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Emilio tenía cara de perro enojado. O al menos eso pensaba Heros mientras Emilio lo jalaba al antro en donde se verían con los demás. Si el chico ultra rizado era sincero, había esperado que Emilio dijera que prefería irse al hotel, obviamente para evitar ver a su ex novio con alguien más. Incluso estaba dispuesto a comprar cerveza, pedir pizza y ver una película de dos horas con Emilio, para evitar que el rizado estuviera triste.

Era por eso que les había dicho a los demás que él lo esperaría. Heros sabía que después de lo que Joaquín le había dicho ayer a Emilio, este había estado más sensible de lo normal. Y sinceramente se sentía un poco culpable, pues cuando le dio las entradas a Renata, jamás pensó que la castaña aparecería ahí con Joaquín, y un acompañante más, que miraba a Joaquín como si fuera una dona con relleno de chocolate. Bueno... Heros hacía esa comparación porque era de aquella manera en que él miraba las donas con relleno de chocolate. Como sea.

Sorprendentemente Emilio había dicho que sí al antro, aun cuando lo había encontrado con los rizos mojados. Cosas que solo pasaba cuando Emilio se ponía demasiado molesto, pues el rizado siempre mojaba su rostro, y con ello sus rizos también cuando quería calmarse. Emilio estaba claramente molesto, y afectado por la presencia de su ex novio. Aunque eso no era sorpresa, desde que escucho la canción que Emilio había tocado al final de su presentación, supo la magnitud del asunto.

Pero aun así, el rizado había dicho que sí muy decidido cuando Heros le había comentado sobre el lugar donde estaban sus amigos. Heros solamente entrecerró los ojos, y negó un poco con la cabeza cuando su Emilio se puso su sudadera roja. Sabía perfectamente que el rizado realmente estaba intentando con todas sus fuerzas mantenerse alejado de Joaquín, incluso le sorprendía que siguiera frecuentando a Renata, pues Emilio se había tomado demasiado en serio la advertencia de su padre, pero había momentos donde el corazón de Emilio mandaba todo a la chingada y hacía lo que sus latidos le pedían.

Al parecer este era uno de esos momentos.

Llegaron al antro, que sinceramente no estaba tan lejos del lugar donde había sido el concierto. Era grande, y luminoso. Heros había escuchado de aquel lugar por Martina, quien era originaria de Barcelona. Supuestamente era un antro bastante divertido, y bueno. En ese lugar no se permitía ninguna clase de discriminación, y todo mundo podía ir. Eso Heros lo comprobó cuando un grupo de chicos usando tacones altos pasaron a su lado, y uno de ellos le guiño el ojo. Heros soltó una pequeña risa, mientras negaba con la cabeza levemente. Ojalá pudiera interesarse en los chicos, todo sería mucho más fácil que lo que tenía que vivir.

—Pinche madre. —dijo Emilio de repente, deteniendo sus pasos. Tomo una respiración profunda, y soltó el aire.

¿Qué mierda estaba haciendo? Se preguntó, sintiendo todas sus emociones revueltas volar en su interior. Él no debería de estar ahí. Él no debería de estar en ningún lugar cerca de Joaquín Bondoni. No era correcto. Para nada. Había muchas razones por las que tomar la decisión de venir era una completa tontería, por no decir tortura. Pero la más grande era porque Joaquín estaba con alguien más. Y porque Joaquín claramente estaba tratando de ignorarlo. Cosa que estaba poniendo a Emilio demasiado al borde.

También porque Joaquín se había visto tan hermoso, y precioso cuando estaba en la multitud del concierto, que Emilio había tocado aquella canción que no estaba en los planes. Claramente Emilio no pensaba en nada cuando Joaquín entraba en su campo de visión.

En este momento, a unos cuantos metros del lugar donde Joaquín estaba, Emilio sintió todas sus alarmas sonar en su cabeza.

—¿Rizos? —pregunto Heros, tratando de hablar suave. —Si quieres, simplemente-

My King. || Emiliaco. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora