Capítulo Diesiocho.

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Anhelaba arrebatarme, pero la mirada desentendida de esa mujer aún sigue sobre nosotros.

¡Puta! ¿¡Por qué mierda no dice nada!?

Para disimular un poco la gran intensidad de enojo que tenemos, dejé que me arrastrara a su antojo.

—¡Johan! —ambos volteamos cuando escuchamos un grito a nuestras espaldas —¡Créeme, ya no volveremos a molestarte, solo dámela un momento! —Jessica apareció de la nada para agarrar mi mano libre y atraerme a su cuerpo, pero como el agarre de Johan seguía presente quedé con los dos brazos estirados en medio de los dos.

—Woah, ¿Deberíamos esperarnos? Johan se nota impaciente por su “momento a solas” —supe que estaba salvada cuando vi a todo el grupo de mujeres sonriendo agraciadas.

No sé si fue por la presión social pero terminó soltando mi mano, dándole a mi cuerpo una falsa libertad, falsa porque repentinamente envolvió su brazo por mi cintura, para jalarme hacia su pecho, en donde mi espalda quedó pegada.

Una corriente eléctrica pasó por todo mi cuerpo al sentir su respiración en mi desnudo cuello.

—Te espero afuera, Verónica, no he terminado contigo —susurró causando una especie de placer y odio en mi, ¿Tiene los pantalones de tratarme de la misma manera que lo hizo con la rubia? —No tardes —me besó en el cachete seguramente para disimular. Toqué mi mejilla sosteniendo la mirada enojada que los dos mantenemos —Bueno, pueden ir…

Indignada devolví mi mirada hacia las mujeres, mismas que tardaron en reaccionar, ¿Les parece extraordinarios los acercamientos que Johan tiene conmigo? ¡Vaya! Se me olvidó buscarlas cuando estaba con aquella rubia, sin dudas habrían quedado con la boca abierta.

—¡Claro! No tardaremos —Jessica recalcó tomando mi mano, para comenzar a guiarme a un lugar lejos de él.

Por estar pensando estupideces, no me di cuenta cuando llegamos a lo que parece ser la sala de estar, ¡Y vaya mierda! Es demasiado lujosa. Su pared de cristal da directamente al lejano mar. Tanto que podria quedarme sentada en uno de estos cómodos sofás, y ver las traviesas olas.

Amablemente las chicas me invitaron a sentarme en los acolchados sofás color crema. Ellas también se sentaron pero manteniendo una razonable distancia conmigo, eso hizo que sonriera, a diferencia de la primera vez, se ven más educadas.

—Nosotras…—Jessica fue la primera en pronunciar algo, aparentemente apenada —Maritza nos hizo ver que lo que dijimos fue una estupidez de adolescentes… no lo quisimos decir para incomodarte y mucho menos con la intención de arruinarte la noche, perdónanos…—habló por todas, mismas que mantienen la mirada baja,  aparentemente arrepentidas.

No fue difícil saber que Maritza es la rizada agradable, que ahora me está sonriendo.

—Si, debimos evitar hablar de esa mujer, sobretodo en tu presencia. Pero es que cuando se trata de los hermanos Carson es difícil controlar nuestra lengua —dijo otra culpable.

—Exacto, era obvio que no eras esa mujer, y escuchar que alguien despreciable estuvo en la vida de tu esposo debió ser incómodo….

Centro mi vista en un objeto aleatorio, ¿Será muy sospechoso que les pregunte acerca de esa mujer? Es que no soporto el enigma, ¿¡Por qué mierda Johan fue tan atrevido con ella!? ¿Hay probabilidad que sea su ex?

—Yo… no debí actuar así, pero es que sentí celos y rabia. Johan nunca me contó de ella, admito que fue horrible enterarme con boca ajena –me hice la dolida —¿Ustedes jamás vieron a esa mujer? Es que me causa curiosidad quien fue quien lo lastimó…

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⏰ Last updated: May 21 ⏰

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Seduciendo A Las Rosas [Oficial]Where stories live. Discover now