•DIEZ•

89 27 23
                                    

AMNESIA

Cuando salimos de la cabaña hacia un frío de cojones, por suerte ya el sol había empezado a salir y todo se calentaba un poco más, haciendo que el contacto con el sol se volviera más una necesidad momentánea. Tanto la pelirroja como yo hemos decidido dejar la maleta en la cabaña por el sencillo hecho de que solo Cosmos y yo sabemos de ella, y si la comandante llegase a enterarse, juro que no viviría para contarlo. La chica comienza a camina a unos pasos detrás de mí, de vez en cuando me opto por voltear para comprobar que siga allí, y así lo hace, por suerte, en silencio.

Si ya odiaba la distancia prudente que existía desde la cabaña de dormitorios hasta la de aislamiento, realmente me lucía encantadora a comparación del bosque que teníamos que atravesar para llegar al campamento. Y sin mencionar que debíamos hacerlo en tiempo record para que los guardías no sospecharan y alertaran a la comandante de nuestras salidas, lo peor es que si eso sucedía yo cargaría con las consecuencias, no Cosmos, ni la chica, solo yo.

Cuando al fin salimos del todo del bosque tuve la suerte de frotarme los brazos y no sentir algun rasguño causado por las ramas, anteriormente tenía la chaqueta puesta, pero para el camino de vuelta la chica aún la tenía para darle calor, a solo un par de pasos más y nos encontramos con el césped que lleva a las cabañas, aproveche me gire hacia la chica.

—Ya está—informo—. Puedes ir a tu habitación y tomarte el día libre, Amnesia.

Hunde las cejas en confusión par luego arrugar la nariz de una forma extraña.

— ¿Por qué? ¿Ya no habrá entrenamiento? Sabes que aún no soy buena con el arma y si quiero servir para algo al menos debo...

—...Tomate el día libre—repetí—. D-I-A. Día, son solo 24 horas. No creo que eso lo hayas olvidado—Amnesia desvía la mirada y sus mejillas se enrojecen de vergüenza—. Da igual—bufo algo avergonzado por mi comentario y la reacción que cause—. Solo quiero pasar el día en la biblioteca—mentí

Ella suelta una risilla burlesca que me hace hundir las cejas.

— ¿Lees?

Auch.

—Si. Cuando no ando lidiando con niñas tontas, lo hago.

Me giro hacia el pequeño camino que da a las cabañas y emprendo mi caminata, la chica me llama pero igual ignoro su voz, su tan irritante voz. Aunque confesare que de cierta forma me recuerda a mi mamá, y eso lo admiro un montón. La chica me toma del brazo para impulsarse y detenerse frente a mí. Bajo la mirada para encontrar sus ojos amarillos.

—Quiero ir a la biblioteca—dice cómo puede, al parecer corrió porque sus mejillas están rojas y respira agitadamente—... Claro, si no te molesta tanto.

— Ärgerlich—murmuro con un asentimiento de cabeza.

La chica sonríe y me acompaña en el camino en silencio, y con lo molesta que ella puede ser, me sorprende que no haya dicho que se muere de hambre por no haber desayunado o algo parecido. Cuando entramos a la biblioteca puede admirar lo elegante y tranquilo del lugar y aunque es un sitio algo pequeño amo el que se pueda estar cómodamente en el, cuando se entra lo primero que se admira es el sillón de un turquesa resaltante frente a un mesa de mármol gris con una pequeña maceta y un arbolito de bonsái, cabe destacar que si tocabas de una forma poco agradable a aquel arbolito, seguramente una muy enojada Vega te haría marchar del lugar. A los lados del sillón están otros sofás de color beige con sus cojines de diferentes estampados y detrás se admira el stand que divide por compartimientos los libros, ya que Urano siempre los ordena por color, tema, año y autor, solía ser molesto, hasta que entendías que solo falicitaba las busquedas.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Where stories live. Discover now