──Sixième partie.

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Al abrir los ojos, Jisoo sonrió alegremente al ver finalmente el bosque donde todo había empezado.

Lisa caminó, apenas unos pasos, para quedar así bajo los rayos de la luna.

─He pasado tanto tiempo en la oscuridad que ya me había olvidado de lo hermosa que es la luz de la luna. ─ Lisa observó una pequeña mariposa blanca danzar a su alrededor, y no pudo con la emoción. Imitó sus movimientos, bailando entre los árboles, jugando con la nieve, disfrutando del frío de la noche.

Jisoo, por unos segundos, olvidó que tenía un prometido esperándola en el pueblo, y suspiró encantada ante la belleza de quien se suponía era su esposa.

Lisa se acercó a ella, abrazándola por el cuello antes de seguir bailando, con sus sonrisa de oreja a oreja, haciendo que sus narices se rozaran sólo de vez en cuando. Jisoo no se dio cuenta en realidad cuando sus manos tomaron la cintura de la chica y las dos comenzaron a danzar. Mariposas blancas, en más y más cantidad, las rodearon juguetonas, acompanándolas cual niñas al jugar.

─¿Les gustará bailar a tus padres?─ Inquirió la chica, acariciando con sus gélidos dedos la nuca de la viva. Jisoo regresó finalmente a tierra, angustiada de haberse olvidado de sus prioridades en un momento como ese. E ignorando lo correcto que se sentía tener a Lisa entre sus brazos, se alejó sentándola sobre una gran roca.

─Claro que sí pero, creo yo, que primero debería preparar a mis padres para la noticia. Iré a verlos y tú aguardarás aquí. ¿Sí?─ Jisoo estaba improvisando, tragándose la culpa al ver la inocencia en los ojos de la otra chica.

─¡Perfecto!─ Acordó Lisa, aplaudiendo tras ello.

─Espera aquí, vuelvo enseguida. ─ Jisoo la rodeó, caminando lentamente sin quitarle la vista de encima.

─¡Está bien!─ La novia mordió su labio inferior, observando los árboles con una gran sonrisa.

─Sin trampas. ─ fue lo último que dijo la viva, provocando que Lisa riese divertida ante su insistencia, antes de salir corriendo tan rápido como pudiese hacia el pueblo.

Quizás debió elegir mejor, pero al primer lugar al que huyó fue a la casa de los Jeon, desesperada por arreglar el matrimonio. Se detuvo frente a la gran puerta, acomodándose el cabello y mirándose en el reflejo de una de las ventanas, antes de pegar su oido a la madera.

─¡Si vuelvo a ver a alguno de los Kim, lo estrangularé con mis propias manos!─ Ese era el señor Jeon, no cabía duda, y Jisoo se tapó la boca por el horror.

─Tus manos son muy grandes y su cuello muy gordo, una soga funcionará mejor. ─ Jeon Somi, eso seguro, y la puerta fue trabada desde adentro dejando a la chica afuera, para su suerte.

Jisoo pensó, y vio el balcón de Jungkook como opción. Quizás el amable chico le sería de ayuda.

─Soy la voz de tu conciencia, escucha lo que digo, esa chica me da muy mala espina. ─ Una voz, muy cercana como para ser del pueblo, susurraba a Lisa cosas que ella no quería considerar. Frunciendo el ceño se levantó, buscando con la mirada a la dueña y no le sorprendió ver una cabellera rubia tras un árbol caído.

─¡Rosé! ¡Ve a comerle la cabeza a otro!─ Gritó, cruzándose de brazos. ─Jisoo fue a ver a sus padres, yo confío en ella.

─Usa tu cerebro putrefacto, por favor. ─ Gruñó la otra chica, levantándose para acercarse a Lisa con una mueca de molestia muy obvia en sus labios.

─Debe haber una razón para que esté tardando tanto. ─ Lisa no quería dejarse llevar por su amiga, por sus inseguridades, por tanto. Ella confiaba en su esposa, en la persona que algún día llegaría a amarla.

Porque lo haría ¿No?

Aunque fuese una mujer.

─No dudo que sea así, ¿Por qué no se lo preguntas?─ Rosé la abrazó por la espalda, susurrando, maliciosas palabras para herirla y asustarla. Rosé siempre había sido así, tan desconfiada.

─Lo haré. ─ Lisa se removió, soltándose de los brazos de su insegura amiga.

─De todos modos, no llegará lejos con los pies congelados. ─ Susurró Rosé, desapareciendo entre los árboles tras las pisadas de la fugitiva esposa.

Jisoo, mientras tanto, luchaba por subirse al balcón de su prometido.

Jungkook frunció el ceño cuando oyó algo tras su enorme ventanal y, dejando de lado un acolchado que él se empeñaba en arreglar, se giró, hallándose a su prometida tras la ventana.

─Tiene que ser una puta broma. ─ Murmuró, acercándose al balcón para finalmente abrir la puerta, dejando entrar a la chica. ─¡Jisoo! Me alegra mucho verte, acércate al fuego. ─ Expresó, con fingido alivio, llevándolos juntos a la chimenea.

Sus ojos se fijaron, como la solución a todos sus problemas, en el atizador de carbón que había a su lado.

Quizás, si lo hacía bien, podía apuñalarla y decir que ella habia intentado... ─¿Qué te pasó?─ Inquirió, acercándose disimuladamente al trozo de fierro, enrojecido por el fuego.

─Ayúdame, ya no sé qué hacer. ─ Rogó, tomándolo de las manos mientras se acercaba más y más a su rostro, desesperada. -Me he casado hoy, te juro que no fue planeado. ─ Susurró, y entonces la puerta del ventanal se abrió dejando ver a Lisa.

Dios, sus ojos. Esos tristes ojos.

─¿El es tu hermano?─ Susurró, acercándose a Jisoo algo confundida, o más que eso, temerosa.

─Soy su prometido, en realidad. ─ Susurró Jungkook alejándose de la lúgubre pareja. ─¿Jisoo? ¿Qué es esto?─ Inquirió, tomando el atizador tras su espalda.

─No, escúchame, mira. ─ La chica tomó el rostro de Lisa y le mostró al chico sus heridas, su piel pálida. ─Es un cadáver, es una mujer, está muerta.

Lisa abrió la boca, dejando escapar un jadeo tembloroso antes de empujar a Jisoo y alejarse, clavando su vista en el suelo.

«Es una chica. Está muerta»

─Infernáculo. ─ Balbuceó, tapándose el rostro, antes de que tanto Jisoo como Lisa se desvaneciesen en una nube de humo puramente negra.

✧ 𝙚𝙡 𝙘𝙖𝙙𝙖𝙫𝙚𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙣𝙤𝙫𝙞𝙖 ; 𝘭𝘪𝘴𝘰𝘰Where stories live. Discover now