―No lo son ―declaró firmemente antes de darle otra mordida a su emparedado, se limpió las migajas de su mejilla con el dorso de su mano. La miré confundida, Elisa y yo casi nunca diferíamos en algo, normalmente siempre buscábamos temas de conversación donde tuviéramos opiniones similares. Hoy no era el caso―. No son idénticos.
Cuando terminó de recalcármelo, tomó su botella de agua y empezó a beber. Los pasillos de la escuela siempre estaban iluminados en la hora del receso, sin embargo, había estado lloviendo y los mosaicos parecían grises en vez de blancos. Nos gustaba desayunar en las bancas que estaban al lado de nuestro salón, bastante oportunas porque estábamos en el sexto piso y ninguna tenía una condición física que nos permitiera rondar de aquí para allá.
La tranquilidad de ese lugar, el barullo que provenía de las canchas y el aire fresco que corría entre los pasillos eran el pan de cada día. Mirar por el balcón a los demás estudiantes y dormir en nuestras bancas, eran de los pasatiempos que solíamos disfrutar.
―Llevamos aquí como una semana ―le dije mientras miraba los restos de mi pastel, no era el desayuno más adecuado, pero me solía dar ese placer en mi último año de preparatoria―, ¿y ya los puedes distinguir?
―¡Por supuesto! ―alardeó sonriendo, se ajustó los lentes de pasta gruesos y se dirigió al bote de basura más cercano―. Cole es más alto que Dylan, uno tiene pecas, el otro no...
―¿Quién sí las tiene? ―la interrumpí.
Elisa desvió la mirada y frunció el ceño tratando de recordar, negó con la cabeza unos segundos después cuando descubrió que tampoco los distinguía al 100%.
―El caso es que los aprenderás a diferenciar cuando pases más tiempo con ellos ―aseguró con fervor, tomó el plato desechable de mis manos y me hizo el favor de tirarlo a la basura.
Dejé caer mis hombros, la idea no me gustaba para nada.
―¿Tú pasas tiempo con ellos? ―le cuestioné encogiéndome de hombros―, ¿desde cuándo les hablas?
―Sólo he hablado con Cole, el que se sienta detrás de ti ―aclaró Elisa―. Es un buen tipo, muy amable.
"¿Amable?" pensé, inconscientemente hice una mueca de desagrado. Jamás usaría esa palabra para describirlos.
―Yo no quiero pasar más tiempo con ellos ―refunfuñé, aunque hacer una rabieta no iba a hacer que Elisa cambiara de opinión―, ¡me traen harta! No se callan en clase, me piden la tarea y todavía tienen el descaro de decirme que la hice mal.
Ella suspiró y se cruzó de brazos:
―Exageras, nunca los he oído hablar en clase. Las que no se callan son las tontas que se sientan a tu alrededor. Además, ellos te hacen un favor al ayudarte con la tarea ―declaró.
Reviré los ojos, no quería aceptar que ella tuviera razón.
―No me quejaría tanto si me sentara a tu lado ―mascullé, empecé a jalar mi cabello con timidez, lo que fuera para cambiar el tema de los hermanos Sprouse.
Elisa se movió de un lado al otro, cerrando con fuerza los ojos, así era como se ponía a pensar. Luego de un rato de meditarlo, se le iluminó el rostro y chasqueó los dedos victoriosa. Su actitud tan caricaturesca me sacó una risita.
―¡Le diré a Adam que se recorra un lugar hacia atrás! De seguro, aceptará.
―¿Quién es Adam? ¡Cómo es que te aprendiste los nombres tan rápido? ―puse mis manos en mi cabeza, no podía creer que ella estuviera socializando tan fácil con los de nuestro salón, mientras que yo sólo me sabía el nombre de 4 personas.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
✨ Both of You ✨ Cole & Dylan Sprouse
RomantizmCrees que eres más lista que ellos, que puedes salirte con la tuya. Parece muy fácil, lo has visto en el cine, la televisión y en libros clichés: Los gemelos te conocerán, los dos se enamorarán y se pelearán por ti. Escogerás uno o saldrás con amb...
