II. Comenzando desde cero

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Con estos ojos llenos de muerte, ¿que ve ella?

Sin saber cuántos días habían pasado, aquella chica se mantuvo encerrada bajo esas cuatro paredes no había nada que le atara, cadenas, sogas, nada la puerta ni siquiera estaba trabada con seguro, era libre de entrar y salir de esa habitación.

—Otra vez encerrada aquí...

Abriendo la puerta sin hacer ruido, Dazai, el joven de cabello castaño y múltiples vendas en su cuerpo vio a la chica dentro de la habitación recostada contra la pared en completo silencio, suspiro al verla allí sin siquiera moverse. Se acerco a pasos lentos, sobre todo cauteloso de no asustarla al bajar a su altura, Dazai tomo su mano y ella no negó el tacto, su rostro se alzo levemente y aun así el no pudo ver el color de sus ojos por el largo del flequillo, su cabello estaba demasiado largo, de un color blanco como el de una anciana a pesar de su corta edad, un cuerpo muy delgado, y de apariencia delicada, pequeña y frágil.

—¿No te aburres de estar siempre aquí? No has comido o dormido desde que te trajimos.

—...

Dazai se sentó a su lado, sacando de su gabardina un libro [la guía del suicidio] ella al leer el titulo por el rabillo del ojo frunció el ceño, aunque no podía notarse mucho, el leía sumamente concentrado cada una de las paginas de aquel libro. Preguntándose que podría tener de interesante un libro referente al suicidio, Dazai cerro el libro de golpe observando a la chica con una sonrisa divertida.

—Por fin capte tu atención.

Su objetivo desde el comienzo fue hacer que ella reaccionara, por muy pequeña que fuera la reacción estaría bien solo que no pensó que fuera tan rápido la curiosidad de esa chica era igual a la de un infante, insaciable y sin límites, si lograba que se abriera con él podría darle un buen uso.

—Tu eres una usuaria ¿no? Mori-san te puso ese collar para prevenir que usarás tu poder, ¿Cuál es?

— ...

—¿Puedes decirme tu nombre al menos? Es mío es Dazai, Osamu Dazai.

Así que esto era la ley del hielo, o mas bien ignorar a alguien por completo hasta que el interrogador de canse o se aburra, a Dazai no le había pasado algo similar en su vida, pero al no poder usar sus métodos usuales para hacerle hablar tendría que operar de otra manera para sacarle toda la información que pueda. Antes de que otro lo haga, si ella lograba dejar la habitación no podría ir muy lejos ya que el lugar estaba repleto de guardias armados y sin usar su poder las probabilidades se reducían a cero.

—Bueno, eso será todo por hoy. Vendré mañana a verte, traeré a mi perro mañana para que sea todavía mas divertido —y así, Dazai cerro la puerta de la habitación esta vez el puso el seguro con llave debía ir a buscar a su perro para ver que falta de hacer por el día. Cuando Dazai se fue, los guardias a sus espaldas se miraron y asintieron, la puerta donde ella se hallaba fue abierta repentinamente. La joven permanecía en el mismo lugar, pero ahora estaba confundida por la intromisión de los guardias, algo no andaba bien.

— Te encontramos, bruja. Vendrás con nosotros.

Al decir ese nombre, finalmente una emoción finalmente hizo acto de presencia: sorpresa. Uno de los guardias apunto un arma quitando el seguro mostrando su autoridad, dispuesto a dispararle en el proceso si daba señal de resistencia. Las opciones se redujeron, escapar de ese lugar no era opción sino prioridad. El guardia mas cerca a ella la tomo del brazo levantándola, golpeo la quijada con su codo provocando que el hombre retrocediera unos pasos, su compañero le agarro de los brazos impidiendo la huida, la muchacha alzo la pierna lo más alto volviendo a encestar un golpe en la quijada del otro. Mientras ambos se concentraban mas en el dolor infligido, tomo la pistola que yacía alrededor de la cintura del sujeto más cerca, apuntando justo en su frente, quito el seguro colocando el dedo en el gatillo.

—Hazlo si puedes, te faltan...

El disparo llamo la atención de todas las personas cercanas, ella bajo el arma observando como el cuerpo del primer guardia caía dando su ultimo aliento, todo fue en cámara lenta, hasta que el cadáver creo su ultimo sonido y la sangre se esparció al igual que un rio. Antes de escuchar una réplica del otro volvió a jalar el gatillo, disparando al fémur, otro charco de sangre mancho la alfombra al igual que un grito lleno de dolor. Bajo el arma soltando un suspiro, miro a la persona que se retorcía de dolor en el piso moviéndose como una cucaracha a punto de morir, no le gustaba, sus manos,  ni siquiera estaba temblando, no era la primera vez que arrebataba una vida pero... El hecho que no se sintiera asustada en si, daba miedo, miro una vez a la persona y disparo en la frente, un muerte certera e indolora; la sangre comenzó a deslizarse rápidamente hasta llegar a sus pies.

—Oh, no está mal —la voz que le hablaba con jubiló la distrajo, observo al hombre de cabeza oscuros a su lado estaba Dazai que observaba todo con una expresión aburrida —y yo pensando que llegamos tarde, sería terrible que algo te pasará —se acercó a ella colocándose a la altura de la chica —tienes un talento natural para esto. Ese talento debe ser pulido... no necesito tu habilidad, aquí hay muchos usuarios, necesito a la chica que posee el talento para matar.

Talento, nunca nadie le había dicho algo como eso, las personas a su alrededor siempre buscaban la forma de explotar al máximo sus capacidades. Ella, Sayo Wakaba era innecesaria, su habilidad, su poder, por otro lado era todo. Aunque la elogiará, y en parte eso le gustaba, Wakaba no era estupida, podía ver sus intenciones, el la necesitaba, no era diferente al resto.

—Si eso no es suficiente, te daré lo que necesites, un techo, comida caliente, dinero, educación, te daré un hogar, no el mejor de todos, pero al menos es algo. ¿Que dices? Pequeña princesa demonio...

—Sayo...Mi nombre es, Wakaba Sayo.

<<Hakai No Majo>> Bungou Stray Dogs Where stories live. Discover now