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Josephine se pasea por la habitación como un león enjaulado. Me siento en el borde del colapso, recostado en la cama de la habitación.

Josephine había olvidado tomar sus píldoras anticonceptivas por dos días hace un mes, y no hemos usado condón desde que ella decidió que era hora de eliminarlo.

Está muy nerviosa, y eso provoca que yo esté peor, mierda, ella acaba de terminar la universidad hace menos de seis meses, no me importa usar de nuevo condón, lo haría todo por ella. No queremos un bebé, no ahora.

¿Qué? ¿A caso quiero un bebé con Josephine?

Pienso en todas las posibilidades de que ella haya quedado embarazada, y empiezo a imaginar una pequeña niña de ojos verdes, cabello rubio y los labios de su madre, un versión de ella en pequeña, sería bastante adorable.

Pero todas esas posibilidades se desvanecen en el ambiente tenso de la habitación.

Ella es muy joven, y por ahora no quiere hijos, no voy a obligarla y ni a presionarla, es su cuerpo, su decisión.

Su cabello envuelto en un moño está desordenado, y mi sudadera le llega por debajo del trasero, sus joggers negros cubre con totalidad sus piernas, lleva puestos sus lentes de lectura, esperando que la prueba dé su veredicto.

-Mierda, Hero, si estoy embarazada ¿qué vamos a hacer?- se sienta a mi lado en forma de indio, comiéndose las uñas, retiro su mano de su boca, traga duro.

-Haremos lo que nos parezca correcto Jo.- me acerco a darle un beso.

-No quiero tener hijos, no ahora, recién terminé la universidad, tengo un excelente trabajo, estamos tú y yo disfrutando nuestro noviazgo, no quiero acelerar las cosas por un descuido.- se echa a llorar en mi pecho, acaricio su espalda.

-Tranquila, cariño, pasará lo que tenga que pasar.- suspiro.

El temporizador de su celular suena, es una maniática del orden, todo tiene que ser exactamente como ella quiere, todo tiene que estar en el tiempo justo, nada debe acelerarse.

Pero aún con su obsesión con el orden y la puntualidad llega dos minutos tarde a todo, menos a su trabajo.

-Siento que voy a explotar.- toma una bocanada de aire.

-¿Quieres que lo vea por ti?- pregunto sujetando su mano.

-¿Lo harías?- asiento, y ella me insta a que vaya hasta el baño por el artefacto.

Siempre me ha sido gracioso que las pruebas de embarazo parecen termómetros. Cuando era pequeño, encontré uno en el buró de mi madre, quería saber qué temperatura tenía, así que lo abrí y lo puse bajo mi axila. Estaba completamente sellado, así que me demoré en abrirlo con mis dedos torpes. Esa tarde, mamá me regañó por husmear en sus cosas, y así fue que mi tío Magnus se dió cuenta que iba a ser padre de nuevo, su esposa le pidió a mi madre que comprara uno.

Cuando veo la pequeña pantalla digital, mi alma cae al suelo.

Demonios.

Salgo del baño mirando el objeto.

-¿Qué dice?- está muy alarmada, su preocupación es evidente.

-Negativo.- susurro, ella suelta el aire retenido en sus pulmones.

-Mierda.- dice.

El alivió en sus ojos es abrumador.

-Hero, ¿qué pasa?- ella nota mi falta de entusiasmo.

-Me ilusioné.- me río avergonzado.

Jo está incrédula, su cara me lo dice todo.

-Hero, no estoy lista para un bebé, tengo 23.- expresa fuerza, decisión.

only angel | HEROPHINEWhere stories live. Discover now