0. Una propuesta fallida

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Las hojas de los árboles forman un ruidoso sumbido cuando el viento choca contra ellas, algunas caen al suelo sin rumbo y otras mantienen su posición.
El frío invade sus huesos y su piel se vuelve de gallina, realmente no esperaba comenzar eso así, pero ya no había vuelta atrás.
En medio del bosque con un atarceder de baja temperatura, luego de una misión con Sakura y Kakashi, podría tener la oportunidad de expresar sus sentimientos de manera abierta por primera vez.

Por que para él, aquellos gestos bondadosos habían sido su perdición, su increíble forma de ser desataron mariposas en su interior —que a pesar de haber intentado ser ahogadas— se mantenían firmes y radiantes.
Simplemente se volvió algo más que un sentimiento de aprecio.

—¡Por fin te encuentro! ¿Podríamos hablar un momento? —Naruto pregunta nerviosamente entrelazando los dedos de sus manos y posicionándolos en paralelo con sus piernas.

Hatake parece observarlo por un par de minutos para luego suspirar, divaga entre sus pensamientos intentando descubrir qué era aquello de lo que quería hablar el genin y porqué le provocaba tanto nerviosismo hasta el punto de demostrarlo de manera física inconscientemente.
Llega a la conclusión de que tal vez Naruto había vuelto a meterse en problemas, lo cual ocurrió, pero este era otro tipo de problemas.

Kakashi apoya su cuerpo contra el tronco de un árbol cercano mientras la brisa del viento hace una danza con su cabello, el frío comienza a hacerse presente haciéndole estremecer; era obvio que a mediados de enero el clima era tortuosamente gélido y el hecho de que estuviera a punto de anochecer no ayudaba en lo absoluto.

Uzumaki piensa que no es el momento indicado para decir algo como lo que planea soltar en unos instantes, aún tiene tiempo para arrepentirse e irse a su casa de manera cobarde poniendo una excusa de por medio.
Sin embargo, necesitaba sacarse ese peso de encima.

—No me digas, ¿volviste a pintar los rostros hokages? —Inquiere hastiado, saca su famoso Icha-Icha del bolsillo derecho y lo abre en una página cualquiera simulando leer— Déjame adivinar, ¿acaso llamaste vieja a Tsunade-sama y te está buscando por el pueblo para matarte?

Si esta fuera otra ocasión, en definitiva esa sería una excelente suposición conociendo cómo actúa cuando sus emociones llegan a un límite.
No lo culpa por suponer cosas erróneas sobre su persona, pues eso ya había ocurrido en bastantes ocasiones pasadas.

—Nada de eso, sólo quiero charlar con usted de un tema importante —el peliplateado alza una ceja en señal de curiosidad, aparta la vista de su libro erótico y lo cierra para mantener toda su atención fijada en el menor.
Uzumaki podría estar bailando de la alegría en este preciso instante, ese era un gran logro: No cualquiera podía lograr que el gran Kakashi Hatake pusiera su foco de atención en ti, mucho menos si eso implicaba pausar su —como él la había catalogado— 'maravillosa' lectura.

—Maa, ¿de qué quieres hablar? —Él recorre sus hebras de pelo con su mano derecha, su ceño se frunce de un segundo a otro y parece murmurar algo inaudible— ¿Estás hablando de tener esa conversación?

—¿Qué? ¡No, claro que no! —Sus mejillas se prenden en un fuerte rubor color carmesí, evidenciando su vergüenza al tocar aquel tema.

—¿Huh? Sólo di lo que tengas que decir —Kakashi vuelve a abrir su libro retomando su lectura y muerde sus labios en el proceso.

Por un demonio Hatake, ¿acaso nunca me tomarás en serio?

Naruto piensa e impulsivamente avanza unos cuantos pasos hasta quedar frente a frente con el mayor, acerca su mano a su libro con el objetivo de arrebatárselo, pero antes de eso el libro ya está siendo guardado en la bolsa ninja del mayor; Uzumaki sonríe victorioso.

—Te estoy escuchando, no es necesario que tomes mis cosas sin permiso —Kakashi lo regaña con voz grave e inevitablemente siente una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal.

—Ajá, bueno, eh —Las palabras salen atropellándose unas con otras e inevitablemente tartamudea.
Estas cosas no se le dan bien, y el hecho de que predomine el silencio lo vuelve mucho más nervioso e incómodo.

—¿Naruto? —Hatake alza la voz y lo toma por los hombros dando una leve sacudida para sacarlo de su trance.
El genin siente como si se desvaneciera al tacto y se aparta abruptamente con un ligero cosquilleo recorriéndole de pies a cabeza.

De seguro está exagerando la situación, es algo simple, o al menos eso había dicho Sakura tiempo atrás dándole algunas indicaciones de cómo expresarse ante el mayor.
Era el momento imperfecto, en el lugar imperfecto, sin embargo no podía esperar más; dentro de un tiempo tendría que irse de la aldea junto al sannin de cabello peliblanco a un entrenamiento que duraría años.

—Siento que me odiarás por lo que diré

—Hemos pasado por tantas cosas que ya tenemos la suficiente confianza como para no tener miedo a lo que decir, así que súeltalo —Uzumaki inhala una gran cantidad de oxígeno y lo observa fijamente.
Kakashi nota la tensión del momento haciendo un ligero movimiento de hombro, su ojo visible se curva en señal de una sonrisa que él suele utilizar.

—Le he dado muchas vueltas al asunto y, créame, estoy completamente seguro de mis sentimientos —Hatake alza la ceja, la respiración del menor se agita levemente al igual que sus latidos conforme el tiempo pasa—. Me di un tiempo para reflexionar sobre todo lo que ha sucedido a lo largo de mi vida, mis lazos con las personas y mis sentimientos hacia cada una de ellas, por lo que llegué a la conclusión de que mi relación con usted es muy diferente a las demás.

Kakashi inclina su cabeza hacia la derecha con el ceño ligeramente fruncido y una pequeña mueca. Naruto muerde sus labios que yacían semirojos por la constante fricción de sus dientes contra ellos.

—En otras palabras, estoy enamorado de usted —escanea su reacción, sin embargo no logra encontrar algún cambio en su rostro. ¿Es que acaso no diría nada? Con un poco de decepción, Naruto continúa con su intento de declaración de amor. Entiendo que tal vez usted no sienta lo mismo y tiene todo el derecho de sentirte así. Nunca había experimentado las mismas sensaciones con otras personas; usted tiene algo que los demás no tienen, no sé lo que es, sólo siento que me provoca muchas emociones —concluye rápidamente, Hatake despega su espalda de aquel árbol y se acerca con paso firme, quedando frente a frente, nuevamente.

—No, no me amas —Su voz sale suave y lenta, casi con imperceptible cariño entre las palabras mientras suspira. Naruto frunce el ceño confuso y rechina los dientes.

—¿Qué? Pero acabo de decirle lo contrario a eso

—No me amas y punto —Hatake habla esta vez con más severidad junto a un tono de voz más elevado que antes dejándolo perplejo. Uzumaki muerde sus labios con tristeza, lágrimas comienzan a brotar de sus ojos y desvía la mirada hacia el suelo intentando buscar consuelo del mismo, se remueve incómodo.

—¿Por qué? —El genin murmura elevando su vista hacia Kakashi. Sus facciones delicadas están entristecidas y sus ojos repletos de percepcibles lágrimas, aquello provoca que Hatake quiera apuñalarse a sí mismo por hacer llorar a un ser tan cálido como lo es Naruto.

—Sólo dime la razón, no busco nada más —Naruto musita con la voz entrecortada, tira de una manga de la prenda de Kakashi acercándolo más quedando lo suficientemente cerca como para sentir su respiración en la nuca. Hatake entrecierra los ojos con dolor, murmura una disculpa con tono de voz lastimero y se marcha en una nube de humo.

Naruto observa de reojo el lugar donde anteriormente había estado Kakashi, limpia sus lágrimas con fuerza y regulariza su respiración. Corre en dirección a su departamento a preparar todo, pues esta era la última noche en Konoha, mañana partiría en un viaje de entrenamiento junto a Jiraiya que duraría aproximadamente tres años.

—Nos veremos luego, Kakashi Hatake.

𝐇𝐎𝐒𝐇𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora