003. Lealtad entre traidores.

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Leiko regresó a las instalaciones del colegio como si nada hubiera pasado, ganándose una sanción administrativa por parte de los héroes profesionales y exigiendo una explicación sobre dónde había metido su trasero las últimas veinticuatro horas. A los ojos del pelinegro, ninguno de ellos era lo suficientemente digno o civilizado para entablar una conversación tranquila. Todo era gritos, golpes y exigencias que no les correspondían. Prácticamente instruían a jóvenes del continente asiático para asesinar personas sin ir a prisión solo por tener una licencia del gobierno, pero ese no es la razón que impulsó a usurpar la identidad de Midoriya Izuku.

     Él no estaba a favor de los héroes, mucho menos de los villanos. No anhelaba ser un profesional ni formaba parte de la Liga de Villanos, simplemente coexistía entre ambos mundos.

     Si lo pensamos de manera profunda, únicamente visitaba la guarida de Shigaraki Tomura en Ciudad Hosu cuando este lo llama en busca de opiniones sobre sus planes maquiavélicos o cuando él necesitaba un poco de ayuda. Leiko era un delincuente sin manada, alguien independiente que ansiaba vengarse de quienes lo hicieron sufrir.

     Alrededor de las diez de la mañana, el director Nezu envió a Aso de regreso a su salón de clases. Por instrucciones directas de los Altos Mandos de Japón, Aso Leiko sería incluido en el Departamento de Héroes profesionales mañana mismo, sin olvidar que recibiría terapia dos veces a la semana con la psicóloga escolar hasta recuperar sus recuerdos como Midoriya Izuku. Evidentemente, Leiko desistió y discutieron durante tres horas, pero ninguno de sus falsos esfuerzos por permitirle continuar en Estudios Generales fueron exitosos.

     Já, al diablo con Estudios Generales. Finalmente consiguió colarse entre los aspirantes a héroe profesional sin levantar sospechas.

     Caminó por el tercer piso en busca de una máquina expendedora que vendiera sus golosinas favoritas, encontrándose a una estudiante castaña recargada sobre la pared al otro lado del pasillo. No resistió sus impulsos y se dirigió hasta ella. Sabía perfectamente de quién se trataba. La chica sonríe con malicia cuando lo atrae hacia uno de los salones vacíos, dándoles la oportunidad de hablar con calma, cautela y sin miedo a ser escuchados por terceros. Que los estudiantes del aula estuvieran en educación física les cayó como anillo al dedo.

—Dabi no mentía cuando dijo que amabas darle mil vueltas al asunto. Han pasado siete meses desde que entraste a yuuei y recién comienzas tu venganza, Leiko —fue lo primero que menciona Uraraka cuando Aso cierra la puerta deslizante con seguro, echándole un vistazo a ambos sentidos del pasillo sin percibir una sola alma.

—¿Nunca has escuchado que lo importante no es la meta, sino aquello que aprendas en el camino?

Ugh. Deja tu basura sentimental para otro día —se ríe mientras toma asiento en uno de los pupitres de la primera fila. Leiko le sigue de cerca, abandonando su mochila sobre el escritorio. — Si te soy honesta, pensé que descubrirían tu parentesco con Midoriya Izuku desde los exámenes de ingreso. Ambos son dos gotas de agua. Lo único que los distingue es tu cabello negro y personalidad insoportable.

—Los héroes no destacan por su inteligencia. Su estúpida fuerza y ganas de suicidarse es lo que los vuelve famosos —alegó echando la cabeza hacia atrás y cruzándose de brazos. Puede escuchar las carcajadas, gritos y explosiones de quienes pasan un momento agradable en las áreas verdes.

—Escuché que te mandarían con la loquera hasta que puedas "Recordar" tu pasado.

—No oíste mal. Creen que tengo estrés postraumático y mi cerebro reprimió todos esos recuerdos como una manera de protegerme.

—¿Cómo le harás para fingir que estás enamorado de Todoroki Shoto? —cuestionó al mismo tiempo que tambalea sus pies de atrás a adelante, como si fuera una infante en jardín de niños.

𝐁𝐔𝐑𝐍 𝐈𝐓 𝐓𝐎 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐎𝐔𝐍𝐃 ──── DEKUKATSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora