Capítulo 6

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🍷

Rosa

Sentía los latidos de mi corazón zarandeando cada parte de mi cuerpo, ¿por qué no solo seguí mi camino? Yo era la culpable de todo este desastre, a veces hay que ser egoísta, aunque eso implique defraudar a nuestra moral, su mano seguía atada a mi muñeca evitando que me moviera. —¿Y si llamo a mi padre? ¿Y si el salé herido por mi culpa o peor aún muerto? — No. No voy a arriesgar a mi familia. Yo sola me involucré en esto.

—Todo esto es mi culpa —murmuré reteniendo las lágrimas.

Alexander tiró de mi ligeramente, sentí la firmeza y suavidad de su torso, su olor a canela se fue colando por mi nariz provocándome un leve estremecimiento, el corazón del ojiverde comenzó a palpitar con fuerza lo que alteró aún más el mío. Por un momento me deje llevar por el ritmo descontrolado de su corazón.

Me alejó un poco y elevó mi barbilla un poco para que lo mirara.

—Aunque medio mundo se revele no permitiré que ese sujeto te lastime —susurró acariciando mi mano lastimada.

En sus ojos percibí nostalgia. Tristeza.

Tenía un millón de dudas saltando en mi cabeza, pero necesitaba algo en que creer, algo a que aferrarme.

Lo abracé, lo abracé porque necesitaba sentir ese ritmo otra vez.

—Entremos —lo escuché decir con su barbilla apoyada en mi cabeza.

Respiré profundo y me preparé para enfrentarme a la tempestad de esa mujer otra vez.

Cuando entramos ella había desaparecido del recibidor, alexander siguió caminando así que le seguí, llegamos a la cocina en ella había un hombre que aparentaba unos cuarenta años, se sorprendió un poco al verme.

—¿Deseas algo? —preguntó alexander tocando mi espalda.

Tenía el estómago sellado.

—Solo un té, por favor —susurré notando como el hombre me miraba con atención.

—Por supuesto — asentó con la cabeza.

—Tengo que hacer unas llamadas, espérame en la cocina —informó Alexander mirando su celular.

Me giré para verlo subir las escaleras.

—¿Té verde o manzanilla?

—Manzanilla estaría perfecto.

El amable hombre me regaló una sonrisa antes de darme la espalda.

Media hora más tarde me encontraba en la enorme cocina con mi té de compañía, veía el reflejo de la bombilla que apreciaba en la reluciente encimera negra, cuando de repente sentí un escalofrío.

Latidos PeligrososWhere stories live. Discover now