza.

Y comenzó a llorar. 

❝Debiste decirlo desde el principio❞ - KilluGon┇GonKilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora