𝐇𝐎𝐒𝐇𝐈

2. Unas cadenas atrapantes

Arco uno,
del capítulo uno al cinco;
'Entre kunais y explosivos'

Molesto.
Esa era la única palabra que podría usar el peliplateado para describir al rubio de ojos azules.
No por el hecho de que las hebras de cabello claro hayan colapsado sus pensamientos por más de una semana, sin descanso, luego de que Uzumaki se haya ido de la aldea hace un par de años, sin siquiera un aviso. Mucho menos porque su último encuentro frente al atardecer fue tan ácido como un limón verde recién cortado.

Dios, la sensación de incomodidad que dejó aquel día sin duda no se quitaría con el pasar del tiempo, y así fue. ¿Qué podría haber dicho? En ese entonces era complicado, lo sigue siendo. Sus emociones no estaban en concordancia con sus pensamientos, y de eso estaba más que seguro, por lo que la mejor opción fue escapar. Hatake siempre huía cuando se encontraba en una posición que lo comprometía emocionalmente.
Había sido repentino, sin dejarle pensar con claridad. Todo estaba mal.
No quería que Naruto fuera atraído y golpeado por su lío mental, jamás lo expondría de esa manera ante algo que no le correspondía. El chico no tenía nada que ver allí.

Kakashi dejó escapar un profundo suspiro, dándole a la lluvia que golpeaba su ventana una mirada plana y molesta desde donde se encontraba. 
La primera mitad del día no había sido tan mala, se había entretenido con sus libros favoritos y casi se las había arreglado para ignorar el sentimiento persistente que se encargaba de dañar su momento con pensamientos que no iban al caso. Sin embargo, sabía que en algún momento tendría que enfrentar su —como le gustaba llamarle— problema, y como si la desgracia estuviera respirando en su nuca, Tsunade lo acercó aún más al mismo.

Según lo entendido, debía presentarse esa misma tarde para una evaluación de entrenamiento que probaría las habilidades ninja de quien menos quería encontrarse en este momento, Naruto Uzumaki junto a Sakura Haruno. Maldita sea, él no era el único maestro de alto nivel existente en Konoha que había observado su desarrollo a través del tiempo, ¿acaso no podría ir alguien más? Esto era un caos.
No tenían contacto hace más de dos años, ¿cómo tendría que actuar teniéndolo cerca si su mente lo jodía constantemente recordando el escenario de su adiós? Soltando un quejido de molestia, cierra los puños con fuerza.

Despegó su espalda de la suave y cómoda cama bajo él, mirando las gotas de agua descender por su ventana con su único ojo abierto.
No vayas. 
No existía ni la más mínima motivación para hacer aquello en este momento. Alguien más podría tomar su lugar.

Lucía como si la madre naturaleza se encargara personalmente de arruinarle el día con una serie de eventos incómodos, sin mencionar que el clima había generado una sensación de decepción y aburrimiento que parecía no disminuir.
Se sentía como si el cielo lo abofeteara con un día frío y lluvioso por su idiotez, era verdaderamente repugnante.

Ahora mismo desearía una taza de café, un par de libros y alejarse de todo este lugar. Sin pensamientos intrusivos, lejos de situaciones indeseadas y disfrutando de su vida. Lamentablemente, eso está fuera de su alcance.

¿Ya era demasiado tarde para lamentarse de no haber tomado una misión fuera de la aldea durante estos días? Incluso el rango no importaba con tal de estar lejos. Podría encargarse hasta de las más aburridas que todos evitaban sin ningún descaro, en especial los ninjas principiantes.

Maldiciendo a todo lo existente que lo obligaba a cumplir sus responsabilidades, y levantando completamente su cuerpo para salirse de aquellas sábanas que parecían intentar comérselo, Kakashi se prepara para enfrentar sus miedos.
Esto era un milagro del cual no estaba agradecido.

♧

Los reencuentros precisamente no eran algo de su agrado, y como si fuera una jodida broma, fue el primer acontecimiento sucedido luego de salir de su departamento. ¿Acaso el universo había preparado todo esto para molestarlo aún más? Porque de ser así, esto se volvería personal.