Dieciocho

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Decidiendo que lo mejor era olvidarme del tema, guardé las cartas en mi mesa de noche y me dirigí hacia la puerta con la esperanza de no darle tantas vueltas al asunto durante el resto del día.

Azumi se fue antes a clase con el pretexto de que quería repasar un poco sobre su clase del día de hoy. Al principio le creí, pero luego de un par de días noté que salía más de nuestra habitación y, aunque eso me daba gusto, también me hacía preguntarme de vez en cuando si estaba saliendo con alguien. Si era así, esperaba que pronto tuviese la confianza para decirlo, pues no había necesidad de esconder nada.

El eco de diferentes voces en el pasillo me hizo recordar que había un par de caras familiares que a esta hora ya debería haber visto, pero en realidad no había ni rastro de ellos. Era probable que se les hubiese hecho tarde de nuevo por culpa de Hoseok y su mala costumbre de olvidar dónde dejó algo como las llaves o su celular.

Cada vez que pasaba algo así, me convencía más de que cualquier día de estos le colmaría la paciencia a Taehyung y este lo haría caminar desde su casa hasta la universidad sin pensarlo dos veces.

Seguí caminando por los pasillos esperando ver sus rostros, pero al entrar al salón lo único que miré era a Amaia hablando entre dientes con Ronin y Génesis. Pensé en saludar a a esta última, pero desde lo que pasó con sus amigos y yo, no me sentía muy cómoda hablando con ella, así que solo pasé de largo e ignoré las miradas condescendientes de ambos y me dirigí a mi lugar.

Mis pasos resonaron por el casi vacío salón hasta que llegué a mi escritorio y, ansiosa como cada mañana, miré la superficie de mi escritorio solo para encontrarme con que no había ninguna carta.

Durante un par de minutos observé mi lugar esperando que por arte de magia apareciera alguna carta. Pero nada.

Fue entonces que un par de risas me hicieron girarme sobre mis talones.

—¿Buscabas esto?

La mano con anillos caros y un perfecto manicure de Amaia sostenía un pequeño sobre azul cielo con mi nombre escrito en él.

—Devuélvemela —le ordené con el semblante neutro.

—¿O qué? —cuestionó sonriendo satisfecha por lo que veía en mi rostro— ¿Me vas a romper la muñeca a mí también?

—Tal vez lo considere —no hablaba enserio, pero disfruté borrar la astuta sonrisa de su rostro.

—Estás loca.

Estaba cansada de sus juegos, pero la carta era mía y no pensaba dejarla en sus manos, así que comencé a caminar hasta que estuve frente a ella y Ronin mientras Génesis solo miraba la escena desde atrás con pánico en sus ojos.

—Puede ser —me mofé—, pero no ando por ahí molestando a otras personas.

—¿Ah, no? —enarcó una ceja— ¿Qué hay sobre mi novio y cómo te le ofreciste para coger?

I'm In Love Too • KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora