V

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-Mierda- un platinado bastante furioso colgó el teléfono- Mierda- volvió a decir bastante frustrado.

Guardó unos papeles en su escritorio, se levantó, tomó su saco y salió de la oficina.

-Cancela todas mis juntas- se dirigió hacia su secretaria

-Pero joven Greek, es la tercera vez que reacomodo su agenda- reprocha la joven de cabellos rubios -Sus citas quieren asesinarlo-

-¿Acaso debo disculparme?- habló con superioridad -Me surgieron algunos inconvenientes personales. Lamento causarte tantos problemas- sin decir otra palabra salió de ahí dejando a la secretaria frente al ordenador cambiando totalmente su agenda con plana inconformidad plasmada en su cara.

Sus pasos se dirigieron con hastío hacia su auto. La reciente llamada que había recibido era la clara prueba de que aún debía cuidar de sus hermanos menores.

Por un momento pensó que ellos ya no volverían a depender de él de una forma tan infantil. Todos ya tenían la edad suficiente para evitar cometer alguna estupidez. Se supone que había madurado todos esos años que pasaron en el intercambio

Qué equivocado estaba.

Sin embargo, su día se vió amargado con la noticia de que el hermano menor de los tres se había metido en problemas y necesitaba salir de sus apuros. ¿Quien diría que a pesar de los 18 años que poseía Zeus aún seguía cometiendo actos carentes de toda conciencia?

Por la cabeza del mayor se atravesó la idea de dejarlo solo y que se las arreglara como pudiera, pero la amarga imagen de su padre castigando al menor descartó esa idea mientras se pintaba un mohín en la pálida faz de Hades. 

El auto se detuvo justo en frente de la universidad a la que asistía Zeus, de un portazo lo cerró y se adentro al recinto.

Pisar esos pasillos le traían los recuerdos de cuando el estudio ahí, sin embargo ninguno de ellos era grato. Su vida académica se basó en triunfos vacíos, se hizo conocer como un estudiante ejemplar debido a sus notas y numerosas actividades de las que era partícipe. Sin embargo y para su desgracia siempre careció de compañía, su actitud hizo imposible que él pudiera congeniar con muchos de sus compañeros lo que terminó siendo un estudiante solitario.

Tocó la puerta de la enfermería y se adentró sin esperar alguna respuesta, encontrando a su hermano tirado en la camilla cubriendo su rostro con su antebrazo, la camisa estaba levemente manchada de sangre y tenía el labio abierto.

-¿Qué fue lo que ocurrió?- preguntó Hades sin expresión alguna en su rostro

Zeus se quitó el antebrazo de los ojos y lo miró risueñamente 

-¡Hermano!- empezó a reír -Pensé que no te interesaba- se levantó de la camilla mientras se acomodaba la camisa

-Déjate de estupideces- el platinado frunció el ceño - Vine para asegurarme de que no salgas perjudicado. Tú idiotez está vez fue muy lejos- suspiró con pesadez el mayor 

-Sólo hice lo que tenía que hacer- Zeus se reincorporó y se sentó en la camilla mientras clavaba sus ojos verdes en su hermano mayor

-¿Así que tenías que cometer el acto primitivo de estrellar la cabeza de un compañero tuyo contra los casilleros?- Hades lo miró con severidad 

-No es mi compañero- se justificó el menor - Es un hijo de perra- chasqueó la lengua

El sonido de la puerta interrumpió la plática de los hermanos Greek. Una chica de ojos cafés se asomó tímidamente y Zeus se acercó a ella invitandola a pasar. La chica entró con timidez seguida de una chica de cabello negro.

HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora