Capítulo 10 Guerra de pintura

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VICTORIA

Terminado la última clase veo que Dylan sale primero, a una distancia lo sigo. En toda la clase he pensado en si dejarlo plantado pero después pienso que quiero acabar con la presentación lo más rápido posible. Dylan sale del edificio y me detengo solo unos segundos para observar si se quedara en las jardineras a esperarme. Parece que también le irrita tener que hacer el trabajo juntos, su cara lo demuestra todo. Decido salir e ir dónde él estaba para enfrentarlo.

Aclaro mi garganta, ya que lo veo muy perdido en sus pensamientos.

—Y bien, ¿Que haremos? —le pregunto mientras me siento en la jardinera.

—¿De qué tema hablaremos? —me pregunta serio.

—¿Que tema te gustaría?

—¿Cuál te gustaría a ti? —alza la voz, viéndome irritado.

—¿No la vamos a pasar todo el tiempo entre preguntas? —pregunto con fastidio.

Suspira cansado.

—Hablemos del déjà vu, dijo la miss que puede ser de cualquier tema —le suelto la primera idea que se me vino a la mente.

—Lo que quieras —se levanta para irse. Imbécil.

—¿Es todo? —se detiene y pone los ojos en blanco.

—Solo busca algo, hay que improvisar.

Siendo sincera eso es lo que haré, no creo que quiera aprender lo que voy a decir pero quiero molestarlo un poco más.

—No me gusta improvisar, tenemos que saber que vamos a decir —replico.

—Haz lo que quieras Victoria —su semblante sigue siendo frío, haciendo que me irrite su comportamiento.

—Eres un gruñón —suelto cerca de su rostro.

—Y tú una fastiosa —ataca.

—Eres un... —pienso en decirle una palabra que no sea grosera porque por más que quiera decirla no lo haré—. Una bestia —levanta una ceja, sé que quiere burlarse.

—Eres un caso perdido Victoria —niega lentamente sonriendo con los labios pegados.

—No sabes las ganas que tengo de golpearte —sonríe como si le hubiera contado un chiste.

Este chico es bipolar.

—¿Así? —asiento. De repente Dylan comienza a acercarse lentamente a mi. ¡Que mosca le pico! Yo doy pasos atrás con mi mirada confundida hasta que topo con una pared. Su mirada sostiene la mía y por los nervios que estoy sintiendo, me humedezco el labio inferior mordiéndolo en ese momento su mirada baja a mis labios por pocos segundos y vuelve a mirarme. Nunca me había permitido estar tan cerca de un chico y sinceramente soy un fracaso con los chicos.

—Me puedes dar mi espacio personal —tocó su pecho y le doy un empujón pero es inútil no se mueve, eso es suficiente para que lo mire con el ceño fruncido—. Muévete.

—¿Nerviosa? —murmura.

Si.

Pero no lo demostraré. Cree que quitaré mi mirada pero está muy equivocado, él no tendrá el control, ni mucho menos me va a intimidar.

—Te quitas o te quito —sonríe burlón. Si no se aleja y sigue con ese rostro de dios cerca de mi, voy hacer algo que le va a doler mucho. Lamentablemente no me da otra opción. Le devuelvo la sonrisa y a continuación levanto mi pierna derecha pegándole en su entrepierna. Dylan gime de dolor mientras se retuerce.

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