♠Cenicienta y los Cuatro Caballeros♦ 👉Editando 👈

Capitulo 33: Inicios Y Despedidas

Era obvio que se quedaría sin habla, sus ojos sorprendidos y su falta de aliento por el beso compartido no lo dejó tan pasmado como la confesión de Hitoshi. El rojo que cubría el rostro avergonzado del mayor no pasó desapercibido para el pequeño peliverde que aún trataba de digerir todo lo que había pasado hace algunos momentos.

Por su parte Shinsou se maldijo internamente. Se suponía que aguantaría, se suponía que tenía el jodido auto control mejorado de años para no caer en esa situación, y como si la vida o el destino mismo lo odiaran, tuvo que decir su más grande secreto al pequeño peliverde que despertaba sus deseos más profundos y Pecaminosos.

Se sentía sucio con sólo pensar en tener tumbado a Izuku bajo el y prodigarle las caricias y afectos que desde hace tantos años los mantenía para si mismo en su mente pervertida.

Bufo y sonrió con desdén al verse como un adolescente calenturiento. Creía que era mejor que eso, pero al parecer había perdido la batalla. Izuku seguramente lo odiaría y se alejaría de él, todo se había ido al demonio con esa confesión repentina.

— Shin... ¿es verdad lo que dijiste? — preguntó el menor llevando su mano a la mejilla del más alto, sus ojos mirándolo de forma inocente, viéndose tan adorable como hermoso, Shinsou quiso poner el mundo a sus pies sólo por tenerlo un poco más cerca.

Suspirando y sabiendo que no tenía más opción que decir la verdad, se preparo para el rechazo que vendría luego.

— Si, siempre me has gustado Izuku, — llevo sus dedos y tocó los labios del menor haciendo que se sonrojara — Es inevitable cuando eres tan lindo y amable, yo no soy de hierro mi ángel — confesó entre una sonrisa triste y algo de antipatía.

Izuku le miró sorprendido. Tenía una leve idea de los sentimientos de Shinsou hacia él, pero como nunca le había demostrado nada que ver con el asunto simplemente lo dejó pasar como una amistad profunda y mutua. ¡Cuán equivocado estaba!

Solo ahora se daba cuenta de que Hitoshi podría haber sufrido todos esos años a su lado. Siempre aguantando, siempre estando para él, mientras retenía sus emociones más íntimas para no hacerle sentir incomodo.

La sola mención de ello hizo que se le estrujara el pecho y su corazón bombeara de prisa.

¿Porque alguien como Hitoshi querría estar con alguien como él?

No tenía nada que ofrecer, era solo un pobre trabajador adolescente de medio tiempo, lo único bueno que tenía era su amabilidad y buena disposición. ¿Porque le gustaba al mayor?

Tal vez las preguntas internas fueron más obvias en su cara de lo que podía musitar en palabras. Con obvia preocupación Shinsou le miró de forma amorosa y le beso la comisura de los labios de forma juguetona.

— Si no me equivoco estas pensando porque me gustas, ¿cierto? — dijo en tono de afirmación más que de pregunta  – Eres mucho más de lo que piensas mi ángel, eres alguien maravilloso y me gustas por quien eres, estoy enamorado de ti desde que nos conocimos, y el tiempo solo agrego mas leña al fuego a estos sentimientos que tengo — le confirmo.

Tomo la mano del menor y deposito un beso casto en sus muñecas. Izuku se puso rojo al instante por la acción.

— Yo... —

¿Que podría decir en esa situación tan embarazosa?

Su mente había quedado en blanco al ver lo genial y caballeroso que Hitoshi se comportaba. Sería un idiota si lo rechazaba.

Con una sonrisa que no supo cómo percibir del mayor, este se alejo.

— No te pediré que salgas conmigo por la amistad que tenemos, se que no sientes nada por mi de forma romántica Izuku, pero si no te molesta que te corteje adecuadamente no me détendre...— dijo con una sonrisa seductora mientras se dirigía hasta la cocina y se servía un vaso de jugo.